En un extraño sopor Alice se esforzó por recordar sus sueños, en ellos había tenido visiones de un mundo antiguo donde recorría y vagaba en diversos bosques, eso había empezado aproximadamente cuando cumplió 15 años.
Sus sueños eran cortos, apenas recorridos pequeños de imágenes desordenadas y difusas, por lo mismo era difícil para ella saber de qué se trataba. Debido al tiempo, se había acostumbrado a ellos ya que igualmente duraban poco.
En una ocasión había llegado a una cabaña escondida entre los árboles, allí se encontró la imagen de un joven que observaba una chimenea para finalmente voltear y mirarla a ella. Luego de ese sueño, la cabaña, la chimenea ardiente y el joven eran recurrentes.
Eran sueños sin palabras, se repetían por lo cortos y con ciertos avances, aún así ella no tenía una imagen clara del rostro de él, solo la llana sensación de que era atractivo o al menos lo sentía así. En algunos sueños él aparecía sentado, en otros de pie, a medida que Alice se sentía más madura y conocía más de la vida y la independencia, estos se tornaron intensos, al principio solo se acercaba a ella y se paraba atrás.
Luego, en otros le tocaba el cabello y se lo peinaba con los dedos.
De cierta manera Alice no estaba incomoda, llevaba años con ese sueño y en ocasiones llegó a frustrarse de que no pasara nada más, hasta que en el último año, ya no era su cabello solamente el que retiraba del cuello y tocaba con la punta de sus dedos, el juego se había desplazado a su cuello y deslizado por su espalda. Alice disfrutó demasiado la sensación de escalofríos y la piel de gallina que se esparcía por sus brazos, los avances se hacían lentos, hasta que una noche ella sintió deseos de experimentar más, al fin y al cabo ella ya no era más una adolescente y este tan solo era un simple sueño, nadie podría interponerse, este sueño era propio, de su intimidad y nadie tenía que enterarse, ella al fin y al cabo era un mujer que maduraba y tenía sensaciones y deseos.
Fue así , que en los últimos meses ella se adentraba a esa cabaña muy ansiosa, y como de costumbre él se paró atrás de ella y comenzó a jugar con su cabello, corrió este de su cuello pero esa vez la tocó no con sus dedos sino con sus labios, inmediatamente ella reaccionó cerrando sus ojos y encogiendo sus hombros, pero no mostró resistencia, más bien se dejó llevar girando su cuello de forma que él tuviera más espacio y visión para continuar. Después la tomó por los hombros y bajó lo que podrían ser unas tirantas, siguió rozándola con sus labios hasta que llegó cerca de su oreja, Alice sintió el calor de la respiración de aquel hombre, tanto que dejó escapar de su boca un leve gemido que inmediatamente cayó al morder uno de sus propios labios, con ello quería a toda costa evitar ponerse en evidencia o peor aún despertarse de ese sueño, tan intenso era el momento que contuvo su respiración justo cuando sintió que la tomaba por su mentón y la giraba lentamente hacia él, por fin sería capaz de ver su rostro, pero estaba tan perdida que no hallaba la forma de abrir sus ojos.
Alice escuchaba una respiración profunda cerca de ella, tanto que esa mano en su rostro fue deslizando un pulgar por sus labios, provocando que involuntariamente los abrieran un poco. Ese hormigueo tentador le agitaba el pulso y un calor sofocante la hacía respirar con mayor ritmo, hasta que sin más, su acompañante se acercó al punto que ambos juntaron sus bocas, al principio solamente fue una presión suave, tibia y blanda, luego se tornó en algo más húmedo, Alice sitió algo que rosaba su labio inferior para luego rebasar aquella barrera de su límite interior, muy dentro suyo ella quería detenerse pero permaneció así y se dejó llevar, y continuo saboreando y aprendiendo con ello la danza oculta que se vive con un beso. Una vez se separaron, ella pudo abrir sus ojos para encontrarse con unos muy azules que la observaban con intensidad, y en ese momento, Alice despertó.
Desde Allí la imagen de esos ojos azules, la ponía nerviosa y la sonrojaba, pasaban noches donde se repetían las primeros sueños, donde caminaba sin rumbo y no hallaba nada.
Alice sería una mentirosa si hubiera dicho que no habría querido que pasará algo más, y a veces, luego de despertarse se preguntaba porque no se disponía a aceptar un amor real que la llevará a sentir aquellas emociones. Pretendientes había tenido pero nadie que le llamara la atención al punto de pensar en tomar el riesgo, de alguna forma ella se había privado de vivir como las demás de sus compañeras ya que de cierto modo no tenía la confianza plena para poder mantener una relación llena de aventuras emocionantes y acciones placenteras y excitantes.
