Wisteria, fiel y digno sirviente de la Duquesa Kyle que en ese tiempo ella aún no era una Lord del infierno, simplemente alguien que controlaba una tierra extensa así como un gran poblado, pero no tomando el título de Lord o una Facción, sino más que solo duquesa o condesa, cómo más quería y convenía para ella.
Él le conocía desde que ella había llegado a esas tierras, le conocía desde que estuvo a su mandato casi a inicios del poder que ella poseía, pero también comprendía sobre la gran responsabilidad que ella cargaba, sabiendo lo que quería conseguir así como el objetivo final de su aparente cruzada secreta.
También tenía sus secretos entre ellos saber lo que Kyle estaba haciendo, así como el riesgo de la misma, no podía decirle nada no por que fuera demasiado fiel, sino simplemente por qué confiaba en que ella podría detenerse en lo que estaba haciendo, pero a pesar de eso, a pesar de toda la confianza, incluso para él se le ocultaban muchas cosas y viceversa.
Una de las principales era sobre alguien, no Delta, no Jezabel, no Soleri, sino alguien más.
—¿Cómo te va con tu dueña, perrito?— preguntó una aparente amiga
—No te interesa, por otra parte, ¿Terminaste lo que te dejé de tarea?
—Si, si, he estado juntando información en la ciudad cercana al castillo del rey demonio, muchos héroes y soldados se preparan así como simplemente venden cosas ahí, deberías venir aunque sea una vez, se pone interesante en las noches
—Solo haz tu trabajo, me lo debes
—Wi, si, lo que digas, pero hablando en serio. ¿Por qué no dejas que tu ama se encargue? Ella es demasiado fuerte como para poder cargarse todo el castillo, tanto que le inflas el pecho que pienso que podría hacerlo
—Solo está ocupada, por eso aún no lo hace, además, se que ella está planeando algo para que no haya duda de que puede hacer eso y más
—Mmhm, si tú lo dices, pero seguiré en lo mío, hasta luego
Cortando la comunicación ella salió de una habitación.
—!Mirlo! ¡¿Te quedaste atorada en la taza o admirabas tu trasero!?
—!Que te importa!
—!Claro que me importa, si no quieres comer hoy, no trabajes¡
Ese grito vino del maestro chef, responsable y dueño de aquel restaurante donde Mirlo trabajaba.
—Solo por qué no puedo mostrar mi poder no significa que alguien pueda aprovecharse de mi— se quejó ella mientras tomaba la gran bandeja con comida y bebidas—, antes yo era de la realeza, ¿Por qué me tuvo que tocar regresar a este tiempo? Esos malditos, que bueno que murieron
Mirlo era una humana que Wisteria encontró no hace mucho, lo extraño del suceso fue que según en palabras ella; apareció después de una explosión en el cielo, solo hubo sonido más parecido a un *PLOP*, varias cosas callendo y ella también. Se sintió algo nostálgica y preocupada, había dejado literalmente, mucho atrás, su familia, sus amistades, su posible futuro, todo por detener lo que aquellos que entraron a su castillo, intentaron matar a todos.
»Al menos puedo decir que espero y haya funcionado
Su día a día desde que comprendió dónde y cuando estaba, hizo que todo lo que conocía fuera tirado a la basura y fuera cambiado por sobrevivir como mejor podía, había logrado tomar el trabajo ya que así podía cumplir lo que su aparente salvador le había encomendado, aunque tenía que soportar los gritos del gerente chef por su torpeza, además que quería gritarle en la cara a Wisteria que lo que hacía no importaba, por qué de dónde ella venía, el rey demonio seguía vivo.
»Pero si lo hago solo me dirá loca e ignorará, mejor lo hago hasta que encuentre una forma de escapar de él, haga lo que haga, no cambiará lo que pasará de todas formas
Ella podía ir a dónde pertenecía, pero como en ese momento pensó, igual pasaría que la tacharían de loca como hasta de falsa o blasfema, así que desde unos días después de "llegar" decidió no hacerlo.
Suspirando se resignó a seguir adelante, no había más que hacer, para eso también trabajaba, para al menos tener ahorros dónde no volvería a vivir con hambre como en ese principio, aprovechando que podía salirse con la suya en cuanto a información para Wisteria y otro que lo necesitase.
—¿Otra vez por aquí, Delta?
