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Bloodline System : Werewolf

Un hombre despierta desnudo en un bosque sin saber en donde esta, cuando de repente ¡APARECE EL SISTEMA EN SU SOCORRO! El sistema Bloodline que le permite dar un tiro único para un linaje, emocionado por el sistema comienza a hacerse ilusiones, pero se dio cuenta muy tarde del detalle de "Tiro único", tocándole el linaje del hombre lobo. Armado con el linaje del hombre lobo, tendrá que enfrentarse a un mundo de dioses, demonios, ángeles, ángeles caídos y...TETAS. Así es, reencarno en el conocido mundo DXD, donde las tetas tienen el poder de destrucción planetaria. Pero en lo profundo de este pervertido mundo hay seres que no son una broma, un dragón que encarna los sueños, una niña que encarna el infinito, entidades de horror cósmico, dioses abstractos que buscan invadir el mundo, dioses de otro mundo que desean hacer de la tierra su patio de juegos, mechas gigantes que buscan expandir su cavilación en la tierra, espera, estamos seguros que este es mundo de DXD? No son estos algunas amenazas de FATE? Esto no parece el mundo de OPPAIS que todos conocemos.

Lidenskap · Anime & Comics
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Capitulo 16: El orgullo de un mortal

Nota del autor:

Buenas noches, días o tardes a todos los lectores, esta vez rompí mi récord y publique al cabo de casi 2 días.

Espero que disfruten del desenlace de este arco, realmente me esforcé para escribir y dar cierre a este arco. Gracias a todos los que siguieron esta historia desde sus inicios hasta ahora.

saludos a:

@Kev1n_777

@Arthur_Blazer

@Jimmy_Cast456

@Wacher

Gracias, espero que disfruten de este capitulo, no se olviden de dejar sus comentarios, reseñas y piedras de poder, me anima y apoya muchísimo a seguir escribiendo.

-Lidenskap

X

En una helada y despiadada tormenta invernal un joven se arrastraba como podía.

Su pelo desgreñado y cuerpo marchitándose pero sus ojos, sus ojos ardía en determinación, la voluntad de vivir adria en él. Arrastrándose como podía en la nieve que quemaba su cuerpo.

Dejando a su paso un rastro de sangre, un hueco en su pecho que derramaba sangre siendo esta la razón del rastro.

Recuerdos pasaban ante él, fantasmas de un pasado que él no podía recordar.

Fantasmas que lo atormentaban, sin poder recordar el porqué o, no queriendo saber la razón.

Pero aun estos obstáculos su determinación no vaciló ni por un segundo.

Arrastrándose hacia el horizonte, donde una tenue luz iluminaba el camino tormentoso que recorría.

Monstruo

No parpadeo.

Eres tan solo un animal, nada más ni nada menos

Recorrió sin vacilación en esta tormenta.

Hijo…porque, yo-

Comenzó a levantarse y caminar torpemente hacia la luz, una lágrima se derramó en sus pálidas y heladas mejillas. El calor de esa lágrima poco a poco se desvanecía, sus pasos vacilaron por un momento antes de retomar el ritmo pero estos comenzaban a mostrar desesperación.

Hermano, acaso no me quieres?

La luna verde colgaba tranquilamente, observando el rastro sangriento que dejó el joven moribundo.

¡Bastardo! ¿Cómo pudiste? ¿¡CÓMO PUDISTE!?...Ana, mi querida Annabeth.

El moribundo que caminaba torpe y desesperadamente en busca de alcanzar la tenue luz en el horizonte, cayó nuevamente en la nieve.

Una culpa comenzaba a carcomerlo, no queriendo saber el motivo, no queriendo recordar.

Comenzó a arrastrarse nuevamente por la escarchada y fría nieve.

¿Por qué no desistes en este invierno eterno?— Una etérea y melodiosa voz que resonó en esta cruel tormenta.

Con gran dificultad el joven alzó la mirada hacia donde escuchó la voz.

Fue ahí que lo vio.

Hermosa y majestuosa.

Emergiendo de los vientos gélidos y crueles, sus alas resplandecían como fragmentos de aurora, y su mirada que contenían abismos de inviernos pasados. Su cuerpo era un lienzo de escarcha, donde las estrellas se congelaron en su plumaje. Un movimiento suyo era como si la suave danza de un invierno cálido y acogedor se manifestará en cada pluma.

La majestuosa ave invernal se alzaba sobre él, su gran tamaño le brindaba una sombra de la tenue luz del horizonte.

—P-Porque, yo quiero y d-debo vivir— Apenos salió un susurro de su garganta casi congelada.

—¿Y porque quieres y debes vivir?— Pregunto suavemente la majestuosa ave invernal.

