Pop Vs Rock

Estábamos sentados los cinco, dentro del auto, Belch estaba en el asiento de copiloto, ya que estaba algo cansado luego de jugar en la Cantera por 30 minutos. Henry conducía mirandome de reojo por el retrovisor, mientras sonreía ansioso por mostrarme su habitación y otras cosas... cosas que tal vez lleguen a interesar.

Patrick discutía con Victor, ya que el teñido creía que el pop era mejor que el rock, el tipo de música del moreno. Patrick parecía muy enojado con Victor, quien parecía muy enojado con Patrick.

Patrick- Tú, Sas. ¿Que tipo de musica te gusta?- la pregunta de Patrick era una pregunta bastante difícil, digo, amo el rock, pero también amo el pop. Ambos son dos tipos de música increibles, para mi.

Sasha- Bueno... a mi me gustan ambos.

Victor- ¿Como te puede gustar el rock?.

Patrick- ¿Y a ti cómo te puede gustar el pop?. Es aburrido, es muy aburrido.

Henry, Belch y yo eramos los únicos que se quedaban callados y observan los graciosos pero repetitivos argumentos del moreno y el teñido, quienes creían tener la razón sobre el tema, pero no la tenían.

Belch- Bueno... a mi me gusta el rock.

Victor- Nadie te pregunto, panzon- Victor se veía alterado, tal vez sea por los insultos del moreno hacía su pelo y cara, que según el moreno, era más fea que ver a Belch desnudo.

Henry- CIERREN LA MALDITA BOCA- todo el auto fue inundado por un profundo silencio, en donde solo se podían escuchar las respiraciones de los que estaban en este. Henry chasqueo la lengua mientras intentaba no chocar- Bueno... ahora vayamos a lo que es verdaderamente interesante- Henry paro el auto, ya que habíamos llegado a la casa de castaño- Mi casa...

Todos bajamos del auto, mientras yo me miraba bien, para ver si me habia manchado, y si, lo hice. Pero gracias a dios ya habíamos llegado. Y había logrado llegar gracias a Patrick, quien me prestó su ropa interior, cosa que me repugno por un segundo, junto a su chaqueta para que me tape el brazier. Y si, Patrick, debajo del pantalón, no tenía nada.

Entramos a la casa con algo de miedo, todos menos Henry, ya que creíamos que el papá de este si estaba en casa. Pero al ver que no había nadie, un suspiro de alivio salió de nuestras bocas, haciendo que nos tranquilicemos al instante.

La casa estaba ordenada, gracias a dios, pero había olor a cigarrillos y alcohol, era casi tan olorosa como los calzoncillos de Patrick. Al recordar eso, me los saqué al instante, para luego intentar sacarme el olor con las manos. Los demás me miraban burlones, mientras se reían de mi reacción, en especial Patrick. Le entregue los calzoncillos y me acerqué a Henry, mientras miraba mi alrededor.

Sasha- ¿Y el baño?- pregunté de brazos cruzados, con una ceja levantada y la otra fruncida, junto a un tono arrogante. El contrario solo señalo donde quedaba y, con un tono amenazante, hecho a todos de la casa, haciendo que solo quedamos él y yo.

Me encamine hacia el baño, mientras que miraba las habitaciones y pensaba, ¿cual de estas será la de Henry?. Pero mis dudas se borraron al ver una puerta con calcomanías que decían; "no entrar", "si escucha gritos no entre", "ocupado", y entre otros. Segui de largo mientras pensaba; ¿Henry será virgen?, digo, por las calcomanías dignas de llamarse "calcomanias para virgenes, cualquier otra persona que use esto, y no sea virgen, morirá por vergüenza ajena".

Entre al baño y cerré la puerta con seguro, mientras pensaba, ¿ahora que hago?. Y de la nada se me ocurrió una idea, ¿que tal si imagino que voy a la farmacia y comprar tampones?. Digo, con las alcantarillas y el barquito funciono, ¿por que no ahora?. Pero cada intento era un mísero intento fallido, y digámoslo, algo muy penoso.

-Busque y busque, pero más nada encontré- era una de las líneas del personaje principal en un libro que leíamos en Prácticas del lenguaje, pero encajaba muy bien con la situación que estaba viviendo. Me volví una histérica, comencé a llorar pensando ¿que hago? ¿Y si mancho la cama de Henry?. Pero me tranquilice al pensar, ¿y si dejo de perder el tiempo y me higienizo de una vez por todas?.

Salí del baño, parecía un pato por mi forma de caminar. Tanto que Henry me miró confundido, de pies a cabeza, tal vez preguntando mil cosas a la vez. Pase de él como si nada, mientras me quedaba inmóvil, mirando aquella puerta con pequeñas y, de distintos tamaños, pegatinas.

Sasha- ¿Esta es tu habitación?- pregunte seria, el contrario solo asintió. Intenté no reírme en la cara del castaño, pero era tan inevitable que comencé a reírme en su cara. El contrario solo me miro confundido, mientras miraba la puerta de reojo- *Risas* bueno... entremos...- entramos a la habitacion de Bowers, quien entró primero para —intentar— acomodar el desastre que tenía en su habitación.

Su cama estaba algo desgastada, sucia y vieja, pero no me importo. Lo que llamó mi atención fue ver un montón de posters y revistas de chicas en ropa interior. Henry, al ver que miraba aquellas cosas, corrió hacía estas para levantarlas y guardarlas en uno de los cajones del estante junto a la puerta. Giró hacía mí y me sonrió nervioso, intentando no quedar como un idiota. Pero no quedar como un idiota por tener revistas de chicas, si no por ponerle mi cara a una de estas. La foto que había utilizado era del anuario escolar.

Sasha- ¿Esa era...- Henry bajó la mirada avergonzado mientras cerraba los ojos, esperando escuchar lo que pensaba que escucharía- ...No importa, yo hacía algo peor. Me gustaba mirarte en Educación Física, mientras haces lagartijas.

Henry- ¿De verdad?- Henry se veía alegre, con una gran sonrisa en sus labios. Yo solo asentí, mientras me encaminaba por la habitación.

Sasha- Y... ¿me das algo para ponerme?- rápidamente, Henry se acercó a su armario y sacó algunos pantalones negros, junto a una remera sin mangas roja. Las tome y me las puse, pero al ponermelos, ¡todo me quedaba gigantesco!. Henry solo comenzó a reírse en mi cara, al igual que yo hice hace segundos en la puerta.

Me acerque lentamente a Henry, mientras lo miraba seriamente. Al estar a unos centímetros de él, comencé acariciar su cabello, mientras que lo miraba a los ojos. Henry se quedaba inmóvil, mirándome como un niño enamorado. Bajo su mano de mi cintura a mi trasero, sin dejar de sonreír. Pero cuando estabamos por besarnos, se escucho como alguien había entrado a la casa. Los pasos a lo largo del pasillo eran pesados, Henry y yo nos miramos, y al siguiente segundo yo me encontraba escondida debajo de la cama del castaño.

Henry se acercó lentamente a la manija, mientras que rezaba porque no se su padre el que provoca los ruidos. Y al cerrar los ojos, abrió la puerta con rapidez.