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Bloodline System : Werewolf

Un hombre despierta desnudo en un bosque sin saber en donde esta, cuando de repente ¡APARECE EL SISTEMA EN SU SOCORRO! El sistema Bloodline que le permite dar un tiro único para un linaje, emocionado por el sistema comienza a hacerse ilusiones, pero se dio cuenta muy tarde del detalle de "Tiro único", tocándole el linaje del hombre lobo. Armado con el linaje del hombre lobo, tendrá que enfrentarse a un mundo de dioses, demonios, ángeles, ángeles caídos y...TETAS. Así es, reencarno en el conocido mundo DXD, donde las tetas tienen el poder de destrucción planetaria. Pero en lo profundo de este pervertido mundo hay seres que no son una broma, un dragón que encarna los sueños, una niña que encarna el infinito, entidades de horror cósmico, dioses abstractos que buscan invadir el mundo, dioses de otro mundo que desean hacer de la tierra su patio de juegos, mechas gigantes que buscan expandir su cavilación en la tierra, espera, estamos seguros que este es mundo de DXD? No son estos algunas amenazas de FATE? Esto no parece el mundo de OPPAIS que todos conocemos.

Lidenskap · Anime & Comics
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Capitulo 23: Misión 2: Cazador de Demonios

Nota del autor:

Espero lo disfruten.

-Lidenskap

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Calle Jofukuji Dori, Kioto 20 de Junio del 2005, 10:55 PM

En una casa por la parte central de la prefectura de Kioto, se podía apreciar una figura observando el pequeño estanque frente a la casa a través de una de las ventanas de la residencia. La figura curvilínea de la espectadora observaba atentamente al punto de parecer aturdida por la vista tranquila, el sonido de las cigarras y de algún peatón pasando, sumergiendo a la dama observadora en una tranquilidad desconcertante para ella, algo de lo que parecía ser ajena.

Esto duró poco antes de que la dama en la ventana dirigiera su atención hacia la habitación en la que estaba, una mesita de noche, armario abierto donde se podía ver que estaba vaciado, las ropa y algún que otro mantas o telas finas que deberían estar en el armario estaban esparcidas por el piso de tatami y un gran espejo de cuerpo completo roto reflejaba la imagen fragmentada y distorsionada de la figura desnuda de la chica.

Una hermosa y voluptuosa mujer con un largo cabello negro sedoso como la noche, unos profundos ojos violetas mirando con desagrado su apariencia reflejada en el espejo roto que mostraba su cuerpo fragmentado, como si lo que viera no fuera una hermosa dama, no, a sus ojos ella estaba viendo algo abominable y horroroso, algo sumamente monstruoso que no deberia estar vivo.

Con pasos lentos y tranquilos ella tomó una manta tirada en el suelo para cubrir el espejo roto y no seguir viendo su reflejo, era tal su disgusto hacia sí misma que era incapaz de verse a sí misma.

Ella suspiró cansadamente.

Murmuró algunas palabras y las prendas esparcidas en el suelo comenzaron a levitar para luego ordenarse y guardarse en el armario, en medio de este proceso ella tomó unas prendas de vestir que estaban levitando.

Se vistió con lo que parecía ser un kimono tradicional de un color suave magenta y cian con estampados de flores que resaltan su belleza y elegancia, con todo listo ella salió de su habitación para dirigirse hacia la sala de estar.

En la sala se encontró a una hermosa mujer de larga cabellera escarlata como la sangre vestido con un buzo, sentada casi en las afueras de la sala mirando aturdida el cielo estrellado, su rostro desprovisto de la emoción vivaz y alegre que alguna vez mostró antes en el pueblo de Kuoh.

Desde aquel incidente la mujer de cabellera carmesí, Rias Gremory, había cambiado. No hablaba cuando no era necesario, no replicó o hizo un escándalo cuando le revelaron que su matrimonio con Riser Phoenix se había adelantado antes de lo previsto debido al incidente, ella solo asintió como si su mente no estuviera en ese momento. En algunas ocasiones no tenía mucha diferencia al de una muñeca de porcelana a menos que ella comiera o se encerrará en su habitación cada mes de luna llena.

La mujer de pelo negro, Akeno Himejima, su Reina y amiga de la infancia junto a sus padres de Rias y su hermano mayor, Sirzechs Lucifer, se preocuparon ante el cambio abrupto de Rias. Sospecharon que algo pudo haber pasado en ese incidente en Kuoh cuando ella se separó de Akeno para investigar la causa como también lo sucedido a su nobleza en ese incidente.

Por ende los padres y hermano mayor de Rias negociaron con la familia Phenex para posponer el matrimonio para otra fecha debido al estado mental de Rias, cosa que aceptaron y comprendieron debido a diversos rumores que comenzaron a circular con respecto a lo que sucedió en el pueblo de Kuoh y la pérdida de la gran parte de la nobleza de Rias.