En ocasiones pensaba que sus sueños eran producto de frustraciones, el querer sentir a alguien cerca sin miedo a compromisos, el no mencionar palabra alguna por temor al rechazo, Alice se sentía sola, y aunque le incomodaba, no quería y no hacía nada por remediarlo, siempre ponía esa barrera de "no me importa" , "no me interesa".
En la secundaria tuvo oportunidades para sentir el calor de otro, una vez por presión de grupo participó al juego de la botella, necesitaban completar las parejas y sus compañeras le insistieron, Alice se percató que algunos de sus compañeros estaban interesados en que ella estuviera allí, perecían expectantes a ver quién sería capaz de tomar los labios de alguien que no mostraba mucho interés en los muchachos y el contacto físico, todo parecía un experimento donde ella era parte del objeto de estudio.
Pasaron minutos y Alice se había salvado, solamente al fijarse como la mayoría de sus compañeros experimentados y recorridos se besaban sin tapujos, algunos más atrevidos y sin pena, la ponían nerviosa, finalmente, la botella dio su veredicto y las víctimas fueron entonces un amigo de primaria de Alice y ella, ambos neófitos de la materia, ella aún así no sabía que hubiera sido más incomodo, si un desconocido o su amigo, además los ojos de sus compañeras y compañeros expectantes, las miradas con cierto morbo y malicia a la espera del gran acto, no ayudaban a que pudiera relajarse y verlo como algo natural, finalmente el veredicto se llevo a cabo, él decidido se acercó y posó sus labios sobre los de Alice, quien se quedó rígida como una estatua, sus ojos abiertos no expresaban gozo y el hecho de haber torcido la boca no ayudo a que la situación se viera mejor, se contaron los segundos reglamentarios, él había intentado algo más pero la falta de cooperación de su asqueada compañera no ayudaba ni lo más mínimo, la situación se torno muy incómoda para ambos y los presentes empezaban a pobretear al chico, cuando se acabo hubo silencio, y una muy desatinada e imprudente Alice dijo
--- ¿Eso fue todo?--
sonó tan despectivo como cruel, luego no faltó el seguido---UYYYY... de alguno que le pareció un chiste, fue tan fea la escena que algunos no quisieron jugar más y la relación con su amigo de la infancia se había tornado complicada. Desde Allí, quedó marcada como la fría Alice, la rígida, la santurrona y nada divertida.
Los corrillos de voz se esparcieron rápidamente
---< Pobrecito Edwin, preciso tocarle la frígida>
--- <Que pesar con Alice , su primer beso y semejante decepción... para morirse>
--- <Quien la ve ... quien sabe que se cree... >
---<Ni la culpo... seamos sinceras... Edwin no es nada lindo... yo también me hubiera asqueado>
--- <Nooo.... de verdad ... qué horror... al menos hubiera disimulado un poquito>
-- <Si hubiera sido conmigo lo cosa hubiera sido diferente... la hubiera hecho ver estrellas..>
---< AHHHH... QUÉ FASTIDIO ¿por qué exagerarán todo?... no era para tanto>
Alice estaba aburrida , no quería saber más. Algunos de sus compañeros la llamaban a solas para ofrecerle un buen rato y olvidar el percance, pero ella se imaginaba la escena con ellos y le parecía peor, sencillamente no estaba lista, no quería, el problema era que no parecían entender algo tan simple.
Por otro lado ella no era la única que había sentido las consecuencias de lo ocurrido, ese mismo joven había querido convertirse en el novio de la mejor amiga de Alice durante ese entonces, pero ella lo rechazaba, la imagen que les había quedado a todos era la cara de asco de Alice, tanto así que prefería evitarlo a toda costa así como otras, hasta que finalmente él dejó así, no insistió más y se dedicó a sus estudios.
Años después de graduarse y llevar a penas tres semestres de universidad , Alice se encontró a su amigo de la infancia, él la saludo y le dijo con un tonó algo suave que estaba estudiando para ser profesor de primaria, Alice lo felicitó y le deseo lo mejor, cuando se despidieron Alice notó como salía y se tomaba de la mano de un muchacho, la camisa color pastel que traía le dio a entender que definitivamente no se había confundido, él estaba saliendo con un chico. No dejó de sentirse extraña y con cierta culpa, aun así ella sabía que eso hacia parte de las decisiones de vida de cada persona, ella no era nadie para interferir en la vida de las personas.
