Casa Okogi
-Apresúrate mamá, llegaremos tarde al festival.
-En cinco minutos salgo, ya lo verás.
-Como si alguna mujer cumpliera esa promesa… Está bien mamá, ya está acá el taxi.
Frente al espejo estaba parada una rubia de 1.70 mts, quien repasaba por enésima vez su apariencia. El outfit constaba de botines marrón, un pantalón del mismo tono, cómodo pero que dejaba ver sus formas, una blusa blanca combinada con una chaqueta de motociclista negra y el toque final: dejó abiertos dos botones de la blusa, de modo que se viera el anillo que colgaba de su cuello.
Mientras pasaba los dedos por su pelo, que había cortado a la altura de los hombros, su mirada esmeralda dijo:
-Abierta pero sin presión… ¡Ja! Voy vestida para matar Mei. No te lo vas a creer.
-Tendrás que verme MI AMOR.
-¡Mamá! El taxi cobra por minuto…
Academia Aihara
La directora y dueña de la prestigiosa Academia Femenina Aihara repasaba el discurso que pronunciaría ante la comunidad presente para el festival, cuando el sonido de su alarma le indicó que era hora de dar inicio al evento.
Pero, por un impulso que no logró comprender, antes de salir se paró frente al espejo de cuerpo entero tras la puerta del baño.
Repasó el suave, casi imperceptible, rosa de su pintalabios y su pelo negro brillante, recogido en un sobrio moño.
El elegante traje ejecutivo negro, con el escudo de la Academia Aihara iba rematado con una corbata; pero en esta ocasión, sin hacer caso al buen juicio se la quitó y abrió la camisa, dejando ver el precioso anillo que selló su amor eterno.
-Presiento que este día no terminará sin que te vea Yuzu… si llega a ser así, el brillo de este anillo te dirá que aún soy tuya.
Mientras Yuzu estaba con la mente y el corazón abrazados a su ex-amante/hermanastra: el hijo y la nuera afinaban, vía chat, los detalles de la trampa.
-¿Qué pasa? ¿Por qué no llegas? ☹
-Cariño, mamá se tardó una vida entera en vestirse •
-Eso facilita las cosas… yo ya tengo todo listo para ellas en el concierto de cierre.
-¿Me puedes adelantar algo?
-Sólo que es de la banda favorita de mamá.
-Y cambiando de pareja: ¿Bailarás conmigo?
-¡Claro que sí! No bailaría con nadie más, con todo y lo torpe que eres… ☺☺
-Ja, ja, ja… Muy graciosa. Te veo en la entrada.
Para cuando bajó al auditorio para la ceremonia de apertura, Mei estaba concentrada, como un francotirador en busca de su objetivo.
Miraba a todos los presentes, ansiosa por hallar la luz jade que tanto extrañaba.
-Es inútil… no vendrá. Ya es hora de ponerme la careta.
-"Estimados padres de familia, colegas educadores y sobre todo, mis queridas alumnas: Bienvenidos…"
Veinte minutos después
-Me siento rara Kenji, hace veintitrés años crucé por primera vez este umbral y aún me parece intimidante.
-¿Tan mal la pasaste mamá?
-No, para nada. Tuve experiencias muy buenas aquí: conocí a Harumin, hice despedir a un profesor y por encima de todo… ELLA.
-Hablando de eso, no me has dicho su nombre ni por qué se dejaron.
Iban hablando cuando una mujer, vestida con uniforme de docente de Aihara, se interpuso en su camino.
-Sólo se admiten a padres de las alumnas.
-Uh, lo siento, fuimos invitados por Misato Udagawa- respondió el chico.
-¿Ah sí? Y ustedes son…
-Él es Kenji Asano, novio de Misato y yo Yuzuko Okogi, su madre.
-¿Yuzuko?- la profesora se puso pálida.
-Sí, ¿Acaso te conozco?
-Si… soy Himeko Momokino.
-¡Wow! No te lo creo, te ves muy diferente Ricitos- con dos cejas en lugar de una.
-Dime algo: ¿Sigues acosando a la presi o ya lo superaste?
-¿Qué te pasa? Sigues siendo la misma revoltosa que se puso en medio de MeiMei y yo…- espetó la irritada vicepresidenta.
Kenji escuchaba con atención y pensaba: -Conque si… en definitiva mi madre y mi suegra tuvieron algo. Esto va a ser bueno.
-Mamá, si me disculpas voy a buscar a Misato.
La directora observaba a detalle cada una de las exhibiciones del festival, sintiéndose orgullosa de haber hecho un buen trabajo con el legado de su abuelo. Sin darse cuenta tropezó con Momokino, quien discutía acaloradamente con alguien.
-Oh, lo siento Himeko… se puede saber qué…
Por Dios… ¡es ELLA!
El tiempo retrocedió para aquellas mujeres. Volvieron a ser la Presidenta del Consejo Estudiantil y la chica nueva que llegaba transgrediendo las normas.
El verde y el violeta se cruzaron fusionándose mutuamente y dos anillos de oro fueron atraídos por una fuerza más allá de lo natural.
-Mei, mi dueña. Ven a mí por favor, déjame abrazarte y amarte como si no hubiera un mañana.
-Yuzu, mi dulce Yuzu. Ven, ¡Rescátame de mi propia oscuridad! Bríndame la bendita miel de tus labios y devuélveme la vida con la calidez de tu sonrisa.
Los genios de la física moderna dicen que el tiempo no es universal, sino relativo… Pues para las antiguas hermanas y amantes, ese tiempo fue eterno en una conversación y declaración de amor silenciosa, dicha con el lenguaje de las miradas. El universo mismo dejó de existir en la dimensión de Yuzu y Mei.