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Caden

Todo niño nace total y rotundamente indefenso y es el deber de sus padres, protegerles de las inclemencias del mundo al que llegaron. Se puede argumentar que el mayor vínculo de amor y de protección es el de la madre a su hijo, pero desafortunadamente para Caden; ese vinculo nunca existió. Desde niño sufrió el rechazo de la sociedad y el de quien fuera su madre, quien lo mantuvo aislado y escondido la gran mayoría de su vida. Justo cuando Caden comenzaba a resignarse a pasar el resto de su existencia en sufrimiento; llega una persona que marcaría el resto de su vida. Ese "Ángel", como Caden lo veía, le hizo sentir amor y comprensión; por primera vez en su miserable existencia sentía que alguien se preocupaba por él. A lo largo de su relación con su "ángel"; Caden descubrirá que las apariencias engañan y que los peores y más dañinos demonios suelen disfrazarse de ángeles de luz.

NATALIADIAZ · Horror
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52: Un plan magistral

El haber estado heridos, hizo que no tuviera opción alguna que pedirle ayuda a los oficiales que estaban rondando la propiedad. Tuvimos que fingir el haber sido atacados, ya que no había otra forma de explicarlo. Nos dieron primeros auxilios mientras esperaban una ambulancia. Quedaron en examinar la escena para dar con el atacante, el cual obviamente no dimos una descripción específica, pero el oficial debe tener la sospechaba de que puede tratarse de mi padre. El dolor era insoportable y no veía el momento de que todo pasara ya. No sé cuánto transcurrió luego de haber entrado al hospital. Debido a la pérdida de sangre, perdía y recobraba el conocimiento cada cierto tiempo. No sabía si estaba dormida o despierta, solo sé que cuando desperté, estaba en una habitación completamente sola. El sonido de la máquina hacía eco en mi cabeza. Tratando de silenciar la máquina, ocasioné que emitiera un sonido más agudo, el cual hizo que una enfermera entrara a la habitación. 

—¿Qué ha pasado? ¿Cuánto tiempo llevo aquí?— cuestioné confundida.  

—Al fin despertó, señorita. Llamaré al doctor de inmediato. 

—Espera. ¿Qué sucede? ¿Hace cuánto estoy aquí?

—Sé que debe estar asustada por lo que sucedió, pero aquí está segura, la entrada al cuarto está custodiada por la policía. Enseguida regreso— la enfermera salió de la habitación.

¿Por qué demonios la policía está afuera? ¿Qué encontraron en la casa? ¿Dónde está Kevin? Me senté en el borde de la camilla, pero el dolor era tan fuerte, que tuve que recostarme de nuevo. Levanté la bata y removí el vendaje para mirar la herida, cuando la puerta se abrió y era el doctor junto a la enfermera. 

—No se toque la herida, puede infectarla— el doctor se acercó a examinar la herida, mientras que la enfermera silenciaba la máquina—. ¿Cómo se siente, señorita?

—Aún siento dolor y estoy algo aturdida. 

—Eres una chica afortunada, pudo haber sido algo mucho más grave, pero afortunadamente el arma evitó todos los órganos vitales y aunque perdió mucha sangre, tendrá una recuperación satisfactoria— me miró por arriba de sus anteojos—, siempre y cuando no se toque la herida. 

—¿Dónde está la persona que llegó conmigo al hospital?

—Quizá se está preguntando la razón por la cual la enferma fue directamente a buscarme cuando usted recobró el conocimiento. A las afueras de la habitación se encuentra el detective J. Romes y él necesita hacerle unas preguntas. Me pidieron que la evaluara antes de proceder con la entrevista. Entiendo que si se encuentra apta para proceder con la misma, pero también entiendo que tuvo una experiencia muy traumática, por lo tanto, ¿desea que le indique al detective que puede pasar o desea más tiempo para componerse?

—Si eso me va a acercar más para ir a mi casa, hagámoslo ahora.

—En cuanto al oficial se marche, enviaré a la enfermera para que la monitoree. 

Mira todo lo que esté maldito me está haciendo pasar. Si hubiera sabido esto desde un principio, lo hubiera matado. Espero que esté consciente de que esto no se va a quedar así. El detective J. Romes entró a la habitación y se acercó a la camilla con una pequeña libreta de notas.

