Rayven no podía creer que realmente estuviera preocupado por Aqueronte. El hombre no se encontraba bien del todo y su amigo Lázaro parecía indiferente a su situación. Eso era raro. Definitivamente habían tenido una pelea.
¿Y qué estaba pasando con Skender?
Tan pronto como la reunión terminó, Aqueronte salió corriendo de la habitación como si no pudiera soportar estar allí ni un segundo más. Rayven supuso que debía ser su hambre controlándolo.
—¿No deberías ir tras él antes de que mate a alguien? —preguntó Blayze a Lázaro una vez que estuvieron solos.
—Estoy cansado. ¿Por qué no intentas tú ayudarlo? —respondió Lázaro.
—Él y yo somos una mala combinación —dijo Blayze.
Probablemente tenía razón. Ambos tenían problemas con el control y podrían terminar matando a alguien.
—¿Majestad? ¿Le importaría volver al mundo real? —Lázaro se volvió hacia Skender.
Los ojos de Skender volvieron y miró a Rayven. —Necesito hablar contigo —dijo levantándose.
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