Por un momento el joven se quedó en silencio, haciéndose esa pregunta. 

¿Por qué quiere vivir? 

¿Por qué debe vivir?

Hermano, te quiero

Un débil susurro sonó en sus oídos.

—...por mi, hermana…—

X

Fuertes ráfagas de viento azotaban el yermo, arrancando fragmentos de tierra y hojas secas. Los rayos rasgaban el cielo, iluminando la escena como destellos de ira divina. Y en medio de esa tormenta, dos figuras luchaban con una ferocidad inhumana.

El primero era Volibear, el semidiós del Freljord. Su cuerpo masivo, de quince metros de altura, estaba cubierto de pelaje erizado y cicatrices de innumerables batallas. Sus garras, afiladas como cuchillas, se hundían en la tierra con cada embate. Sus ojos brillaban con la furia de las tormentas que él mismo invocaba.

El segundo era Anakin, un guerrero fusionado con el Darkin Anaakca, con tres metros de altura. Su piel recubierta en una mezcla de hueso, piedra y acero demoníaco, y su mirada ardía con determinación. Portaba una lanza de acero demoníaco, reforjada y reforzada con el hielo puro del Freljord. El fuego que emanaba de ella era tan intenso que parecía fundir la realidad misma.

La luna había desaparecido, oculta tras un manto de nubes negras. El suelo temblaba bajo sus pies, y la tierra cercana se retorcía como si también participará en la lucha. El choque de sus armas resonaba como un trueno, y cada golpe dejaba una marca indeleble en el paisaje, como si una bomba atómica hubiera sido activada en el lugar.

Volibear rugió, su voz retumbando en el aire. Sus garras se encontraron con la lanza de Anakin, y el choque provocó una onda expansiva que arrancó los pocos árboles carbonizados de raíz. El fuego y la electricidad se entrelazaron, creando una danza mortal en torno a ellos.

El demonio rojo no retrocedió. Sus ojos brillaban con una luz sobrenatural mientras esquivaba los ataques del semidiós. Cada movimiento era calculado, cada parada y contraataque ejecutado con precisión. El acero demoníaco cortaba el aire, dejando estelas de fuego a su paso.

El sonido explosivo del aire partiéndose llenó el vacío. Volibear se abalanzó sobre Anakin, sus garras buscando atraparlo. Pero el guerrero mortal se deslizó bajo su alcance, rodando por el suelo y lanzando una estocada ascendente. La lanza se hundió en el costado del semidiós, y la sangre brotó como un río.

Volibear gruñó, su furia aumentando. El dolor solo avivó su determinación. Se liberó del abrazo de la lanza y arremetió de nuevo. El guerrero demoníaco lo recibió con una sonrisa salvaje, su rostro blindado bañado en sangre y sudor que se evaporaba ante el calor que emitía.

La lucha continuó, una sin tregua ni piedad. El yermo se convirtió en un campo de batalla donde la naturaleza misma parecía retener el aliento. Los titanes se enfrentaban con una pasión ancestral, como si sus almas hubieran estado entrelazadas desde el principio de los tiempos.

Y en ese momento, mientras la tierra se partía y el fuego y la electricidad danzaban, ambos supieron que esta pelea no era solo entre ellos dos. Era una lucha, una danza de un semidiós contra un mortal, una que resuena por todo el mundo y espectador de la brutal y salvaje lucha.

La gloria de la batalla los envolvía, y ninguno estaba dispuesto a ceder. Ni siquiera ante la muerte.

Aun después de ese choque, tienes energía de sobra eh? Sin duda, algo de esperarse de un semidios.— Entre jadeos el demonio rojo dijo con cansancio, antes de escupir un par de dientes empañados de sangre. —Mira, incluso me rompiste unos dientes, Jeje JAJAJAJA ESTO ES INCREÍBLE! — Aun estando estando maltrecho y con la sensación de algo dentro suyo quemándose, grito eufóricamente, ansioso de seguir. 

¡¡¡VAMOS OSO DE MIERDA, SIGAMOS CON ESTO!!!— Se había perdido en el frenesí, el fuego del infierno explotó a su alrededor provocando ondulaciones en el espacio que le rodeaba, desde las grietas de su piel blindada en una mezcla de hueso y acero tan negro como el carbon.

El par de alas demoníacas se extendieron en toda su gloria mientras el rafagas heladas lo impulsaban hacia su oponente.

Por el otro lado, el semidiós del Freljord se encontraba extrañamente jadeante aunque no había heridas visibles que su poderoso y robusto cuerpo que no haya regenerado.

