Matar a Yun congsheng

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Un total de tres hombres de túnicas negras irrumpieron silenciosamente en una casa de madera. En la casa, había un joven y una joven que no tenían ni veinte años, y un bebé.

El hombre de la túnica negra agitó su mano, y dos corrientes de Yuan Zhen se vertieron en los cuerpos del joven y de la mujer, haciéndoles perder el conocimiento. Luego, los tres hombres de túnicas negras grabaron runas en sus manos y las insertaron en el cuerpo del bebé. Un gas de color rojo sangre fue extraído lentamente del corazón del bebé.

—¡Maldición! —Los ojos de Lu Ming parpadearon con fría intención de matar.

A pesar de que había escuchado sobre ello, aún no podía controlar la intención de matar en su corazón cuando lo vio con sus propios ojos.

Extraer el Qi congénito de infantes para refinar píldoras era un método brutal que arrebataba la vida.

—¡Ta!... —Lu Ming ya no ocultaba su aura. Avanzó hacia la casa de madera.