—Solo vengo a verte, lo de siempre
—Wi, si, eso me dices siempre, las primeras veces si me sentí muy sonrojada, más ahora es como una costumbre
—¿Entonces debería ser más agresivo?
—Depende de ti, soy simplemente la mesera y nada más
Esa plática entre ella y ese sujeto era el día a día de los dos, Mirlo era la otra chica que atendía el restaurante, no era muy concurrido como los otros, pero si tenía los clientes para mantenerse a flote, Delta solo pedía café y un pan, para así poder hablar con Mirlo, eran los únicos y el único que podía pagar el tiempo de ella.
—Como sea, seguiré en lo mío y tú en lo tuyo, como siempre
—Bien, entonces me voy, nos veremos en la tarde
—No te daré una cita, ya te lo dije
—No he dicho que voy a venir por eso
Se fue de ahí dejando a la chica trabajar, pero sorpresivamente el gerente le dió una patada en el trasero que la hizo avanzar un poco al ser tomada por sorpresa.
—¿!Y eso por qué!?— preguntó ella gritando por eso
—!Por qué al menos él es honesto y tú eres una tonta¡ !Se supone que es al revés!
—!Déjame en paz¡
—A ver si dices eso cuando alguien te lo gane, lo digo por experiencia
Y era verdad, de manera personal e interna, ella estaba casi vuelta loca por Delta, pero lo evitaba tanto en el sentimiento como en la expresión, pero hasta para ella, su conciencia e inconsciencia no se ponían de acuerdo en como comportarse con él.
—¿Eso es normal? — preguntó uno de los clientes interesado en lo que pasó
—Tanto que es molesto, pero me entretiene, ¿Sabe lo que es peor? Que él lo sabe, más no le dice nada
—Vaya, al menos es mejor que las parejas que he conocido
—¿Quiere hacer una apuesta del tiempo que si es que logra hacerlo? Está 60 - 40 en contra
—¿Cuánto?
El día pasó como todos, los clientes ya fueran héroes o soldados podían verse en ese restaurante así como en las calles, algunas vendidas, otros siendo hostales, posadas y hoteles, el lugar donde estaban era la ciudad más cercana al castillo del rey demonio, fuertemente protegida por los alrededores como dentro de la misma ya que los héroes siempre iban ahí como última parada antes de llegar al objetivo.
Mirlo podía escuchar las pláticas de algunos, de cómo no esperaban estar ahí o extrañar a alguien ya sea familiar o pareja dejada en el otro mundo, así como lo que quería hacer después de enfrentarse al Rey Demonio, pero había algo que en ese lugar se tenía que mantener en secreto sobre eso último e incluso quien diera indicios, sería torturado hasta la clemencia de muerte, como a sus familiares.
Delta era de los conocidos como "Desertores Pasivos", heroes que no querían nada que no fuera paz y tranquilidad, defendían a algunos poblados de las fuerzas del Rey Demonio, pero fuera de lo demás, solo les importaba llevar una vida tranquila y feliz, algunos daban razones del por qué, otros simplemente hacían lo que querían.
Incluso vendían las armas que los dioses les regalaban, algunos incluso las regresaban si podían a sus dueños, eso era más increíble que obtener tal poder y dejarlo de lado.
Cosa que las primeras veces era algo extraño, pero después dejaron de pelear por las responsabilidades de hacer eso.
Un día en especial, luego de que ella dejase plantado a Delta, Mirlo cómo todos los días libres que tenía, solo paseaba en aquella ciudad, mirando a los nuevos soldados venir, observando a los vendedores y notando los entrenamientos que algunos veteranos dan junto a la información compartida por aquellos que sobrevivían al castillo del rey demonio. Se quedó sentada mientras miraba eso último con un sándwich sencillo en una mano y una bolsa que tenía jugo de uva en la otra. No es que no le interesaba lo que pasaba, solo lo que le haría salir de ahí tanto de su trabajo como de la vigilancia de Wisteria.
—¿No puede ser tan difícil, o si? ¿Verdad?— se preguntó mientras mordía el sándwich y tomaba un sorbo de jugo antes de masticar
Mientras seguía aburrida escuchó algo, era una respiracion rara, como un perro cuando huele a alguien, solo que este perro se escuchaba más grande pues sus respiraciones eran cortas y ruidosas.
Cuando miro encima de ella, no vio a un perro, sino a una niña que le tapó el sol.
—Hueles a él
—¿Disculpa?