Un ceño en su rostro comenzaba a acentuarse más con cada segundo que pasaba, era como si su mente estuviera en otra cosa, pero el insulto de parte del demonio no pasó desapercibido para él por lo que solo se limitó en soltar un atronador rugido que hizo temblar las tierras baldías en sus pies. 

Con una sacudida Valhir volvió toda su atención hacia el descarado demonio mortal.

Se impulsó con sus poderosos músculos para arremeter contra quien lo desafió e insultó, los rayos crepitaban alrededor de su cuerpo mientras su carrera contra su oponente llegaba a su fin esclarecedor.

El impacto de su choque nuevamente causó una gran onda expansiva como las anteriores, ahora ambos estaban atascados en un forcejeo para decidir nuevamente quién saldría vencedor.

Aun con su gran tamaño de 15 metros Valhir se vio sorprendido cuando el demonio impacto sobre su abdomen, abandonando el forcejeo y comenzando a empujarlo poco a poco hacia atrás pero eso no fue todo, la velocidad a la que era empujado era cada vez mayor,

Sin duda Valhir se quedó desconcertado de como el mortal demostraba una fuerza que antes no presentaba y antes de que pudiera reaccionar para derribarlo, sintió como sus pies dejaban la tierra.

El demonio tenía planeado llevarlo hacia los cielos, donde ahora el guerrero alado tendría la ventaja.

Y en un explosivo aumento de velocidad y fuerza, el demonio llevó al ursino velozmente hacia la estratosfera del planeta, dejando una estela carmesí a su paso. Impidiendo que Valhir pudiera tomar acciones preventivas, dejándolo aturdido.

Cuando el semidiós se recuperó, ya era muy tarde.

El espacio exterior se podía apreciar a simple vista junto al interminable mar de nubes.

Cuando el demonio se preparaba para lanzarlo desde esta altura, recibió un puñetazo que rompió uno de sus cuernos y que pulverizó su hombro izquierdo junto a gran parte de su pecho.

Resultando en una explosion apartando al demonio y dejando al ursino a su suerte que inmediatamente comenzó a ceder por la gravedad.

Los pocos supervivientes de Kuoh vieron lo que parecía ser un meteorito caer.

Valhir en su caída se tenso ante la presión que sufría su cuerpo por las fuerzas G y como este se caía en un ciclo vicioso de regeneración e incineración constante, aun con todo eso él se mantenía sereno mientras una pequeña sonrisa tortuosa aparecía. 

Pequeño bastardo.— La ironía de que una pequeña pulga mortal se le ocurriera tirarlo desde la estratosfera era divertido y exasperante para él, pero nada que no pueda manejar y ni hablar del detalle de estar en llamas, no era nada comparado a cuando se enfrentó a su hermano.

Jejeje JAJAJA BIEN ¡TE MOSTRARÉ LA GLORIA DEL PODEROSO VALHIR!— Proclamó a los nueve vientos mientras aún caía a grandes velocidades a la tierra, inclinándose hacia la izquierda mientras su brazo derecho se extiende hacia adelante paralelo a su brazo izquierdo que se retrae hacia atrás mientras en su caída comenzaba a dejar una estela de electricidad.

La tierra se acercaba rápidamente. Valhir ajustó su trayectoria, aunque estaba en caída libre, no tenía intención de estrellarse como un meteorito. No, él era más que eso.

La electricidad se intensificó, formando una especie de escudo a su alrededor. El yermo carente de vida por su pelea se acercaba, pero Valhir no sentía miedo. Solo determinación. Si este pequeño mortal quería una demostración de poder, la tendría.

La tierra tembló cuando Valhir aterrizó. El suelo se resquebrajó bajo su peso, y la electricidad se dispersó en una onda expansiva. Valhir se puso de pie, mirando al horizonte. El pequeño bastardo aún estaba allí, observándolo desde la distancia en los cielos.

¿Satisfecho?— Dijo Valhir con burla y desprecio, su voz resonando como un trueno. —Ahora, ¡¿qué más tienes para mí pequeño diablo?!— Se jactó con gran orgullo y soberbia.

La batalla estaba lejos de terminar. Valhir sonrió. Había sido arrojado desde la estratosfera, pero no había caído solo. Había traído consigo la furia de los dioses y la determinación de un semi-dios. Y ahora, en esta tierra devastada, estaba listo para mostrarle al mundo quién era realmente el poderoso Valhir.

La estela de electricidad aún danzaba a su alrededor, como si la tormenta misma lo hubiera elegido como su campeón. El pequeño bastardo no tenía idea de lo que le esperaba. Valhir estaba dispuesto a enseñarle una lección que nunca olvidaría, una que quedaría marcada en su débil carne.

La gloria del semi-dios estaba a punto de desatarse. Y la tierra temblaba bajo su paso.

