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Cadáver

Colección de cuentos grotescos, por qué la vida misma es hermosa, pero detrás de cada sonrisa se esconde una historia oscura y aveces más siniestra de lo que parece a simple vista.

AkephalosAsmodeus · Horror
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3 Chs

1. Rutina Toxica

Despertamos a la misma hora de siempre, seis en punto , yo prepare el café como siempre y ella frió dos huevos para cada uno. Nos bañamos nos lavamos la boca y cada cual siguió en su carro, la vida era tan monótona y repetitiva que aveces pensaba en tener una amante o quizás drogarme para salir de esa maldita rutina y aunque me incomodara pensarlo sé que a Sofía también tenía que pasarle algo similar por la cabeza. Ella siempre tan introspectiva y yo tan , bueno tan pendejo, la realidad es que me costaba demasiado expresar mis emociones, tanto es así que si ella no me hubiese hablado aquel día tan aleatorio en el pasillo de la universidad, jamás nos habríamos acostado y/o casado.

Me tiene harta, es que no lo soporto y cosas por el estilo la escuchaba murmurando con su amiga Rebecca por el teléfono. Yo creo que ella es su Amante pero no digo nada, por que a fin de cuentas quiero seguir con esto de hasta que la muerte nos separe, aunque sea cursi, aunque duela vamos, aunque sea todo un constructo social de mierda, eso de la posmodernidad no va conmigo.

!Juan Carlos! escuche a Sofía gritar, pero, será ella pensé,

ella nunca llega a esta hora, mire por la ventana, presisamente hoy, que después de tantos meses salí temprano del trabajo y quería estar en paz y ver la pelea de boxeo que pague para ver desde la tranquilidad de mi casa, tenia que venir a montarmela hoy. Tiro la puerta y escuchaba los tacones a lo lejos, no pensé que fuese para tanto quizás deje la puerta del garaje abierta o no saque la basura, pero no era mucho más que eso, tenía una mirada que cortaba, una mirada más filosa que el cuchillo que cargaba en su mano derecha y blandía por el aire que se enrarecia precipitadamente con cada paso que daba hacia mí. No pensé que fuese para tanto pues jamás habíamos discutido a esos niveles, por eso me quede entre petrificado y esperando que se tratase de una broma, si, me decía a mí mismo en cualquier momento nos reiremos de esta disparatada e incoherente sitiacion. Hasta que sentí la hoja fría del metal atravesar mi cachete, fue solo en ese instante en el que supe que no se trataba de una broma, de mal gusto por cierto, otra más y sentí como si me arrancarán el alma del cuerpo, mi pulmón izquierdo colapsaba y sentía como entre suspiro y suspiro la sangre fluía libremente por mis vías respiratorias, me trate de poner en pie pero caí de rostro, como el knockout más vergonzoso de la historia, otra en el cuello sentí la presión de mi carótida salir disparada y casi pude escuchar el chorro de sangre salpicar en la pared de la sala y cada vez salía con menos intensidad, la cartera de Sofía cayó al suelo y salían desparramadas toda clase de articulos como una piñata, entre los que llegue a ver dos o tres frascos de pastillas, no sabía que las tomaba, jamás me lo contó pero se que eran de ella pues tenían su nombre, a menos que no tomara los medicamentos de otra Sofía Martínez que lo dudó, Risperidone y Depacote, sabía muy bien para lo que eran por algo estudie farmacéutica y me gradué con honores en tan aburrida profesión, otra más y el filo traspaso mi espalda, quebró dos costillas y entro en mi corazón y morí .

Me puse de pie pero aún estaba allí tirado, la veía caminando de lado a lado, jamás la había visto así, aunque me había matado me partía el alma ver su descenso a la locura, más sabiendo que cargaba a mi hijo o hija en su vientre o quizás la prueba de embarazo fue solo un sueno pero ya no tiene caso. Le hacía señas pero no me veía, trate de levantar el libro de Cortázar que estaba releyendo en esos días y había dejado sobre la mesa, pero todo era en vano, todo se me resbalaba de entre las manos como si ya no perteneciera a ese lugar, como si yo sólo fuera un recuerdo olvidado.

Vi que comenzaba a escribir una nota con toda la cara, la ropa y el pelo empapado en sangre lágrimas y maquillaje corrido. Mi amiga los vio y me envió la foto no puedo seguir dejando que me engañen escribía casi garabateando y miro hacia un lado de la casa y decía - verdad Rebecca verdad que tú los viste y ella misma con otra vos se contestaba, sí claro que sí, era la cosa más bizarra que jamás había visto y busco en su teléfono y abrió la carpeta de fotos, es esta no, la maldita peli roja está verdad los viste juntos y se abrazaron y volvía y contestaba con otra voz como si en efecto si tratase de dos personas distintas. Me acerqué a ver y era mi hermana yo estaba abrazando a mi hermana con la que me había reconciliado hacia no más de una semana atrás luego de pasarnos años sin hablarnos y sin vernos pues ambos nos culpabamos del divorcio de nuestros padres. No puedo creer esto, eh que vas a hacer, le grité pero mis fútiles esfuerzos eran solo eso, fútiles. Se abrió el cuello con un tajo de izquierda a derecha como una gran sonrisa roja y blanca y sórdida, alcanzando todas las arterias del cuello, regando otra estela de sangre sobre la sala ya manchada con la mía, me quede anonadado con lo inverosímil de mi situación. Luego llegó la policía y el fiscal y se llevaron los cadáveres; y aún sigo aquí sentado, en la misma sala y en el mismo mueble, aunque ya no entra tanta claridad desde clavaron las ventanas con madera. Me pregunto dónde estará y si es posible que algún día la vuelva a ver. O quizás no mejor me quedo aquí.

Cuando crees que conoces a alguien lo suficiente bien, como para no darte cuenta que no sabes nada y apenas si sabes quién realmente eres, la sorpresa puede ser demoledora.

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