Rain organizó rápidamente a los guerreros, orquestando una reagrupación estratégica y asegurándose de que cada luchador consumiera pociones para prepararse para la próxima batalla. Calculando el avance implacable de los dragones, se dio cuenta de que al mediodía del día siguiente, las bestias podrían alcanzar la capital.
La urgencia de la situación pesaba sobre él, impulsando a Rain a enviar un mensaje crucial: advertir a los ciudadanos de la capital sobre la amenaza inminente y urgir la evacuación. Esta difícil realidad dictaminaba que, bajo las circunstancias actuales y dentro del limitado marco de tiempo, matar a más de veinte dragones parecía un desafío imposible.
—... Seara, tendrás que volver a la capital e informar a esos dos de la situación —dijo Rain—. Enviaremos otros informes pronto y también necesitamos que alguien nos informe de las condiciones en las otras áreas del reino. Si no pasa nada, puedes hacer que vengan más guerreros a ayudarnos.
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