Bajo las numerosas miradas pesadas en el salón, Xiao Yan arrastró aleatoriamente una silla y se sentó con una gran acción. Él miró el pálido rostro de Luo Bu, se mordió la uña y dijo con indiferencia:
—Cuéntame. ¿Qué te ocurrió recientemente? Con tu carácter, no pareces tener la osadía de arrasar con todas las fuerzas en la Ciudad Desierto Rocoso.
Escuchando las palabras ligeramente despreciativas de Xiao Yan, Luo Bu solo pudo sonreír torpemente. Él se mantuvo en silencio por un rato antes de reír amargamente:
—Ciertamente, jamás he pensado en dominar el territorio de la Ciudad Desierto Rocoso. Además, la Compañía Mercenaria de Arena no posee la fuerza para remover a los demás grupos dentro de la Ciudad Desierto Rocoso.
»Todo esto pudo haber comenzado debido a esa pequeña niña llamada Qing Lin de la Compañía Mercenaria Metal del Desierto —la expresión de Luo Bu era un tanto lamentable.
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