Hoy nos vamos definitivamente del orfanato. Ayer tuvimos una despedida general con todo el mundo, aunque realmente me daba igual si se hacía porque no me llevo bien con nadie.
"Bueno chicos, sois 4 y la escuela puede ser dura, ayudaros entre vosotros de acuerdo." Hilma dijo eso mirando hacia nosotros.
"Tranquila Hilma, yo estoy con ellos, no pasará nada." Dijo Tadhg.
"Ah, es verdad, también está Maat. Intenta que no se peleen ¿de acuerdo?"
Ver como Hilma había pasado de Tadhg era reconfortante.
"Tranquila señora Hilma, señorita Nazeli, cuidaré de ellos."
"Oye, que no somos como los niños pequeños, ya sabemos cuidarnos." Zaide se quejó.
"Bueno, creo que ellos se comportan mejor que vosotros." La señorita Nazeli le respondió.
"Cruel…" La boca de Zaide dijo lo que pensaba.
Hilma le dio una colleja.
"Iros ya, y no armen jaleo, ¿entendido?"
"Adiós Hilma, señorita Nazeli."
"Hasta luego chicos, sed buenos de acuerdo." Nazeli dijo ya cuando nos estábamos yendo.
"Sí."
Con eso nos despedimos del orfanato. Fuimos los 4 juntos a la escuela.
Mientras cruzábamos las calles de Ferrepa Maat habló.
"Bueno, ¿Cómo será la escuela?"
"Espero que sea grande. Muchas niños se apuntan todos los años para aprender…"
Zaide dijo eso, sabiendo que tanto Maat como Tadhg no habían estado ahí.
Nosotros este último mes hemos venido un par de veces pero era extraño, parecía que la escuela no era un único edificio como el orfanato.
Mientras que hablábamos de cosas triviales Tadhg soltó un comentario molesto.
"Yo la verdad es que espero que no causéis problemas, como en el orfanato."
"Déjalo Tadhg, hace mucho desde que hubo algún problema real." Maat intentó calmar a Tadhg.
"No te preocupes Maat, supongo que en parte tiene razón. Intentaremos molestar lo menos posible."
Mi tono era un poco chulo.
"Bueno, si tanto te molesta Tadhg, haz como que no nos conoces."
Zaide dijo eso con una sonrisa malvada en su cara. Que miedo jajajaja. Casi no puedo evitar reírme en alto.
"Ya, dejadlo, por favor, ahora solo nos tenemos a nosotros, no discutáis." Maat intentaba mediar entre nosotros.
"Venga va, una sonrisa todos, estamos a punto de llegar." Dije intentando animar la situación.
Cuando doblamos la esquina vimos unas ¿40 personas? Estaban los niños, algunos los acompañaban su familia, y también algunas personas que vigilaban. ¿Eran profesores de la escuela?
"¿Qué es toda esta gente?" Preguntó Tadhg.
"No lo se." Dijo Maat en bajito.
"Bueno vayamos a una de las personas que están vigilando a ver si nos pueden decir algo."
Todos seguimos a Zaide. Nos acercamos a un señor que estaba apoyado en la pared que parecía que estaba vigilando la entrada de la escuela.
"Perdón, ¿no se puede entrar a la escuela?" Zaide le preguntó.
El hombre nos observó a los 4.
"¿Quienes sois?" Su voz era áspera.
"Venimos desde el orfanato. Se supone que esta es la entrada a la escuela de supervivencia ¿no?"
"Sí, esperad, de un momento a otro dejarán entrar." Señaló un edificio de 5 plantas.
"Gracias."
Con eso nos acercamos al edificio que nos señaló.
"Perdón." Volvió a hablar Zaide.
"¿Sí?" Respondió una chica que estaba en la puerta del edificio que nos dijeron.
"¿Es esta la puerta de la escuela de supervivencia?"
"Esta es la entrada a las habitaciones de primer año de la escuela."
Supongo que había que esperar.
"Gracias." Nos apoyamos en la pared al lado de la chica.
Esperamos en silencio un rato más y de repente la puerta del edificio se abrió y salió una persona.
Es un señor, mayor, pelo blanco y corto, con cara de tipo duro. A través de la camisa se podía ver su brazo, que era del tamaño de mi cabeza, y además era alto.