---< ¡Qué tontería¡ definitivamente todos éramos unos críos inmaduros. Al fin al cabo no fue para tanto...>
El último sueño que Alice había tenido fue el más intenso, precisamente fue la noche anterior, esa noche ella decidió acostarse temprano y al poco tiempo se había quedado dormida, en su trance empezó a recorrer el bosque justo hasta la cabaña, no era que conociera el camino, era como si algo dentro suyo siempre la dirigiera hasta allí. Ingresó tal como de costumbre, observó la escena de siempre, allí estaba la chimenea y el joven quien se encontraba en el mismo lugar, Alice se quedó quieta y expectante, así que él se levantó y ubicó atrás de ella, tomó sus hombros y besó su cuello, Alice esta vez reaccionó, se giró, quería tocarlo y así lo hizo, simplemente decidió pasar su mano por su rostro y con ello poder fijarse en cada detalle que no había visto antes, se dio cuenta así de su cabello castaño oscuro, tez blanca, labios delgados y ojos azules, además de su piel suave. La comisura en los labios de Alice y su mordida picara y a medias, le indicaban al joven que ella quería ser besada y así pasó, ambos sucumbieron nuevamente a la danza del beso, pero esta vez él no pararía tan fácilmente, fue así que la tomó de la cintura y empezó acercarla a su cuerpo al tiempo que desabrochaba su vestido, fue así que sencillamente ella se dejó llevar, sintiendo como sus prendas se escurrían hasta caer, dejando su cuerpo casi desnudo, algo que pareció no importarle, más bien la hizo sentir una extraña sensación de libertad.
Las manos de aquel sujeto empezaron a recorrer cada centímetro de piel del cuerpo de Alice, ella apenas temblaba, él se agachó reposando su cabeza sobre el vientre de ella quien lo tomó por su cabeza consintiendo y acariciando su cabello, no podía esconder la atracción que tenía por él, y la curiosidad de experimentar más la llevaba a consentir cada nuevo movimiento.
Luego él comenzó a besar su vientre y recorrer con sus manos y dedos las caderas ondulantes de Alice, para terminar de deshacerse de lo único que los separaba de los placeres humanos, una vez así, un hormigueo la invadió y al sentir aquellas descaradas cosquillas cerró los ojos y empezó a morder su dedo índice tratando vanamente de evitar hacer algún tipo de ruido, pero inútilmente se escapaban ciertos sonidos particulares que alentaban a su compañero a continuar. Por lo tanto, comenzó a bajar lentamente hasta su entrepierna para sumergirse en la profundidad de esta, Un suspiro profundo suscitó que Alice comenzara a temblar en medio del vértigo que esa sensación le produjo. Sujetando y apretando con fuerza la cabeza de aquel muy deseable desconocido Alice abrió los ojos, miró hacia abajo hasta que se encontró con esos intensos ojos azules que la miraban de forma pícara y lasciva, mientras su boca continuaba con sus juegos, se podía apreciar cómo disfrutaba ver la agonía y el placer de ella, poco a poco Alice fue conociendo del placer y el éxtasis, y a medida que la respiración le faltaba, sintió un ahogo final que sucumbió en un húmedo gemido intenso.
Sonrojada, agitada y acalorada, Alice decidida bajó su rostro para verlo otra vez, pero la imagen fue otra, ahora allí estaba un ser de cabello largo blanco plata, con dos marcas tatuadas en su cara que cruzaban sus ojos como lagrimas que bajaban hasta las mejillas, de su espalda brotaban unas llamas que fluían como alas, luego "eso" abrió los ojos dejando ver ese azul profundo al tiempo que observaba penetrantemente a una Alice que se hallaba confundida y asustada.
Alice retrocedió abruptamente, abrió sus ojos, encogiendo sus hombros y cubriendo su cuerpo.
Finalmente ese ser musitó
---Eres la promesa que me fue encomendada, eres mía.
La voz jamás antes escuchada se pronunció ante una desconcertada Alice quien inmediatamente despertó.
Ella se encontraba agitada en la cama, jamás había escuchado que su voz cambiara y gimiera de esa forma, y jamás había sentido algo tan real y vivido como ello, y aunque el final de ese sueño hubiera sido demasiado extraño, el cuerpo de Alice no podía dejar de reaccionar a sus emociones. La respiración anormal no dejaba de cesar, su pecho se movía de arriba abajo agitadamente.
---<¿Tan necesitada estas?>---
Alice lo pensó mientras sonreía y apretaba las sabanas con sorpresa y cierto gusto.
Por supuesto que había sido un sueño húmedo y aunque no hubiera sido real, en ese momento ella no dejaba de sentir cierta vergüenza, dejarse de un desconocido, mostrar tal grado de atracción sin ataduras, recelos, ni palabra alguna, la dejaban de cierta modo desconcertada pero viva.
---Mmmm ahhhhh... qué más da --- suspiró mientras apretaba sus manos entre las piernas.
--- Yo quiero uno así. --- Sonreía con emoción.