Eduardo me guió al cuarto antes de cerrar las grandes puertas de madera detrás nuestro y cerrarlas con llave. Debería sentirme asustada de estar encerrada y sola con Eduardo en este cuarto desconocido pero sorprendentemente, me siento bastante tranquila y un poco emocionada. El cuarto estaba oscuro y frío excepto por algo de luz de luna que entraba por algunas ventanas. Este cuarto debe ser enorme...
Eduardo se alejó de mi lado momentáneamente y pronto las luces se encendieron. Las luces picaron mis ojos un poco mientras mis ojos se acostumbraban a la luz después de estar en la oscuridad por tanto tiempo. Lo que vi ante mis ojos me sorprendió, como mínimo. No estaba segura de qué esperar, probablemente un cuarto desolado y vacío que no se usaba desde hace más de diez años. Lo que vi fue un cuarto congelado en el tiempo…casi literalmente.