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Fuerza y Rivalidad 1.119

Viggo se levantó desde debajo de los escombros y los empujo hacia los lados. Miró a Ottar que estaba aún parado en el centro de la arena y pensó que tenía que ponerse serio. Viggo se levantó, escupió saliva que al caer sobre los escombros noto que estaba mesclada con sangre. Viggo miró a Ottar a los ojos y tomo una profunda respiración, entonces se recubrió de un aura rojiza como la sangre. Al mismo tiempo, Ottar mostro una sonrisa bestial y llena de emoción. Él levantó su mano e invitó a Viggo a que se acercara. Viggo también sonrió y sintió que esa furia que lleva en su interior se sentía menos molesta que de costumbre. Era la emoción, la euforia, la locura por luchar contra alguien mucho más fuerte que él. Viggo dio un salto fantasmagórico y apareció a un metro de Ottar. Viggo retrajo su puño y lanzó un poderoso puñetazo. Igual que la vez anterior, Ottar apenas tuvo tiempo de protegerse con los brazos, pero cuando recibió el puñetazo apenas si pudo aguantar el impacto y salió volando convertido en un proyectil que atravesó la muralla de la arena. Se escucho el retumbar y el impacto con varias murallas interiores.

Esto a su vez marco el cambió en todo el espectáculo y muchos aventureros se comenzaron a levantar de sus asientos y salir del coliseo.

Ottar salió corriendo desde el interior del agujero en la pared hasta llegar al donde estaba Viggo, le lanzó dos puñetazos que Viggo desvió con sus antebrazos. Ottar aprovecho de acercarse más, tomo a Viggo con sus poderosas manos y en un rápido movimiento lo lanzó al aire. Viggo solo sintió la ingravidez de elevarse y vio a Ottar saltando junto a él. Viggo se cubrió con sus brazos y piernas mientras Ottar giraba en el aire y dejaba caer su pierna como si fuera una guillotina. El golpe dio en el objetivo y Viggo cayó al suelo árido dejando un cráter.

Ottar cayó de pie en el suelo, se acercó a Viggo que estaba adolorido y lo levantó del cráter. Viggo estaba atontado por el golpe, así que solo atino a cubrirse y Ottar aprovecho de darle varios puñetazos a la cara. Por otro lado, Ottar se empezó a enfurecer más y más, ya que Viggo con esa aura rojiza cubriendo su cuerpo, apenas recibía rasguños o moretones. Ottar en su desesperación fue más lejos que nunca e incremento el volumen y fuerza de sus músculos. Junto a Viggo, parecía la comparación de un adulto con un muchacho.

Ottar retrajo su puño lo que más pudo y lanzó un puñetazo con todas sus fuerzas. El cual estampo a Viggo en el suelo y lo hizo escupir sangre. Ottar en su locura comenzó a darle de patadas en el suelo y Viggo a lo único que hacía era protegerse con los codos y rodillas. De repente Ottar quiso dar otro gran golpe y levantó su pie un poco más de los usual. Viggo aprovecho de rodar hacia un lado y Ottar descargó su pie con todas sus fuerzas. El cráter se profundizo generando un estruendo y los aventureros que quedaban en las gradas comenzaron a huir. También lo hicieron los dioses que no tenían aventureros guardaespaldas superiores al nivel 3.

Por supuesto, Hephaestus, Hera y Freya se confiaban de Kain y que él las protegería. Ellas se quedaron en sus asientos mirando como ambos muchachos se miraban el uno al otro.

Viggo se pudo levantar del suelo y miró a Ottar con seriedad. La lucha había alcanzado a un nivel más allá del que él había pensado. Ottar parecía una bestia enloquecida que lo golpearía hasta la muerte. Viggo se pasó la mano por los labios y se limpió la sangre. Entonces él recordó lo que le dijo alguna vez Kratos:

<<-Niño- dijo Kratos -¿Esto es todo lo que puedes hacer?-

-No- había respondido Viggo tumbado en el suelo -puedo hacer mucho más-

-Ya ni siquiera te enfureces cuando luchamos-

-Eso es, eso es- respondió Viggo mientras se ponía de pie y miraba a su maestro.

