Una historia en la que Johann Schmidt, mejor conocido como Cráneo Rojo, vuelve a la vida como Domeric Bolton. Cumplir su destino con las gemas del infinito era solo el principio.
Resignando a la vida
Johann Schmidt, mejor conocido como Cráneo Rojo, vuelve a la vida como Domeric Bolton. Cumplir su destino con las gemas del infinito fue solo el principio.
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Ser el llamado "ser superior" esa era su meta. Forjar su cuerpo y mente para apostar y no ser apostado en el gran esquema de las cosas.
Supo a una temprana edad que la grandeza solo podía alcanzarse si uno estabas dispuesto a pagar el precio; sin embargo; esa resolución fue su perdición. Ignorante del precio real, su vida no fue lo único que perdió, si no también, su misma existencia.
Aunque ya no importaba, porque ahora lo entendía, ya había pagado el precio. No fue el único, también arrastro a sus aliados a su búsqueda imposible.
Su fuerza fue corroída en el tiempo y estuvo condenada por alienar a su propia gente. El potencial de Hydra solo quedo en eso, potencial. Falto de liderazgo por su ausencia. Las grietas de la organización se profundizaron con el tiempo, el final del fruto de su esfuerzo tendría límites.
Un recuerdo espinoso surgió inusitadamente, momentos antes del final de su lamentable camino. Sus sentimientos menguantes hicieron poco por cubrir el grito ahogado que exhalo al cielo.
¡Mandito seas Rogers!!! El grito en su mente fue acompañado por la respiración pesada.
-Confía en mi…Hail Hydra…
Una icónica frase para los admiradores del mejor trasero de américa, por lo visto, el "Capitán América" había aprendido a jugar sucio. Un tal Sitwell y Rumlow se miraron las caras, tal vez sorprendidos o simplemente extrañados y, fin del juego. Una extraña "comprensión" se dibujó en los rostros de los estafados.
¿Acaso eran idiotas? ¿Es lo mejor que puede hacer Hydra? Se preguntó. ¡El malnacido Rogers destruyo Hydra! ¡Era un maldito "Vengador"!!! Grito en su mente.
De todas las cosas… "Hail Hydra". En ese preciso momento sintió algo de simpatía por el legado que aún se resistía al fin de Hydra.
¡Ni tan siquiera mientes bien, Rogers!!! Grito al recuerdo vergonzoso. Recordó nuevamente la arrogante sonrisa triunfal del mejor trasero de américa.
Quería poder cambiar el pasado. Quería poder enfrentarlo. Quería poder golpear la cara engreída de Rogers una vez más, pero se acababa el juego para él, lo sentía, su presencia mermaba.
Sus débiles recuerdos perdían… simplemente se perdían en el tiempo. Supuso que era el fin para él. En un último intento por conservar su esencia, una realización forzosa entro en su ser y sus pensamientos cambiaron de algún modo, el arrepentimiento se hizo presente después de incontables años.
El remordimiento entro en su ser de una forma que jamás pensó. "Ojalá nunca se hubiese cruzado con el suero" "Todo empezó en ese momento" pensó.
Con esos pensamientos Johann Schmidt descaso, aparentemente por última vez.