"Me llamo Björn, soy el encargado de los alumnos de primer de año." Su voz era grave y potente. Hacía que la gente le escuchase. Daba un poco de miedo. "Este año 20 entraréis por primera vez a la escuela. Cada uno se convertirá en lo que quiera, caballero, aventurero, mago real… Vosotros decidís vuestro camino. Es una escuela voluntaria, nadie os obliga a asistir, recordadlo. Ahora, dicho esto, ¡Bienvenidos a la escuela de supervivencia de Ferrepa!"
Se escucharon algunos aplausos desde la plaza, después empezaron a nombrar uno por uno los nombres. Nuestros nombres los dijeron los primeros.
"¡Tadhg Mazor!"
"¡Zaide Ferro!"
"¡Maat Vinci!"
"¡Joyce Advent!"
Pasamos uno a uno. Cuando dijeron nuestros nombres algunas personas murmuraban. "¿Quiénes son?" "¿Hay una chica?" "Esos son del orfanato." "A ver cuando dicen mi nombre." "Quiero entrar ya" "Jo, yo quería ser el primero."
Dejando los comentarios atrás entramos en lo que era la residencia. Nos guiaron a una habitación del primer piso con cuatro habitaciones.
"Vosotros estaréis aquí. En 30 minutos empezará una charla en la habitación grande del primer piso" Con esto el chico de voz áspera, que nos hacía de guía, se fue.
Era una habitación bastante grande. Tenía una cama en cada esquina, con un baúl en los pies que sirve para dejar nuestras cosas. Una ventana en la pared del fondo que daba a la plaza donde veníamos y una mesa en cada pared lateral.
"Me pido esta cama." Tadhg se sentó en una de las camas que estaba cerca de la puerta.
"A mí me da igual." Maat dijo en un tono bajito.
"Yo la del fondo." Dijo Zaide.
"Yo la otra del fondo." Seguí.
Ya están las camas repartidas. Pusimos nuestra única muda de cambio en el baúl.
"Demasiado grande…" Se me escapó lo que pensaba, aunque parece que nadie lo escuchó.
Cuando levanté la mirada vi encima de mi cama un mapa. Arriba está escrito: "MATEL". Al parecer ser un mapa de este mundo, Matel. Aparecen todos los continentes, todos las capitales y algunas ciudades.
"Oye Zaide, en este mapa sale señalada nuestra ciudad."
Zaide se acercó a mi cama.
"No sabía que era conocida, creía que era un pueblucho."
"Sí, yo también jajaja, nuestra ciudad sale en los mapas, somos famosos."
"Esa es la capital de las islas del sur." Maat respondió nuestra duda por la espalda, sorprendiéndonos.
"Somos niños de la capital eh." Zaide y yo nos reímos.
"¿Tú de dónde eres, Maat?" Pregunté.
"De las montañas del este." Señaló en el mapa unas montañas al sur de los 'Acantilados Rojos'. "De un pequeño pueblo, mi familia me abandonó en esta ciudad cuando yo no había cumplido 5. Me dejaron en el orfanato con una carta"
"Perdón por preguntar, no debí haberlo hecho."
"No, está bien, ahora tengo una excusa para que me contéis qué les pasó a vuestras familias."
La sonrisa de Maat daba miedo, definitivamente no debería haber preguntado, además de que tampoco quiero hablar.
"Bueno, verás."
"Nuestros padres fueron asesinados, murieron. Los caballeros nos trajeron aquí." Zaide habló sin cortarse.
Me quedé mirándolo fijamente, más impresionado que otra cosa.
"No me mires así, han pasado 8 años."
"Lo sé..." Suspiré mientras hablaba. "Fueron asesinados aunque nunca supimos qué o quién fue."
"Lo siento." Maat estaba un poco impresionada.
"No te preocupes, ya lo ha dicho Zaide, ha pasado mucho tiempo y hemos llorado mucho. Ahora estamos aquí y eso es lo que importa." Dije con una sonrisa.
"Dejad de contar historias y bajad, no quiero llegar tarde por vuestra culpa." Tadhg cortó el momento emocional. Supongo que no quiere que le preguntemos.