Para disgusto de Riser pero alivio de Akeno.

Debido al estado casi vegetativo de su hija decidieron enviar a Rias y a Akeno a un lugar tranquilo pero seguro para ayudar a sanar la mente de la primera, sus padres y hermano mayor Sirzechs movieron algunas influencias y favores hacia la ahora caótica y vulnerable facción sintoista para asegurar la seguridad de ambas.

Pero lo que ambas no sabían era que uno de los motivos aparte del estado mental de Rias, fue debido a la aparición repentina de DEMONIOS.

Seres similares a los diablos en algunos aspectos pero más primitivos, más puros, más fuertes y temibles que los mismos diablos de antaño. 

Su aparición en el inframundo provocó un gran caos en la sociedad del diablo, ciudades en el inframundo fueron infestadas por estas criaturas demoníacas o en el peor de los casos fueron invadidas y conquistadas por poderosos seres demoníacos que plantaron cara al mismísimo Sirzechs Lucifer, líder de los diablos. 

Pero ante tal noticia aterradora, no fue difundida hacia las otras facciones o en su caso, no fue divulgada hacia sus vecinos del inframundo, los ángeles caídos del Gregory.

Cautelosos y temerosos de que la información de que los diablos están siendo asediados por demonios pueda provocar ideas en las filas de los caídos e intenten algo divertido, como declararles la guerra.

El origen de estos demonios era desconocido y desconcertante para los investigadores de la sociedad del diablo, pero su "líder" en investigación y asesor principal del Departamento de Tecnología, Ajuka Beelzebub quedó confundido y perdido ante el posible origen de los demonios, un origen que se origina en la sangre de los diablos. Esta información le fue contada hacia sus compañeros Maou, Sirzechs y Serafall, pero al concejo de la sociedad diabólica no dijo ni pío ante ellos, confiando esta información que podría revelar verdades sombrías ante su sociedad.

Volviendo con las dos jóvenes en Kioto, Akeno se había dirigido hacia la cocina a preparar algo de comer para ambas pero antes había dejado prendido el televisor en el canal de noticias, pero no se había fijado que poco después de poner el canal de noticia, esta comenzó a transmitir un segmento de última hora donde una reportera comenzaba a transmitir en vivo y directo sobre la estación del metro subterráneo de Kioto siendo invadida por criaturas salidas de las mentes más retorcidas y enfermas, demonios.

La joven de cabello azabache estaba sumergida profundamente en sus pensamientos mientras cocinaba, no se percató de que Rias se había movido de su lugar para mirar fijamente el canal de noticias, ella no se percató de que su amiga comenzó a temblar, no se dio cuenta de que una emoción volvió a surgir de su rey.

Rias Gremory exudaba la profunda y primitiva emoción de la ira.

El poder de la destrucción comenzó a filtrarse de su delicado cuerpo, su cabello carmesí comenzó a ondear por un inexistente viento, su mirada fija en el televisor que mostraba a un joven peliblanco matando a criaturas grotescas salidas de pesadillas.

Akeno se exaltó al ver como la casa comenzaba a resquebrajarse y ser destruida sin dejar nada, poco a poco la casa comenzaba a destruirse, todo esto se originó de la sala, ella volvió inmediatamente su mirada y lo que vio la dejó desconcertada.

Su mejor amiga y Rey estaba enfurecida, su cabello revoloteaba mientras el poder de la destrucción emanaba de ella y fluctuar la emoción que sentía en estos momentos, pero ella no prestó atención a ese detalle, no, ella se fijó ante la postura primitiva y casi animal que había asumido su amiga, como las uñas de sus manos comenzaron alargarse y afilados como cuchillas, como sus pupilas se rasgaban como los de un reptil y como ella comenzaba a gruñir como una bestia.

Fue ahí que Akeno escuchó decir sus primeras palabras en casi dos meses.

—Él está aquí.—

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Estación de Kioto, Prefectura de Kioto, 20 de Junio del 2005, 11:33 PM

—MUERE MUERE MUERE- — Un disparo silencio al grito desquiciado de una criatura grotesca, una especie de momia cubierta de una tela negra como la noche empuñando una guadaña.

Miles de disparos acribillaron a una horda de demonios, algunos parecían una mezcla grotesca entre mantis religiosas y mujeres humanas, otros simplemente se asemejan a cadáveres blindados con diferentes materiales como la piedra, acero, tierra, carne, todos ellos empuñando armas hechas de huesos y carne humana, pero aun con su aspecto intimidante y horroroso todos eran derribados por un dúo de armas.

Negro como el Ebano.

Blanco como el Marfil.

Dos armas que desencadenan una rafaga de disparos y destrozan a los monstruosos demonios que pululan la estación del metro, las personas que se suponían que deberían estar tomando sus trenes para dirigirse su destino ya habían evacuado el lugar, pero las más desafortunadas habían encontrado un nuevo destino.

