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Alma Negra

John "Alma Negra" Un alma inocente y pura, había sido lentamente corrompida por la maldad. Sus ojos iban perdiendo el brillo y en su corazón se iba formando un caparazón, un escudo tan fuerte para evitar a toda costa una traición. Un águila enjaulado y condenado a no sentir, el negocio y la codicia eran su motivo de existir. La oscuridad se convirtió en su mejor amigo, las mentiras y verdades en su abrigo; la frialdad e inteligencia para el negocio, el cuchillo y arma para el enemigo. Un supuesto enemigo tiene que ejecutar, pero el destino le sorprende y lo hace dudar; haciendo que su vida de un giro inesperado, y quizás, esa persona logre mostrarle el camino indicado; y se convierta en su luz, en medio de esa oscuridad, porque detrás de él puede quedar aún algo de humanidad.

NATALIADIAZ · Realistic
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57

Me encerré en el estudio y me serví un trago.

Recuerdos:

—¿Qué demonios haces aquí, Kwan? Te advierto que viniste en un mal momento, no estoy de humor ahora para soportarte. Si no quieres morirte, lárgate de aquí.

—Me importa un huevo si estás de humor o no. No estoy aquí por gusto, ni porque seas amigo mío, ni nada parecido, estoy aquí por mi panterita. Como ves que me tienes cansado con tu actitud de niño rebelde y herido. Jamás había conocido un hombre tan cobarde. He conocido muchísimos hombres en el bajo mundo, sin escrúpulos, sádicos, de todo tipo, pero de tu clase solamente hay uno. ¿Cómo puedes tratar así a una mujer que tienes a tus pies? Tuviste que haber sido bien miserable para no saber tratar a una mujer. Podría ser comprensible si fuera tu enemiga, pero que trates así a alguien que está loca de amor por ti, y que es capaz de justificarte aún por encima de sus tragedias, es realmente irritante.

—No te metas en mis asuntos. No eres quien para hacerlo, tampoco he pedido tu opinión.

—Pues como ves que te la doy y de gratis. Estás actuando como un cobarde. Ella jamás te traicionó y tampoco tiene ningún interés en mi. Yo no me acerqué a ella para sacarle información tuya. Si no te he matado es porque tengo cierto interés por mi panterita, o de lo contrario, la guerra que armé la hubiera continuado y más ahora que tengo más razones. Has abandonado a esa mujer. No conozco de su relación, de sus diferencias, ni nada de eso, pero no hay razón alguna para tratar así de mal a una mujer, y menos a alguien como ella. Tienes que tener realmente esa alma muy podrida. Es una lástima que ella no me vea a mi de la misma forma que te ve a ti. Para ella eres un santo, por más daño que le hagas. ¿No sientes ni un poco de lástima por ella? Cuando la encontré estaba caminando a solas por la calle, descalza, de noche, que cualquiera de tus enemigos pudo haberla matado si hubiera querido, incluyéndome. Esto que te voy a decir lo haré por ella, no por ti. Ella me dijo que no dijera nada, pero no puedo quedarme con esta rabia por dentro, cabrón.  Daisy está en el hospital, tuve que llevarla luego de que se desmayara en plena calle. Al llevarla al hospital, me dijo el doctor que la evaluó, que tuvo que hacerle un raspe, ya que sufrió un aborto espontáneo. No creo que ella se haya embarazado sola, ¿O si? Si tienes algo en esa podrida alma, ve a verla al menos y termina con ella de una forma en la cual no quiera volver a verte. Le harías un gran favor a ella y a mi; porque si a ti no te importa, a mí sí. Seguiré cerca de ella, aunque tú no lo quieras. No soy de rendirme fácilmente y menos cuando se trata de una chica como ella. Ahora tengo una razón más para matarte, Alma. Ah, y también quería decirte, no dejaré mi amistad con ella, a pesar de las rivalidades que tengo contigo. Tan pronto todo se arregle, ya sea para bien o para mal, voy por tu cabeza. Haré esta pequeña tregua dándole tiempo a que ella se recupere, sé que le dolería si le mato a su ángel de la guarda. Procura romperle el corazón como solo tú sabes hacer, así ella recapacita, y quizás así pueda conquistarla. Te dejo la bola en la cancha, veremos a ver qué pendejada de las tuyas haces ahora. Diviérteme, Alma.

                       

Tener que darle la razón a ese imbécil me molesta, pero no hay forma de que la deje en sus manos. Ella debe estar conmigo, pues esa es la razón de su existencia; aunque no pueda ser la persona que ella desea, yo simplemente no puedo dejarla ir. Sonará egoísta, pero prefiero que tenga la misma vida solitaria y miserable que tengo yo; que no dependa de nadie para sonreír, o para ser feliz. Eso le va a ahorrar muchas desilusiones en un futuro. Yo no soy el hombre indicado para ella y estoy consciente de eso, pero tampoco nadie lo será. Tengo que convertirla en alguien fuerte, alguien que no llore o sufra con facilidad, más adelante ella me lo va agradecer.

Me tomé otro trago más y subí a la habitación, ella se veía como si estuviera teniendo una pesadilla. Se estaba moviendo mucho y se estaba quejando, no sabía si debía despertarla. No dudo que me trate de golpear, ya lo ha hecho varias veces. Me acosté en la otra esquina de la cama y me giré hacia ella, apretó fuertemente la sabana y se quejó. Creo que sí debo despertarla, si lo hago de mala forma, terminará por golpearme.

—Daisy… — con mi pulgar le toqué el brazo, pero no despertó. Opté por hacerlo en su mejilla y tampoco hizo caso. Le llamé varias veces y tampoco reaccionó. Es peor que despertar a un animal, por Dios. Planeaba dejarla así, pero escuchando sus quejidos nadie podría dormir. Me pregunto ¿qué estará soñando? Le apreté su mejilla y se movió hacia mí, aún con los ojos cerrados.

—John… — musitó, y sonrió. Enterró sus uñas en mi pecho, pero evité protestar. En otras circunstancias ya la hubiera tirado de la cama. ¿En su otra vida fue un gato o qué?

Sin darme cuenta he dejado de pensar en mí, y ahora solo la veo a ella. No sé en qué momento pasó, pero me descuidé otra vez.