Kratos frunció el ceño y le pregunto -¿Qué te paso?-

-No lo sé, es solo que no te puedo ver como mi enemigo-

-Soy tu rival, estamos luchando, debes tener la intención de vencerme-

-¿Por qué?- se preguntó Viggo, diferente de los tipos de la región de Dedalus en Orario, Kratos era inocente, al menos, a los ojos de Viggo.

-¡Para demostrarte que eres fuerte! para demostrarte que puedes llegar más allá de lo que dictan tus fuerzas. Debes ser mejor que el día de ayer, debes concentrarte en tu objetivo. Dime ¿Cuál es tu objetivo?-

-Por ahora, por ahora- dijo Viggo agachando la mirada -por ahora es vencer a mi amigo, Ottar-

-Demasiado insignificante-

Viggo levantó su rostro y rugió -Ottar tiene mi edad, pero ya es muy fuerte-

Kratos arrugo su nariz y bufo -demasiado débil, debes plantearte ser mejor que eso. Más fuerte, más grande, más poderoso que ninguno otro sobre la tierra->>

Viggo miró a Ottar que realmente se veía mucho más grande y fuerte que nadie que haya conocido en Orario. Entonces él miró sus propias manos y después miró hacia adelante, miró a Ottar a los ojos y se puso en posición de combate.

Ottar sonrió más en calma y lo miró de la misma forma.

Viggo saltó hacia adelante, corriendo con todas sus fuerzas y alcanzó a Ottar en un solo segundo. Este último levantó uno de sus gruesos brazos para defenderse y el otro para atacar. Viggo lanzó un pesado puñetazo. Ottar pensó que lo podría soportar y preparo su otro puño para contratacar, pero su antebrazo cedió en un ángulo extraño y se rompió. Al mismo tiempo, Viggo al ver que bajaron las defensas, se movió rápido y le dio un puñetazo al hígado y otro a las costillas, solo para al final rematar con un puñetazo a la mandíbula.

Ottar salió disparado por los aires y una vez más rompió la muralla que delimitaba la arena.

Por otro lado, Viggo alzó su mirada emanando dignidad en su expresión y tomando una gran respiración. Entonces él asintió a sí mismo y se sintió fuerte, rápido y listo para lo que sea; se sentía en control. Estaba furioso por dentro, tenía ganas de despedazar a Ottar por atacarlo con tanta fuerza, pero al mismo tiempo se sentía calmado y disciplinado.

<La ira puede ser un arma. Si tú la controlas, úsala> escucho Viggo en su mente

Viggo asintió una vez más y entendió a lo que se refería su maestro. La furia, la emoción, el sentimiento a lucha era una gran sensación, pero él siempre le tuvo miedo a perder la razón. Ahora entiende que mientras permanezca en control, la furia y emoción de su corazón, puede ser una gran arma. No obstante, nunca debe dejarse embriagar por tal sentimiento, de lo contrario, lo perderá todo.

Viggo escucho a Ottar levantarse de los escombros y empujar algo con tanta fuerza que una parte de las gradas se derrumbó. Al mismo tiempo, Viggo recordó algo que dijo el viejo Xiao

<<Dale mi nombre y él entenderá, me debe un gran favor después de haber hecho un gran destrozo- dijo Xiao

-¿Qué destrozo?- pregunto Viggo con curiosidad en aquel momento

-Digamos que le quito su orden al mundo->>

¿Acaso el maestro se perdió en su Ira y lo destruyo todo? Se pregunto Viggo mientras miraba la sombra de Ottar que se acercaba por el agujero que dejo en la muralla de la arena.