Siendo alimento para estas criaturas del averno.

Un joven peliblanco con una chaqueta con cremallera azul disparaba a diestra y siniestra mientras corría por el lugar y pateaba, golpeaba, desgarraba, destripaba o desmembraba a los demonios con sus armas o manos. 

La muerte era segura para los demonios, la sangre, tripas y carne abundaban en la estación del metro, el piso del metro ya hace un tiempo que se había inundado en un mar de sangre y cuerpos pero el joven de pelo blanco seguía con su carnicería, indiferente ante el nuevo y cambiante aspecto de la estación, disfrutando de la muerte de los demonios, perdido en un éxtasis adictivo.

El latido de su corazón retumbaba al compás de los disparos de sus armas, su sonrisa enloquecida provocaba pavor, su sed por la sangre de los demonios que invadieron el metro era insaciable. 

Para los demonios, que se suponía que ellos deberían ser los monstruos que infunden terror y miedo, ellos que deberían ser los cazadores que devoraban a los humanos débiles y patéticos.

Ellos estaban siendo asesinados implacablemente, cazados con gran vigor.

Los demonios comenzaron a temer.

Miedo hacia el cazador de pelo blanco, su sonrisa enfermiza provocaba escalofríos, sus pupilas rasgadas provocaba escalofríos a todo quien lo miraba, lamentablemente este escalofrío solo era cuando lo mirabas de lejos, los demonios que estaban cerca de esa mirada fueron testigos de primera mano de lo que pasaría si te miraba de cerca.

Muerte.

Simple y llanamente, muerte.

Ese era el destino de los demonios que lo miraban, el destino de aquellos a quienes se interponen en el camino del cazador de cabello blanco hacia su presa.

Los rostros inhumanos e inexpresivos, los demonios que no deberían expresar o sentir alguna emoción, sentían la emoción primordial de todo ser "vivo" o consciente, el miedo.

En medio de la adrenalina del joven cazador de demonios, no se dio cuenta del acercamiento lento y profundo de una figura que emergió desde lo profundo de las vías del tren.

Un tintineo de acero chocando con piedras, pasos ligeramente pesados.

De la sombra emergió una hermosa mujer vestida con ropa clericales reveladora y escotado de una sola pieza de color blanco con adornos rojos que emiten un aura sagrada, una capa azul que cubre sus hombros estando conectado a un collar rojo, la ropa clerical era lo suficientemente larga como para servir como falda, estando dividido en dos puntos, dejando descubierto sus piernas, sus piernas vestidas con medias azules, guanteletes de acero, duelas verdes y dorados y sandalias de tacón alto reforzado por grebas de acero. 

Portando en su mano derecha un bastón, una vara dorada con tiras rosas atadas alrededor y con una cruz plateada y morada en la parte superior.

Sus ojos azules brumosos, como si estuviera en trance, fuera de sí, observando atentamente los movimientos al joven cazador como una presa.

Su cabello largo de color purpura que le llega hasta debajo de la cintura ondeba ante los soplos de una gran criatura que se formo a traves de la oscuridad, una gran cabeza que se asemeja a un leon con su melena blanca, cuernos que se curbaban hacia adelante como el de un toro y hacia los lados como el de un ciervo, la gran bestia que con su tamaño provocaba que el tunel del metro temblara y agrietase por las puas que emergain de su caparazon y las largas puas de su larga cola destruyeron unas cuantas columnas, ocasionando un gran estruendo y revelando su presencia ante el cazador.

—Tarasque, ataca.— Su melodiosa e indiferente voz, carente de emoción, dio una orden clara a la bestia.

Dicha orden fue cumplida y la bestia salió del túnel para luego exhalar unas abrasadoras llamas de su boca como dragón enfurecido, acabando con los pocos demonios en la estación que se interponen ante Tarasque y el joven cazador.

Por supuesto el joven cazador logró evitar apenas ser calcinado, esto provocó que la mirada brumosa de la doncella se agudizara, la atmósfera a su alrededor se vuelve inflexible hasta que incluso el desquiciado cazador de demonios vaciló y tembló.

Un solo parpadeo por parte del joven cazador, fueron suficientes para que la doncella que estaba en la entrada hacia los túneles del metro desapareciera y apareciera repentinamente frente suyo en una posición de boxeo, y antes de que el cazador de pelo blanco pudiera reaccionar fue lanzado a volar por un puñetazo de la doncella hacia una de los muros de la estación, destruyendola por el fuerte impacto.

El joven escupe una bocanada de sangre en el muro destrozado, cayó de rodillas mirando incrédulo a la doncella, impactado por la tremenda fuerza ejercida por aparentemente una frágil y hermosa mujer.

Pero una sonrisa apareció en el rostro del joven de pelo blanco, una sonrisa burlona hacia sí mismo.

—Siempre las peligrosas eh?—