Cima del noveno nivel del reino del océano espiritual

Sin embargo, después de volar una cierta distancia, estas llamas destrozadas en realidad se condensaron de nuevo, transformándose una vez más en la apariencia de Wang Yan. Sin embargo, su rostro estaba pálido como la muerte, sin rastro de sangre. Su cuerpo estaba cubierto con más de una docena de heridas de espada, de las cuales manaba sangre. Era una vista terrible.

—¡Vamos!

Wang Yan no se atrevió a quedarse más tiempo. Se convirtió en una ráfaga de fuego y salió precipitadamente del cañón.

En comparación con Wang Yan, el títere cadavérico estaba en un estado aún peor. Aunque había usado todos sus medios, todavía le habían cortado un brazo. Chilló mientras escapaba del cañón.

—¡BOOM! ¡BOOM!

En el cañón, el simio gigante continuaba chocando contra la formación.