El demonio rojo en lo alto del cielo regenero la parte destruida de su cuerpo en unos instantes pero se veía que eso no fue sin consecuencias, las llamas antes explosivas y feroces que emanaba de él, ahora eran más que brasas moribundas.

Pero aun así, su sonrisa no desaparece ante las sombrías probabilidades en esta lucha, una en la que sabía que morirá. 

La felicidad que experimentaba ante las buenas peleas que tuvo en este mundo, era simplemente satisfactoria.

Sangre comenzó a surgir de su boca.

Valhir se quedó en silencio, recién se percató del verdadero estado de su oponente, hace mucho que había llegado a sus límites pero los supero cada vez más.

Dime demonio- no, mortal, el falso dios en tu lanza…aun sigue vivo?— Dijo el ursino con tono plano, ya no estaba presente la ferocidad, euforia y soberbia que había mostrado hace unos momentos. Se hacía una idea del estado del dios falso y el mortal que formaron un pacto.

...Je je je…no, su ego desapareció, para brindarme más poder.— El rostro demoníaco comenzó a caer a pedazos revelando el rostro exhausto del humano antes de que escamas y las brasas reformarán su rostro. Su voz en un principio distorsionada volvió por unos instantes a la normalidad antes de que volviera, el remordimiento se pudo ver en sus ojos humanos en los instantes que mostró debilidad.

Recomponiendose, se formó una lanza.

Una que tenía el ojo cerrado.

Adoptó una pose de combate, preparándose ante lo inminente pero emitiendo un semblante fuerte, el de un guerrero orgulloso que no se doblega ante nada ni nadie.

 Ni siquiera ante DIOS.

Valhir contempló la apariencia de este mortal. En su larga e inmortal vida vio a muchos guerreros, unos que lo veneraban, lo alababan, le temían…pero muy pocos que se alzaban ante él en desafío, no como dios, si no como un guerrero de igual a igual.

Dime mortal, cual es tu nombre?— La curiosidad e intriga lo plagaban al semidiós, pero a todo eso, el respeto surgió ante él. Porque ahora sabía muy bien en qué punto este mortal peleaba contra él, sin ayuda del falso dios, ahora usando su vitalidad como combustible para mantener esa poderosa forma demoníaca sin apoyo.

Anakin, Anakin de la tribu Avarosa, hijo de la gran Matriarca Ashe y del Rey Bárbaro Tryndamere.— Lo dijo con gran orgullo su nombre, pero el orgullo rebosaba en él al decir el nombre y títulos de sus padres.

Bien, lo recordaré.— Una mezcla de respeto y reconocimiento brillo en los ojos del semidiós. 

Tensando su postura, el demonio-, no, Anakin salió disparado con su lanza en mano apuntando directamente al corazón de Volibear.

Un orgulloso guerrero y cazador, lanzándose hacia una montaña divina aparentemente imposible de superar, pero él lo hará, porque no tiene opción…y porque el cazador se lo debe a su compañero de armas.

En el cráter se formaron grietas por donde Anakin pasó.

Cerca de su meta, la punta de la lanza se iluminó tenuemente.

¡MÁS VALE QUE LO RECUERDES VOLIBEAR!— El rostro o más bien máscara diabólica se desmoronó a medio camino, la distorsión en su voz desapareció, el rostro de Anakin fue revelado, el coraje, orgullo y la ferocidad de una bestia.

20 metros

15 metros.

8 metros.

5 metros.

Estalló una nube roja.

Una mano extendida hacia adelante, perforando el pecho de Anakin dejando una nube roja detrás de él.

Sangre salió de la boca del mismo, manchando el brazo del ursino. La lanzó cayó de las manos del guerrero que desafío a DIOS, una mueca burlona apareció en Anakin mientras sentía la falta de sus pulmones y corazón, sus huesos destrozados por Volibear.

—...Je, perdí…— Se burló de sí mismo mientras la sangre salía a borbotones de su boca, su cuerpo colapsaba al igual que la forma demoníaca se derrumba y caía a pedazos de su cuerpo, pero aun así tuvo la fuerza para declararse perdedor. 

Sus ojos comenzaban a apagarse pero antes de eso él quemó en su alma la imagen de la imponente montaña que lo frenó.

Sus últimos pensamientos pasaron de sus padres de ésta y anterior vida, su tribu y finalmente a Anaakca, y su incumplimiento en la promesa ante su compañero de armas, algo que lo dejaba un poco amargado.

Ojos sin la chispa de la vida miraron a los profundos ojos eléctricos de Volibear, jurando una revancha en otra vida contra este formidable enemigo.

Si, perdiste.