—Buenas tardes, Srta. Mayer. ¿Cómo se siente?

—Según le comuniqué al doctor, aún me siento aturdida y adolorida. 

—Comprendo que aún está adolorida, por ende, no le tomaré mucho tiempo. 

—¿Cómo está mi pareja?

—El Sr. Kevin está estable. De hecho, ya tuvimos la oportunidad de entrevistarlo. Recobró el conocimiento antes que usted. 

—¿Dónde él está? ¿Puedo verlo? 

—No se preocupe, señorita. Él está acompañado de su madre.

—Al menos me tranquiliza el hecho de que él este bien; ahora bien, ¿Qué desea saber, Sr. oficial?

—Necesito que me responda de la manera más honesta y clara posible. ¿Qué es lo último que recuerda?

—Se acercó alguien y me agredió con un cuchillo.

—¿Cuántas personas participaron en la agresión?

—Una persona o quiza dos. 

—Necesito saber con seguridad; ¿Una o dos personas?

—No estoy segura, aún me siento aturdida. 

—Recuerde que debe ser lo más precisa posible. Cualquier detalle erróneo puede perjudicar la investigación. 

—¿Investigación? 

—Sí, es parte del protocolo. Recuerde que fue víctima de un crimen y necesitamos dar con los responsables. ¿Tiene alguna descripción del atacante? ¿Color de cabello, estatura y peso aproximado o algún otro rasgo físico importante? ¿Alguna cicatriz, tatuaje o color de ojos?

—No recuerdo. 

—Señorita, le dije que necesito que sea lo más precisa posible y hasta ahora no ha podido brindarme ningún dato o descripción física, ni ha podido precisar cuántos atacantes fueron.

—¿Qué le dijo mi novio?

—Me temo que no puedo compartir eso con usted, porque es parte de la investigación. 

—Su línea de pregunta me está haciendo sentir como si de alguna manera u otra fuera víctima o victimario. 

—A estas alturas no podemos descartar ningún ángulo. 

Al sentirme acorralada con sus preguntas y no saber qué respondió el estúpido de Kevin, decidí fingir que tenía un inmenso dolor en la herida y me retorcí en la camilla, mientras presionaba mi herida. 

—Disculpe, señorita. Hablaremos en otra ocasión. Enseguida busco al doctor —salió del cuarto apresuradamente y debido a la rabia, arrojé el florero que estaba sobre la mesa, rompiéndolo en varios pedazos. 

El doctor no tardó en entrar a la habitación y le dijo a la enfermera que buscara un sedante, mientras él intentaba examinar la herida. Trataba de actuar de una manera convincente. En una parte de mi bata se podía apreciar la mancha de sangre que ocasioné por la presión que le estaba ejerciendo. La enfermera introdujo un medicamento en el suero y casi instantáneamente comencé a sentirme débil y relajada. Al dejar de retorcerme el doctor pudo examinar la herida y le dijo a la enfermera que uno de los puntos de sutura se había abierto y a eso se debía el sangrado. Poco a poco fui cayendo en un estado de sueño y lo próximo que recuerdo es haber despertado en la habitación con la luz tenue y al mirar por la ventana pude darme cuenta que ya era de noche. Vi el botón para llamar a la enfermera y lo presioné. Al cabo de unos minutos la enfermera entró a la habitación. 

—¿Cómo se siente, señorita?

—Acabo de despertar, ya no siento mucho dolor. 

—El doctor que la atendió por el día ya terminó su turno, pero estará mañana aquí a primera hora. 

—¿Todavía la policía se encuentra custodiando los alrededores?

—Sí, aún permanecen en el área— debo hacer algo. No sé qué dijo Kevin, ni siquiera sé qué va a hacer. Tapé mi rostro y estallé en llanto.

—¿Qué le sucede, señorita? Tiene dolor?

—Con toda esta situación de la investigación de la policía, no he sabido nada de mi amado novio y me siento muy preocupada. Sé que usted no puede darme ningún tipo de información, pero por favor, entre usted y yo, necesito saber qué ha sucedido con él. 

—Puedo meterme en muchos problemas por decir cualquier cosa, pero entiendo que debe estar muy preocupada por su novio, así que haré una excepción si me prometes que no le dirá a nadie. 