"Si tanto quieres bajar, baja tú solo." Zaide le respondió todavía sentado en mi cama.
"Anda, vamos para abajo." Le di un empujoncito a Zaide. Y nos miramos a los ojos.
"Es verdad, vamos abajo."
Maat nos siguió sin entender lo que acababa de pasar. Sonreí para adentro. Vamos a armar jaleo.
Cuando llegamos abajo la misma chica de la entrada estaba en la puerta.
"¿Se puede pasar?" Tadhg habló por nosotros.
"Sí, sois los primeros pero el resto no debería tardar."
Asentimos y pasamos la puerta.
La habitación era grande, tenía una zona en alto con unas pocas sillas encima, y delante había 4 filas de 5 sillas cada una.
"Supongo que nosotros nos sentamos en estas de aquí." Maat señaló las sillas del suelo.
"Vamos a la cuarta fila." Todos seguimos a Zaide, aunque Maat y Tadhg realmente no sabían el motivo de nuestro comportamiento.
Cuando nos sentamos entró un grupo de 5 personas. Todos iban bien vestidos, bien peinados, y andaban como si el resto fuera asqueroso.
"Vaya sillas, no se gastan un duro en algo valioso."
"Mira ahí." Un chico con pelo negro cortó nos señaló.
"Oh, son del orfanato, vamos a echar de aquí a estos niñatos."
Maat y Tadhg se tensaron al escuchar eso, pero Zaide y yo sabíamos lo que iba a pasar. Lo estábamos esperando.
Los cinco chicos se pusieron delante nuestra de pie. Nos separaba una fila de sillas.
"Malditos huérfanos que vivís a costa de nuestro dinero." El chico rubio 1 habló.
"Iros de aquí, no os merecéis entrar aquí." El chico de pelo negro de antes siguió.
"¿Por qué no les damos una paliza?" El chico rubio 2 preguntó.
El de pelo negro, que parecía el líder sonrió.
"Sí, me gusta."
Me levanté y le pegué un puñetazo. Cayó para atrás y tiró una silla.
Zaide me siguió y pegó al chico rubio 2. También se calló.
Los otros 3 intentaron reaccionar, pero no fue suficiente. Abracé a rubio 1 y lo tiré al suelo, estaba encima de él y le pegué dos puñetazos. Alguien me agarró la mano.
"Ya basta." Era la chica que hacía guardia en la puerta. No la había escuchado y además había sido muy rápido.
"Perdón, pero esos niños nos estaban insultando, ellos solo hicieron eso para defendernos."
"Lo sé, tranquila." La maestra tranquilizó a Maat que saltó a defendernos. "Además las peleas a veces pasan, no es nada grave mientras no llegue a términos mayores que una pelea entre dos personas. Pero es el primer día, relajaos un poco." Eso último se dirigió a nosotros, sobre todo a mí.
"Perdón." Me levanté del chico rubio y me senté de vuelta en mi silla al lado de Maat. Zaide me siguió y se sentó a mi otro lado, dejando una silla vacía a su lado.
"Vosotros, ¿os podéis levantar?"
"Sí" Dijo el de pelo negro que parecía dolerse de la espalda.
"Sí." dijo rubio 1 y le siguió rubio 2.
"Sus puños no son muy fuertes." Se levantó.
Los 5 se fueron a segunda fila, ocupándose entera. En la puerta se habían juntado unas cuantas personas.
"Bueno, sentaros todos, vamos a empezar." El que había hablado era el que habló fuera. Estaba subido en el alto. ¿Cuándo llegó ahí?
"Bueno, este año sois pocos pero movidos. Me vuelvo a presentar, soy Björn, el director de la escuela de supervivencia de Ferrepa." Un momento, parece que crece la tensión por momentos. El director sonrió. ¿Qué era esta presión? "Estos van a ser vuestros maestros." Señaló a cuatro personas que estaban detrás de él.
"Soy vuestra maestra de lucha cuerpo a cuerpo. Hilda Met." La chica de antes con su pelo rubio y largo.
"Soy vuestro maestro de lucha cuerpo a cuerpo. Todd Gerx." El de la voz áspera. Tenía el pelo negro con una coleta, además de una cicatriz desde la frente hasta su moflete, cortando su ojo.
