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Compañeros Pecaminosos

Viviendo en su coche en su lugar de trabajo, la vida de Imogen estaba lejos de ser grandiosa. Con una madre enferma, un trabajo exigente y luchando con ser sin hogar y completamente sin dinero por los gastos del hospital. No pensó que las cosas pudieran empeorar. Pero el destino le gustaba darle patadas cuando estaba caída, justo cuando creía que había tocado fondo, se entera de que los mismos hombres para los que trabaja son sus compañeros de alma y se ve arrastrada a un mundo del que no quiere ser parte, ella valora su humanidad y ellos se niegan a renunciar a ella, en cambio, ofrecen solucionar todos sus problemas, pero hay una trampa: los humanos están prohibidos en su mundo, por lo que para estar con ellos debe renunciar a lo único que le queda, su vida. Justo cuando piensa que ha tomado una decisión y siente que pertenece, descubre que tenían más secretos, y ahora no quiere más que escapar de sus garras y seguir con su vida. Cuando su vida comienza a perder el control y ellos la toman, ¿resistirá al vínculo y renunciará a su vida? Ella sabe que nunca se liberará de ellos y siendo humana frente a un licántropo y un vampiro podría ser considerada un pato sentado, presa fácil, y ahora debe encontrar una manera de resistir los impulsos del vínculo que nunca supo que existía, resistir la tentación que son ellos, pero sobre todo descubrir quién es realmente, porque su familia también tiene secretos, y esos secretos emergen causando un mundo de dolor pero también dándole un deseo de sobrevivir.

Jessica Hall · Fantasy
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101 Chs

Capítulo 30

—Tenemos que irnos a dormir pronto, tengo que trabajar mañana —dice Tobias. Bostezo de repente sintiéndome cansada, debe ser tarde. Voy a decir algo pero me detengo, sin querer repetir lo de antes. Los sigo hasta la habitación y me meto en la cama. Tobias se quita la camisa y se mete a mi lado. Theo enciende una pequeña lámpara y agarra un libro antes de tumbarse a mi lado. Mis cejas se fruncen confundidas. —¿No estás cansado? —pregunto.

—Los vampiros no duermen, Imogen.

—Pero te vi dormir —pregunto confundida.

—No, no dormimos, pero entramos en un trance que se parece al sueño —me dice Tobias. —bosteza a mi lado y me empuja contra él.

—¿Qué quieres decir?

—Bueno, es como estar atrapado en tus propios pensamientos, de alguna manera atrapado. No te das cuenta del paso del tiempo —dice.

Odio estar atrapado en mi propia mente; es mi mayor crítico, no podría imaginar estar atrapado en ella. —¿Cuánto dura? —Theo parece pensar un segundo antes de responder.