Ottar tenía un hilo de sangre corriendo desde su frente hasta su mejilla mientras jadeaba del cansancio. Su cuerpo aún se veía muscular y fuerte mientras su brazo izquierdo que había sido roto por Viggo, se había sanado. Ottar salió del agujero de la pared y camino a paso lento. Las marcas de cortes y moretones sobre su piel se fueron disipando uno a uno. Solo quedo la sangre visible que, con el mismo calor se fue secando.

Ottar llegó frente a Viggo y lo miró a los ojos. Viggo también hizo lo propio, esperando cual sería la reacción de Ottar. Viggo sentía que ya habían decidido está lucha y si seguían solo sería por ego.

Ottar miró a Kain en lo alto de las gradas, con Hephaestus y Freya a sus lados. La mayor parte de los dioses y aventureros se habían ido y solo quedaban una docena de espectadores. Entre ellos el dios Ganesha, el dios Apolo, la diosa Loki. De los aventureros quedaban los más cercanos como Jason, Odiseo, Aquiles de la familia Hera. También Maxim y un guerrero pelirrojo de la familia Zeus. También se habían quedado Tatsumi, Flora, Tsubaki, Sakura y Ana.

-Maestro, mi espada- dijo Ottar con voz potente

Kain miró a Viggo y este último miró a Ottar -¿Estás seguro?- pregunto

-Sí- respondió Ottar mirándolo a los ojos

Viggo miró a su padre y asintió.

Entonces Kain se levantó de su asiento y saco el gran espadón de Ottar de su anillo. Kain lo tomo del mango, echo su brazo hacia atrás y lanzó el espadón. Viggo y Ottar vieron la gran hoja girar por los cielos hasta caer en la tierra árida, a unos dos metros de Ottar.

Al mismo tiempo, Viggo miró en todas las direcciones para ver si veía a Semiramis, pero no la encontró en las gradas. Entonces empezó a escuchar a alguien que gritaba su nombre desde su espalda. Viggo se volteó para mirar quien lo llamaba y vio a Semiramis aferrada a los barrotes que cerraban el pasillo por el cual había salido en un principio.

Viggo camino hasta donde estaba Semiramis y ella se desabrocho la Bolsa de la Abundancia de su cintura y la paso por entremedio de los barrotes.

-Ten Viggo, rápido, saca tu arma- dijo Semiramis con un rostro cargado de preocupación

-Tranquila- dijo Viggo con una pequeña sonrisa. Él tomo la bolsa de cuero y metió su mano en el interior -Ottar quiere luchar y no me atacaría por la espalda. No es ese tipo de combate-

-Pero- protesto Semiramis en un estado nervioso. Viggo parecía de lo más tranquilo, pero cualquiera que hubiera visto la lucha iba a pensar que los dos se querían matar.

-Tranquila- repitió Viggo, sacando la gran hacha dorada con intrincados dibujos rúnicos en su hoja. Viggo se acercó a los barrotes y le paso la bolsa. Semiramis la tomo y de paso, estiro su mano para sostener a Viggo del grueso cinturón.

-Por favor, ten cuidado- dijo Semiramis

-Está bien, lo tendré, volveré, te lo prometo- respondió Viggo, se acercó aún más a los barrotes, Semiramis hizo lo mismo y se dieron un pequeño beso. Viggo la miró una última vez y sonrió. Ella también sonrió disimulando su miedo y Viggo le dio la espalda para caminar devuelta a donde estaba Ottar.

Al mismo tiempo, Hephaestus, Kain y Freya miraban a Viggo volver junto a Ottar.

-¡Ma!- dijo Freya como si estuviera sorprendida -considerando lo quisquilloso que eres con las armas, pensé que le darías un arma más noble a Viggo-

Kain la miró de soslayo y sonrió, ya que en un principio le había dado una mejor arma, pero gracias a la intervención del viejo Xiao, tuvo que darle esta. Sin embargo, el hacha Leviatán era una buena arma, al menos, estaba en buenas condiciones para enfrentarse al espadón de Ottar.

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