"Soy vuestra maestra de magia. Muna Bell." Otra chica más mayor, llevaba un gorro pequeño, tenía pelo corto y castaño, pero es, ¿bastante sensual? Tenía un pecho bastante voluminoso…
"Soy vuestro maestro de lucha, junto al director. Bernard Aus." Y por último el chico que conocí en el orfanato, Bernard. Era joven, parecía de la misma edad que la chica rubia, Hilda.
"Bien, ahora que nos conocemos todos queríamos dejar una cosa clara, os podéis pelear, pero no matar. Nosotros viviremos aquí con vosotros así que también os controlaremos." No se porque, pero esas palabras me tranquilizaron. "Bien, ahora vamos a dividiros en grupos de 5 personas."
Se armó un revuelo, nosotros somos los 4 del orfanato y una persona más. Llevaba capucha y no podíamos saber quien era. En ese momento se apoyó en el respaldo de la silla y suspiró.
"Buenas, soy Saidi." Se quitó la capucha. No se porque pero me sonaba de algo.
"Encantado soy Zaide."
"Buenas, yo Joyce. Tienes un nombre muy bonito." La sonreí. Se puso un poco colorada.
Maat me clavó el codo por detrás.
"Lo siento, creo que no la han reconocido. Me llamo Maat, ellos son Joyce y Zaide, y él Tadhg." Señaló al abandonado Tadhg detrás suya. "¿Qué hace aquí la hija del señor de la ciudad?"
Oh, mierda.
"Perdón, no la reconocí." Agaché la cabeza.
"No te preocupes, estoy aquí para aprender. No me debes ningún respeto."
"Perdón, ¿pero está bien que diga eso?" Zaide preguntó algo incrédulo.
"Sí, he hablado con mi familia, desde principio de año está decidido. Solo una persona puede liderar la familia, así que me quiero unir al ejército del país como maga o caballero."
Creo que estaba hablando demasiado alto. Cuando me di cuenta todo el mundo nos miraba.
"Mejor hablemos en otro momento." Sonreí y la vi sonrojarse al ver que todo el mundo la miraba tan directamente. Se puso de nuevo la capucha.
"Bueno, viendo que ya conocéis vuestros grupos comenzaremos mañana con las clases. Hoy se os mostrará las instalaciones repartidas por la ciudad, cada grupo será guiado por un maestro. Ellos os explicarán a cada uno los detalles, al igual que la lucha de escuelas y el examen de ascenso."
"¿Examen de ascenso?" Maat parecía extrañada.
A mi me llamó más lo de 'lucha de escuelas', a que se referirá.
"Señor, perdone, pero ¿a qué se refiere con luchas de escuelas?" Zaide se me adelantó hablando por encima de todos los murmullos.
"Se os explicará en detalle más adelantado. Pero en este país hay tres escuelas, la de la capital Platus, y la de ciudad Royas son las otras dos."
Los murmullos se incrementaron.
"Silencio." El director volvió a hablar con un tono grave y severo. Se hizo el silencio al momento.
"Bien ahora, empezaremos el tour por la ciudad. Primera fila con Hilda."
Hilda se acercó a la puerta.
"Vamos afuera." La siguieron los de la primera fila. Había un chico bastante alto y 4 chicas.
"El segundo grupo irá con Todd."
"Seguidme." Todd fue rápido hacia fuera seguido por los de la segunda fila. Uno rubio todavía seguía rascándose la barbilla.
"La tercera fila vais con Muna."
Se levantaron y se fueron.
"La cuarta iréis con Bernard."
Bernard sonrió. Le seguimos.
Salimos y empezamos a seguir a Bernard por la ciudad.
"Oye Joyce, Zaide, ¿vosotros sabíais lo que iba a pasar?" Tadhg preguntó.
Nos miramos un momento.
"Sí." Dije.
"¿Cómo?" Preguntó Tadhg.
"Tadhg, tú crees que todos aceptarían que unos niños reciban dinero para comer de las arcas de la ciudad." Silencio. "O que luego se les pague el acceso a esta escuela. Eso sería un sueño, no la realidad."
