—Mira a su marido. No tiene modales en absoluto. ¿Por qué venir aquí con toda esa suciedad? ¿Eso es grasa en su cara? —Las risas y los susurros resonaban por la sala, con las miradas yéndose de Rain a Alexander.
Rain ignoró los rumores, su preocupación por Alejandro eclipsando todo lo demás. —¿Qué ha pasado? —preguntó, con la preocupación marcando su expresión.
—Oh, no es nada —solo un pequeño accidente de camino para aquí —contestó él con una sonrisa.
Rain mordió su labio inferior, la frustración burbujeando en su interior. —¡Eso no tiene gracia! ¡Deja de sonreír!
—Lo siento —tarareó él, pero la mirada de ella permaneció fija en él mientras tocaba su cara, inspeccionándolo de cerca. —¿Estás bien físicamente? ¿Te duele algo? Vamos, vayamos primero al hospital para que te examinen —insistió ella, la urgencia en su voz mientras agarró su mano, lista para salir.
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