—Hueles al amigo de lo esposo, ¿Que relación tienes con él?
—¿Y yo que voy a saber? Nunca se pregunta eso si no dices primero a quien te refieres
—No puedo decirlo, pero con solo que sepas que no debes juntarte con él, es suficiente
Mirlo se levantó de golpe, lo que sorprendió a esa niña.
—¡Con un carajo! !¿De quién demonios hablas?¡ ¡Me hartan los niños que hacen cosas como esas! !Más cuando se creen adultos y aún no saben ni limpiarse el culo¡— grito ella enojada a más no poder—, !Si quieres decir algo lo dices y ya, no te guardas mierdas que otros no entienden si no les explicas o lo intentas¡
La personalidad de Mirlo era como cualquier otra mujer cuando se sentía estresada, justo como la que trata de no pensar en algún problema, pero siempre está ahí en su mente molestandola en las noches y por ello cuando rompía un poco su límite de paciencia y más cuando trataba de estar tranquila, soltaba sus emociones como entrenador motivacional frustrado. Para cuándo recobró su sentidos, el rostro de esa niña estaba con los ojos abiertos, en una expresión de miedo y casi queriendo llorar, Mirlo se sentía mal, pero no dijo nada, solo se fue de ahí, hasta interrumpió el entrenamiento que se llevaba a cabo, ella los miro sabiendo que la criticarían por eso.
—No, no es mi hija, ni en mi vida la trataría así si no se lo mereciera o lo fuera, ella solo es una mocosa malcriada que me agarró en mi domingo siete [Con la guardia baja]— dijo para excusarse y que no la siguieran viendo mal
Para el resto del día solo se la paso durmiendo, cosa que logró, pero cuando despertó en su habitación de hotel unas horas antes de amanecer miró a la misma niña un poco más lejos que ella.
—Tengo la ventaja de que nadie sabría lo que te haré si no sales de aquí — dijo Mirlo sin sentirse amenazada
La niña solo la miró, era claro que había llorado tal vez en secreto pues podían verse sus ojos brillar con la luz de la luna en la ventana.
»No me disculpare por lo que hice, cierra cuando salgas
Volvió a acomodarse para dormir pensando que ella era algo de su conciencia por lo que hizo.
El día siguiente llegó y fue a trabajar como de costumbre, solo que había algo distinto a todos los días anteriores en los que llevaba ella ahí.
—¿No es tu hija?
—Claro que no, mi hija no tendría porque no mostrar su rostro de esa manera, se ve rara
Aquella niña estaba sentada en uno de los lugares, había ordenado unas cuantas comidas, pero todo lo tenía que traer Mirlo, nadie más.
«¿Soy yo o esa niña no ha parpadeado en ningún momento?» se preguntó mientras trataba de ignorarla
Tan comúnmente cómo cualquier día, Delta se presentó, solo que justo como ese día, había algo diferente.
—Hola Delta
—Hola… ¿Ella a estado todo el día?
Mirlo miro a la niña y después a Delta.
—¿La conoces?
—Si, digamos que es un pariente de un amigo… su relación es complicada, así que…
—No se quien sea, solo empezó a hacer esto, ¿Puedes hacer algo?
—No se si podría, como dije, es complicado
—Delta… sabía que ella olía a ti
—Niña, no quiero problemas, ella tampoco, es más ¿Que es lo que quieres?
—Solo quería hablar contigo, únicamente eso, pero… — sorpresivamente no explotó cuando lo vio, su voz era normal—, no sabía cómo acercarme
Se giro a Mirlo y se inclinó.
»Lo siento
Mirlo negó dejándolo pasar, Delta miro eso y sabía que podría o no ser una trampa o jugarreta de ella.
—Bien, pero no hay que hablar aquí
Delta se levantó y salió de ahí despidiéndose de Mirlo por ese día, cosa que se le hizo demasiado raro a ella por su actitud tan seria con una niña. Dónde estaban era la salida del pueblo, ahí el se detuvo mientras miraba hacia el bosque sin objetivo alguno.