—Por supuesto, no le diré nada a nadie, solo necesito saber cómo ha estado todo con él. 

—No sé si el doctor le informó, pero perdió mucha sangre luego del asalto y estuvo inconsciente durante varios días, más sin embargo, su pareja estuvo consciente desde que llegó al hospital. Su recuperación ha sido más ligera que la suya y está próximo a ser dado de alta. Quizá hasta podrá venir a visitarla antes de que usted sea dada de alta. 

—Gracias por todo esto. ¿Usted cree que pueda enviarle un mensaje con usted?

—Estoy a punto de terminar mi turno, pero mañana intentaré decirle lo que usted me diga. 

—Dígale que muero por tenerlo entre mis brazos como la última vez y que lo extraño. 

—¿Algo más, señorita?

—Que lo amo.

—¿Algo más, señorita?

—No, con eso es suficiente. Realmente estoy muy agradecida con usted. Sé que se está tomando un gran riesgo, pero le prometo que de mi boca no saldrá nada. 

—Buenas noches, señorita. Mañana pasaré durante la mañana y le entregaré su contestación. 

Al otro dia me despertó una enfermera para verificar mis signos vitales y le pregunté por la otra enfermera, pero me informó que su turno comenzaba dentro de varias horas y que ella sería quien estaría encargada de atenderme. Esperé pacientemente a que la puerta se abriera, cuando de repente la misma  entró a la habitación. En su rostro se reflejaba una gran emoción, lo que me llevó a pensar que Kevin debía enviarme algún mensaje estúpidamente romántico como suele hacer. 

—Señorita, le tengo buenas noticias. No pude hablar con su novio, pero le dieron de alta anoche mismo. Lo que significa que es muy probable que venga a visitarla dentro de poco— ¡Maldicion! Ese imbécil salió del hospital y aún yo estoy aquí con este maldito dolor. 

—Sin duda es una buena noticia— sonreí—. Gracias por todo, señorita— luego de tomarme los vitales nuevamente, salió de la habitación. 

Varios días después:

La herida está más sana y no me duele al tacto. Kevin nunca vino a visitarme luego de su salida del hospital. El doctor entró a la habitacion y me dio la noticia de que estaría de alta hoy mismo. 

—Srta. Mayer, ahora debe tener cuidado de no hacer desarreglos. Aún me parece increíble que su herida haya sido de la manera en que fue. Si no hubiera estudiado tanto tiempo medicina, juraría que fue un golpe planificado de antemano. Al no tocar ningún órgano vital, el atacante se aseguraba de que no ibas a morir, pero ibas a tener una recuperación muy lenta. Pero eso sería demasiada casualidad como para ser cierto.

En la tarde, luego de haber sido dada de alta del hospital, llegué a la casa y me encontré con una gran sorpresa. Todas las pertenencias de Kevin habían sido removidas de la casa. Ante la sorpresa, mi primera reacción fue llamar a mi papá para saber si se encontraba con él. 

—Pequeña, ¿Cómo has estado? Sabes que no pude ir a verte al hospital por razones obvias, pero me has tenido muy preocupado. ¿Cómo te sientes?

—Ya estoy en casa nuevamente, pero necesito saber de Kevin. ¿Él está contigo?

—Pensé que estaría contigo. 

—No, me dieron de alta hoy, pero a él le dieron de alta primero que a mi. 

—Lucía me dijo que irían a verte hoy al hospital.

—En todo el tiempo que estuve, ninguno de los dos fue a visitarme— le di un golpe a la pared—. Te llamo luego, papá— colgué la llamada y busqué las llaves de mi auto. 

Salí a toda prisa a la casa de su mamá, pero para confirmar mis sospechas, frente a la casa estaba un letrero con el nombre de un banco que promocionaba la casa para la venta. En ese momento no pude evitar reír descontroladamente al darme cuenta de que todo fue una jugada magistral de parte de Kevin. Primero inflige una herida superficial comparada a la mía, que llevaría mucho más tiempo de recuperación, una vez estuviera fuera de la página, él tomaría a su perra madre y escaparían, mientras que yo y mi papá estuvieramos ajenos. Golpeé mi frente contra el volante por la ira que me invadía. No puedo creer que ese maldito hubiera planificado todo esto. He subestimado tanto a ese bastardo.