33 One plus one

En un cuarto oscuro, húmedo y sin ventanas, la intensa luz de una lampara apuntaba a Marcos quien se encontraba atado a una silla, rodeado de hombres fornidos y que se notaba tenían gran experiencia en artes marciales. Su rostro estaba hinchado por los golpes al igual que su cuerpo, la herida en su ceja sangraba profusamente, su respiración un poco entrecortada y pupilas dilatadas denotaban el dolor que estaba sintiendo oculto bajo su expresión fría y el silencio.

- ¿Cuanto tiempo mas piensas rehusarte a hablar? Se supone que era un integrante elite pero solo eres un pedazo de basura, mierda nada mas - la voz rasposa y maliciosa del interrogador seguía hablándole y torturandole psicológicamente. Mas golpes, sumergidas en cubetas de agua y privación de alimentos continuaron sin hacer que su caparazón se abriera. Habían atrapado a su grupo de mercenarios que estaban ocultos como espías, los demás murieron tratando de escapar mientras el y dos de sus soldados mas capaces sobrevivieron. ¿Quien diría que Elena seria tan capaz?

Hablando del diablo, ella miraba del otro lado de la pared mediante las cámaras y escuchaba mediante los micrófonos. Finalmente su venganza estaba tomando forma, no pensó que el hermano de Carlos fuera parte de la corporación contra la que luchaban, a pesar de ello no estaba sorprendida. Hacia mucho tiempo que había torcido su camino, lo supo desde el día que la secuestro para hacerla suya... ahora estaba en sus manos.

- Usa los narcóticos Esven - una voz femenina se escuchó por el auricular.

- Enseguida señor - todos llamaban a Elena señor para ocultar su genero junto con su nombre clave: " Lei Savage".

¿Como termino la dulce y tierna niña siendo la despiadada y fría integrante de esta sociedad elite antiespias? La vida da muchas vueltas, pero fue gracias a Marcos.

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Diez días habían pasado sin saber nada de ella. Los días transcurrían sin novedad en el hospital, pensando en ella, dibujando y escribiendo. Carlos era soñador y romántico, un artista innato, desde joven escribía cuentos, pintaba y componía musica, hasta que finalmente se convirtió en escritor muy famoso, lo cual dio una cachetada con guante blanco para aquellos que se burlaron de el en la escuela. Sus pinturas también eran excelentes pero solo como hobby, atesoraba cada una y venderlas era como vender su corazón.

- Joven maestro, ese cuadro esta hermoso - dijo su asistente personal, había traído fruta y jugo para su desayuno - ¿como lo titulara?

- Uno mas uno, toma, llevalo al taller y colocalo en la repisa especial, cuando salga lo haré en grande como regalo para ella - su tono era tranquilo pero sus ojos no podían ocultar el brillo de saber que al fin podría mostrarle sus obras. El asistente asentó con la cabeza tomando el cuadro para guardarlo en un porta cuadros junto con el material de dibujo.

- Muy bien - suspiro Carlos - ayudame a llegar al baño.

- Si maestro.

Después de lavarse, se quedo sentado en el sillón, ya podía caminar mas en el cuarto y cambiar de la cama al sillón. El asistente se retiro y al mismo tiempo, la mama de Carlos llego.

-Hijo mio, adorado de mi corazón - la lluvia de besos no se hizo esperar. El joven solo sonrió ante la ternura de su madre.

- Hola mama, ¿que tal tu día? - desde pequeño siempre había sido el mas apegado a ella y devoto, cariñoso y comprensivo, por lo cual, su madre tenia cierto favoritismo a el.

- Bien corazón, solo tu padre que tiene catarro y mis nietos están quedándose mientras tu hermana te cuida. Así que ya te imaginarás que felices estamos con la casa llena.

Así estuvieron platicando un rato, hasta que se hizo de noche. Las estrellas casi no se notaban por la luz de la ciudad y de la luna llena, misteriosa luna como Elena.

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