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Capítulo 15

Ese mismo día de la expulsión de Ash, él junto a su hermano Kai estuvieron pensando a dónde irían y qué harían. Tras pensar, Ash tuvo un pensamiento sobre su otro mundo y los cómics que se la pasaba leyendo. Si este mundo es tal como en sus cómics, supo con seguridad que en este reino habría un gremio de aventureros. Mientras Kai le gritaba que lo escuchara, Ash pegó un grito de felicidad diciendo que tenía un plan. Tomaron sus maletas y se dirigieron a la plaza para poder preguntar sobre el lugar. Después de ser ignorados y mucho insistir a las personas, un hombre les indicó dónde se encontraba. El hombre, señalando con la mano, mencionó que entrando por la puerta del reino debían dirigirse al oeste, refiriéndose a la izquierda, uno de los tres caminos que había en la entrada del reino.

Con mucho ánimo y agradecimiento, corrieron en la dirección indicada. Una vez en la entrada del gremio, quedaron asombrados por la estructura, muy antigua a su parecer, viendo cómo el edificio se erigía imponente en el centro de la ciudad. La fachada robusta del gremio y el letrero de madera tallada que colgaba sobre la entrada principal capturaron su atención. El letrero, hecho de madera oscura y resistente, tenía grabado en letras doradas y elegantes: "Gremio de Aventureros del Fénix". En el centro, un fénix en vuelo, pintado con detalles en rojo y oro, parecía cobrar vida con cada rayo de sol que lo iluminaba.

Se acercaron a la puerta del gremio, hecha de madera maciza reforzada con bandas de hierro, que daba una sensación de seguridad y antigüedad. Al cruzar el umbral, entraron en un amplio vestíbulo con suelos de piedra pulida que reflejaban la luz de las antorchas colgadas en las paredes. A la izquierda, un gran tablón de anuncios, abarrotado de pergaminos y notas con misiones y encargos, capturó la atención de los aventureros que se congregaban allí, discutiendo las misiones más recientes y emocionantes.

A la derecha, un mostrador de recepción se alzaba con un recepcionista diligente que atendía a los aventureros, registrando nuevas misiones y ofreciendo información vital. El corazón del gremio era la sala común, que ocupaba la mayor parte del primer piso. Mesas de madera y bancos estaban dispuestos en un patrón que fomentaba la camaradería. En el centro de la sala, una chimenea grande emanaba un calor acogedor, y el crepitar del fuego añadía un confort rústico al ambiente. Las paredes estaban adornadas con estandartes, armas, escudos y trofeos de misiones pasadas, como cabezas de monstruos disecadas, cada una contando su propia historia de valor y aventura.

Al fondo del primer piso se encontraba la barra, un lugar bullicioso donde se servía comida y bebida. El aroma de estofados y pan recién horneado llenaba el aire, mezclándose con el sonido alegre de las conversaciones y el tintineo de vasos. Detrás de la barra, la cocina siempre estaba en movimiento, con cocineros preparando platos para los hambrientos aventureros.

—¡Este lugar es increíble! —exclamó Kai, sus ojos brillando de emoción.

—Sí, realmente es impresionante —respondió Ash, mirando a su alrededor con admiración.

Una escalera de madera, situada al lado del mostrador de recepción, llevaba al segundo piso. Los escalones crujían ligeramente bajo los pies, añadiendo un toque de antigüedad al lugar.

—¿Dónde deberíamos empezar? —preguntó Kai, volviendo su atención a Ash.

—Primero, vamos a registrar nuestra llegada y ver qué misiones están disponibles —sugirió Ash—. Después, podemos explorar más a fondo y conocer a algunos de los otros aventureros.

Con determinación, se dirigieron al mostrador de recepción, sin saber que los demás aventureros los miraban atentamente sin saber ellos el porqué. Sin embargo, para el lugar era notorio que estaban asombrados por el uniforme de la academia que llevaban puesto Ash y Kai. En eso, un aventurero que estaba ebrio se les acercó.

