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Compañeros Pecaminosos

Viviendo en su coche en su lugar de trabajo, la vida de Imogen estaba lejos de ser grandiosa. Con una madre enferma, un trabajo exigente y luchando con ser sin hogar y completamente sin dinero por los gastos del hospital. No pensó que las cosas pudieran empeorar. Pero el destino le gustaba darle patadas cuando estaba caída, justo cuando creía que había tocado fondo, se entera de que los mismos hombres para los que trabaja son sus compañeros de alma y se ve arrastrada a un mundo del que no quiere ser parte, ella valora su humanidad y ellos se niegan a renunciar a ella, en cambio, ofrecen solucionar todos sus problemas, pero hay una trampa: los humanos están prohibidos en su mundo, por lo que para estar con ellos debe renunciar a lo único que le queda, su vida. Justo cuando piensa que ha tomado una decisión y siente que pertenece, descubre que tenían más secretos, y ahora no quiere más que escapar de sus garras y seguir con su vida. Cuando su vida comienza a perder el control y ellos la toman, ¿resistirá al vínculo y renunciará a su vida? Ella sabe que nunca se liberará de ellos y siendo humana frente a un licántropo y un vampiro podría ser considerada un pato sentado, presa fácil, y ahora debe encontrar una manera de resistir los impulsos del vínculo que nunca supo que existía, resistir la tentación que son ellos, pero sobre todo descubrir quién es realmente, porque su familia también tiene secretos, y esos secretos emergen causando un mundo de dolor pero también dándole un deseo de sobrevivir.

Jessica Hall · Fantasy
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101 Chs

Capítulo 80

El POV de Theo

Desde el momento en que hundí mis colmillos en su cuello, pude sentirlo. Deslizándose por su torrente sanguíneo. Su sangre sabía igual que antes de que se transformara, lo que realmente me sorprendió. El sabor inicial al tocar mi lengua me abrumó, tanto que sentí que mi agarre en su garganta se hacía más fuerte. La sed de sangre se apoderó completamente de mí. Pero eso no era todo lo que saboreaba. Al principio no reconocí lo que era. Bueno, hasta que sentí sus frías ramificaciones penetrar en mí. Sabía que algo estaba mal cuando hundí mis colmillos en ella por primera vez pero no pude darme cuenta de qué hasta que lo sentí.