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Pequeño como un pañuelo

El tiempo pareció detenerse para Yuzu. Esa voz neutra y llena de autoridad la envió lejos, a una dimensión que creía perdida.

-Hola mamá -dijo la muchacha evidentemente feliz- Él es mi novio Kenji Asano y ella es su madre Yuzuko Okogi.

-Es un gusto conocerla Señora Udagawa- dijo el chico puesto de pie.

-Mei Udagawa, un gusto conocerte al fin muchacho.

Yuzu parecía una estatua de cera, pálida por la impresión luego de escuchar ese nombre que llevaba grabado a fuego en su alma. No podía ponerse de pie, mucho menos girarse para saludar.

-Mamá, ¿estás bien?- preguntó Kenji tomando a su madre por el hombro -La madre de Misato te está saludando.

-Yuzuko Okogi- al fin atinó a decir, tartamudeando -Ya veo de dónde tiene Misato su especial belleza.

Mei sintió un golpe como el de una bomba cuando esa rubia le dió la mano, el calor de ese breve contacto fue como una descarga que la estremeció hasta lo más profundo de su corazón, que creía muerto desde hacía más de veinte años.

-Señora Okogi, es un gusto conocerla- dijo con su habitual habilidad para camuflar sus emociones -Tomemos asiento. !Mesero¡, la carta de vinos por favor.

-"Ya veo de dónde Misato tiene su especial belleza" ¿Por qué dije esa tontería?- pensaba la rubia mientras trataba de encontrar el modo de huir de ese lugar.

-Me parece que la he visto antes, pero no logro recordar de dónde...- la pelinegra miraba a su hermana con intriga.

-Estudié dos años en la Academia Aihara, pero al iniciar el tercer año decidí ir a una escuela pública.

-Mamá- viendo sorprendido a su madre -¿No te graduaste en Aihara?

-Si hijo- mientras se rascaba la nuca -me retiré porque no aguantaba sus rígidas reglas y a su petulante Presidenta Estudiantil- esto último dicho con saña hacia Mei-.

-Yo era la Presidenta Estudiantil- lanzando hielo violeta a la rubia -Debía preservar la reputación de la escuela y, ya que lo recuerdo, tú eras una gyrau que no sabía nada de buen comportamiento, ruidosa, revoltosa y llamativa en exceso junto a tu amiga Taniguchi...

-Así que eran ciertas las historias sobre ti mamá- dijo la niña con cara de incredulidad -Que eras la Presidenta más rígida que tuvo Aihara. La profesora Momokino me habló una vez sobre sus años de escuela a tu lado.

-¿Cómo que petulante? ¿Cómo que tu hijo no sabe de tu tiempo de tu tiempo en Aihara junto a mí?- Por un segundo la armadura de Mei crujió -Parece que el chico no sabe sobre nuestra relación familiar; así que debo mantener la fachada.

Mientras el mesero servía la primera copa del Cabernet Sauvignon que Mei había ordenado, Yuzu decidió llevar la conversación hacia otro lado para no morir allí mismo.

-Bien... pero esta tarde no se trata de mí o de tu madre. ¿Cómo conociste a mi hijo Misato?

-La escuela fue sede de un evento nacional de robótica y la escuela de Kenji asistió, allí compitieron contra nosotros en semifinal. Al terminar el evento él se acercó a mí y me pidió mi dirección de Facebook.

-Kenji parece ser un buen chico; pero ¿Qué te dije Misato sobre dar tus redes sociales?

-¡Mamáaaaa!- en tono de queja -No me hagas eso ahora.

-Lo siento Señora Udagawa, fue una indiscreción de mi parte- musitó el jovencito bajando la cabeza.

-Ya déjalos Presi- en defensa de los adolescentes -Es otra época.

-Está bien. Apruebo que salgan, pero estarán a prueba; si veo cualquier cosa, por insignificante que sea, se termina. ¿Entendido Misato?

Yuzu tuvo éxito en desviar la charla, pero su mente, su vista y sobre todo su corazón habían caído de nuevo en el mar violeta de Mei Aihara.