—Oigan, ustedes, ¿no deberían estar en clases? Haha, ¿qué hacen en un lugar como este? —dijo el ebrio con un vaso de cerveza en la mano mientras se tambaleaba.

—¿Nosotros? Solo queremos registrarnos para poder aceptar unas cuantas misiones —respondió Ash con seriedad en el rostro, entendiendo que no podían dejar que se burlaran de ellos ni intimidarlos.

—¿Pero a qué te refieres con aceptar misiones? Ustedes no deberían estar aquí en primer lugar, así que retírense —mencionó el ebrio, aumentando su tono de voz con intento de enojo.

—No queremos problemas... —dijo Ash, dirigiéndose con Kai hacia la recepcionista.

—Pero, ¿quiénes...? —dijo el ebrio cuando de pronto le taparon la boca.

—Tomaste de más, amigo mío... hahaha, por favor, ve a descansar —dijo uno de los aventureros mientras cambiaba de expresión, mirando fijamente al ebrio—. No se preocupen, niños. Este tipo tomó de más, no le hagan caso —añadió sonriendo.

Mientras el ebrio se iba a tomar asiento, un poco asustado, escuchaban murmuros de los otros diciendo que el aventurero que lo mandó a sentar era uno de los de más alto rango, conocido por aceptar misiones suicidas. Sin embargo, esto no pareció importarles a Ash y Kai.

—Disculpe, ¿podría registrarnos en el gremio? Queremos aceptar algunas misiones para ganar algo de dinero y, si es posible, quedarnos hospedados en este lugar —dijo Ash con amabilidad.

—¡Por supuesto! Por favor, rellenen este formulario para poder entregarles su placa. Como sabrán, pueden aceptar misiones de acuerdo a su rango. Como están empezando, solo podrán aceptar tareas fáciles como eliminar slimes por esta zona, ayudar en el campo a los agricultores o hacer trabajos domésticos, ¿entienden? —mencionó la recepcionista.

—¡Por supuesto! Y otra pregunta, ¿una hermosa mujer como tú está soltera? —preguntó Kai con rostro coqueto.

Después de recibir una cachetada y un firme "NO" de la recepcionista, ellos terminaron de rellenar el formulario y aceptaron una misión que consistía en limpiar un campo de cultivo de arroz, infestado de plagas. También acordaron quedarse y pagar mensualmente la renta del cuarto. Agradecieron a la recepcionista, Kai pidió disculpas y dijo que no se daría por vencido en saber si estaba soltera o no, y se dirigieron a su nuevo dormitorio. La habitación, aunque sencilla, era cómoda: contaba con dos camas, una mesa y un armario para sus ropas. No era lujosa, pero ellos estaban contentos de poder dormir en un lugar.

—Ash, ¿cómo supiste de este lugar? A veces creo que sabes mucho, puesto que siempre estuvimos juntos y no vi nada como estos lugares—. Kai preguntó acostado en su cama con los ojos cerrados.

—Mmmh, los libros que estuve leyendo mencionaron lugares como este. Simplemente pensé en eso y quise comprobar si aún existía—respondió Ash, también acostado, mirando fijamente la vela sobre la mesa.

—Hoy no fue un buen día, pero creo que aquí podremos llegar a ser lo que anhelamos, hermano—dijo Kai, con su tono de voz cada vez más bajo.

—Ya te lo dije, te hubieras quedado para seguir estudiando y mejorando tus habilidades, tonto—dijo Ash.

—Prometimos ser fuertes juntos, y esa promesa no la romperé, hermano... Por cierto, siempre les escribo a nuestros padres para no preocuparlos—murmuró Kai.

—Muchas gracias, hermano. Se me olvidó por completo. Simplemente... estuve muy distraído por muchas cosas, pero trataré de dejarlo en segundo plano y enfocarme más. Sobre lo que sé... espero un día contártelo, hermano. ¿Kai? ¿Kai? ¿Kai?—. Ash mencionó con un tono nostálgico, cambiando la mirada de la vela hacia su hermano y viendo que se había dormido.