Tadhg parecía incrédulo ante las palabras de Zaide.
"Tadhg, muchos de los problemas de los que hablas que causaron en el orfanato, son porque la gente o se metía con los niños, o con el orfanato, o la señora Hilma, o con la señorita Nazeli." Maat habló por nosotros.
"¿Q...Qué? ¿Por qué nunca dijisteis nada?"
"Lo hicimos, pero Hilma y la señorita Nazeli no podían hacer nada." Dije sonriendo.
"¿Eso es verdad?" Se me olvidó que la hija del Señor está aquí.
"Sí, pero desde hace tres años no es tan grave, y solo hablan niñatos como ahora."
"Viejo…" Le dije a Zaide en un susurro. Se rascó la cabeza. "Mejor no remover el pasado." Dije con una sonrisa mirando hacía Tadhg y Saidi. "Además, es más importante lo de ahora."
"Ahora que lo dices." Bernard se unió a la conversación. "Me acuerdo de un incidente de hace tres años que envolvió a un grupo de 3 caballeros y dos niños…"
"Hace tres, espera hace tres años fue--"
"¡Ya!" Corté a Tadhg. "No removamos el pasado de acuerdo."
Puse una sonrisa forzada y seguí caminando hacia delante. Era imposible que se esparciera, pero no quería que la hija del señor de la ciudad supiera lo que pasó.
Seguimos caminando, en algún punto Tadhg, Saidi y Maat entablaron una conversación con Bernard, yo andaba al lado de Zaide.
"No te enfades, era imposible salvarla, y además no lo remuevas. De acuerdo."
Zaide me miró a los ojos.
"Sí, tienes razón. Vamos a unirnos a la conversación."
"Sí que se utilizar magia. Es una de las bases, cuando lleguemos a nuestro destino os lo enseñaré."
Bernard nos contó sobre sus diferentes aventuras mientras nosotros le hacíamos preguntas. La tensión parecía disminuir.
"Aquí es."
Delante nuestra estaba un edificio circular de tres plantas, pero bastante ancho. Era el gremio de aventureros.
"Entremos."
Seguimos a Bernard dentro.
"Buenas. Traigo a unos cuantos estudiantes." Bernard se dirigió a una chica detrás del mostrador.
"Puedes pasar a la arena 1, la 2 todavía está en uso."
"Gracias. Seguidme"
Al fondo había una doble puerta bastante alta y ancha.
"Aquí se hará el entrenamiento en combate."
Cuando entramos vimos una habitación con todo tipo de armas. Hay espadas, lanzas, cuchillos con diferentes formas, arcos, mazos, hoces…
"Impresionante." Tadhg habló por todos.
"¿Tenemos que aprender a usar todas?"
"No, verdad, verdad que no..." Saidi parecía estar rogando.
"No hace falta, tal vez ni aprendáis a usar una." Las tranquilizó Bernard con una sonrisa en la cara. "Vamos a la arena en sí."
Cruzamos otra puerta y entramos en un círculo enorme de arena.
"Aquí se hará el entrenamiento." Dijo convincente Bernard. "Ahora bien, ¿queréis que os enseñe mi magia?"
Todos dijimos sí al unísono mientras le mirábamos.
"Bueno, aquí no se puede utilizar la magia de elementos, pero si la invocación…" Bernard cerró sus ojos… "Ven, Qartal."
Un águila impresionante apareció a su lado.
"Este es Qartal, mi bestia invocada."
"Piaa, Piaa" Qartal hizo sonido con su boca.
Qartal es un águila más alta que Bernard, es el doble que él, debe medir unos 2 metros y medio. Su plumaje era marrón oscuro, con un pico amarillo. Es impresionante.
De repente Qartal abrió sus alas.
"Gigante." No pude girarme a ver al sorprendido Tadhg, pero estaba de acuerdo con él.
"Gracias." Qartal inclinó la cabeza hacia Bernard y batió sus alas subiendo al cielo.
La vista era impresionante.
"Eso es magia de invocación. No será así desde el principio, pero, para mi es la mejor magia."
Estábamos en silencio.
"Bueno, viendo que ha pasado un rato vayamos a la arena 2." Bernard nos devolvió a la realidad.