— ¿Por qué un héroe como tú es amigo del rey demonio?— preguntó ella sin siquiera pensarlo, esa cuestión era algo que ella quería saber desde que lo había visto en el castillo tan tranquilo y hablando con el rey demonio como un igual
— ¿Por qué no puedo serlo? ¿Es necesario que se haga lo de siempre? Hay héroes que han decidido no pelear contra él, claro, hace su trabajo al atacar los lugares y ellos defienden donde viven, pero aún así ambos lados decidieron estar en una tregua voluntaria, aunque Jezabel sigue esperando al héroe que lo mate, respeto eso ya que tiene que ser así y es una de las cosas que me hacen ser su amigo
—¿Que cosa podría ser eso?
— Que el sea diferente a todos los demás, ¿no se te hace interesante?
Eso la dejo más confundida que la respuesta que le estaba dando.
— ¿Diferente? Es el rey demonio, el ser que destruirá todo, el que ha pasado atormentando a todo el mundo con sus ejércitos y que necesita ser erradicado...
Delta había escuchado toda las quejas de Soleri desde que respondió la pregunta.
— Niña, ¿puedo preguntarte algo?— preguntó cuando ella no tuvo nada más que decir
— ¿Que?
— Dejando de lado el hecho que tú madre este encerrada en un volcán, ¿Que opinas de ellos? de los volcanes ¿Cuál crees que sea su función en cualquier mundo?
Soleri no tardó en responder ya que eso era demasiado fácil y algo simple para solo esa pregunta.
— Los dragones somos seres de elementos, a los dragones de fuego les encantan los volcanes así, lo usan como madrigueras subterráneas y como banco personal para sus tesoros, no he pensado mucho en lo que más puede servir un lugar así, por lo que no le encuentro sentido a ti lógica
— Para los dragones es un buen lugar como dices, para los humanos y demás especies no, pero para el mundo, todo, es algo necesario, las cenizas ayudan a regular la temperatura global al evitar que venga demasiada luz del sol, las rocas volcánicas sirven para los mantos acuíferos y manantiales pues purifican el agua de los ríos subterráneos, deberías al menos saber más de eso niña, pero mi punto en esto es simplemente que… ambos solo somos buenos amigos, ambos sabemos lo que es hacer lo mismo una y otra vez esperando a que algo cambie, eso en mi mundo se le conoce como "La definición de la locura"
Se sentó en el suelo y miro ahora hacia Soleri, sonrió sin sentido, ella solo lo miro como si él fuera el loco del pueblo con una expresión desconcertada.
»Se podría decir que después de decir esto sigues sin comprender, pero entre él y yo sabemos de lo que hablamos
Se recostó y suspiro.
»Siempre haciendo lo mismo, siempre en guerra, peleas, órdenes, batallas, una vida que en un principio es difícil, pero cuando eres bastante bueno en algo, empieza a ser tedioso, hay otros que dicen que mientras te guste lo que estás haciendo, nunca en tu vida trabajarás, pero no corrimos con esa suerte, sino, Jezabel ya hubiera terminado con todo, ¿No has pensado por qué no ha hecho eso?
Soleri lo pensó, en todo el tiempo que ha conocido a Jezabel, nunca se ha movido más que para mover a sus tropas, el nunca ha hecho nada que no sea esperar a los héroes, enfrentarlos y seguir con eso, no conocía más allá de eso.
»Asi que lo que ahora estás pensando… ¿Nunca le has preguntado? Yo lo sé, él sabe cosas sobre mi, pero ambos sabemos que no podemos decirnos todo, por qué puede pasar algo malo que pueda herir a uno y lo usemos en contra del otro, por eso somos amigos, por eso es que no comprendes muchas cosas de él y de mí
La niña se quedó pensando, ese tipo de relación era tan diferente a la que tenía con Kyli, ellas eran demasiado diferentes, se habían hecho amigas cuando fue lo de la madre de Soleri, pero más que nada, ella no conocía mucho sobre Kily, solo más allá de lo que preguntaba.
—¿Tratas de hacerme sentir mal por preguntar?— preguntó Soleri
—¿Por qué? Yo no quiero problemas, por eso te respondí como mejor pude y estoy siendo sincero, más por qué apareciste en mi lugar favorito y se lo que puedes hacer, así que, puede que no estés satisfecha, pero es mejor que abarques más terreno como tú quieras, más no molestes a quienes no son casi indestructibles por favor
Ella se fue de ahí dejando a Delta en el suelo, no era mentira sobre lo que dijo, pero hasta para él esa amistad era tanto igual interesante, como intensa en varios sentidos, cosa que le gustaba más que nada por qué podía ver a alguien más fuerte sufrir de aburrimiento a más no poder.