Toda la comida que preparo Tsubaki fue hecha similar a la que preparaba su madre Mikoto, en la casa de Kain. Viggo estaba acostumbrado a este tipo de comida, distribuida en pequeños pocillos alrededor de un gran plato donde estaba la comida principal. Sin embargo, la gran diferencia estuvo en los cubiertos, dado que Tsubaki obligo a comer a Viggo utilizando palillos. En la casa de Kain eran más flexibles y Viggo siempre utilizo cubiertos, así que enfrentarse a los palillos fue todo un reto. Por lo tanto, después de que Tsubaki se riera lo suficiente de él, le ayudo a comer.
Viggo vio a Tsubaki tomar un poco de comida con los palillos y acercárselos a su boca. Él solo abrió la boca para recibir la comida mientras la miraba a los ojos. Viggo se sintió un tanto extraño. Diferente de la usual Tsubaki, la actual Tsubaki emitía un aura tranquila como la de un arroyo mientras sus ojos emitían un brillo cautivador. Viggo se dejó absorber por esa tranquila mirada y ni siquiera aprecio la figura de Tsubaki, la cual era resaltada por el kimono negro con bordados de flores rojas con un centro amarillo. Sus senos se veían enormes mientras que la cintura era apretada por un obi tan rojo como el cabello de Viggo. Al mismo tiempo, esto hacia ver la cadera ancha, los muslos gruesos y el trasero redondo y grande. Sin embargo, Viggo estaba tan perdido en los ojos de Tsubaki que con suerte supo lo que comió.
Después de que ellos terminaron de comer, Tsubaki se puso de pie y fue a buscar algo a su habitación. Al rato después volvió con un abanico, le dijo a Viggo que él solo tenía que mirar. Entonces Tsubaki abrió el abanico de papel de un color fucsia y lo abrió en un solo movimiento. Ella comenzó a danzar, a mover sus manos y a realizar muchas expresiones que se veían triste. Sin embargo, Viggo más que sentir pena por sus expresiones, él sentía la necesidad de abrazarla y darle consuelo. De tomar el mundo y entregárselo en sus manos. No era el deseo carnal, ni el amor de familia, era la admiración por una mujer hermosa que casi se veía intocable, pura como una diosa.
Una vez que Tsubaki termino de bailar, miró a Viggo con una cándida sonrisa y le pregunto -¿Qué tal?¿te gusto?-
-Fue muy bonito, pero nunca te había visto bailar- respondió Viggo con una gran sonrisa
-Por supuesto que nunca me has visto bailar. Mi madre me enseño y me dijo que solo debía mostrarle este baile a una sola persona. Cuando era niña pensé que era una pena, ya que es tan bonito. Sin embargo, ahora que estoy mayor entiendo la razón detrás. Existe una belleza sin igual en las flores, cada una florece trayendo belleza al mundo. Y si ese es el caso ¿Cuánto más hermosa será una flor que solo florece una vez? Es como ver una misma estrella cruzar el cielo nocturno una vez en la vida-
Viggo se quedó mudo durante un momento, procesando las palabras de Tsubaki. Entonces él entendió el trasfondo de las palabras y dijo -¿Está bien? Soy yo, el tonto Viggo ¿Estás seguras?-
No obstante, Tsubaki en vez de responder con palabras, dejo el abanico de papel en un mueble y llevo sus manos a su cintura. Ella desabrocho la cinta que sostenía el obi rojo y se lo quito. Al instante siguiente, el kimono se abrió como quien abre unas cortinas y dejo ver un hermoso cuerpo perfeccionado por años de entrenamiento. El cuello de Tsubaki era delgado mientras que sus senos eran masivos, firmes y erguidos, con pequeños pezones rosa. Su estómago era plano mientras su cadera era pronunciada y su vientre plano. El monte de venus solo tenía una fina franja de cabello mientras que los labios de la vagina formaban una pequeña línea.
Viggo al ver la hermosa piel canela y tan maravillosa forma, trago saliva. Era cierto que últimamente que veía algunas chicas le llamaban la atención los senos. Incluso él se permitía inspeccionar el cuerpo de Tsubaki con la mirada, pero nunca se planteó tener a una mujer desnuda delante de él. Al menos, no de momento.
Por su parte, Tsubaki dejo el obi en un mueble y camino hasta Viggo. Sus movimientos eran lento y estilizado mientras sus senos grandes como dos melones se veían suaves y tersos. Viggo quiso gesticular una palabra de lo nervioso que se sentía, pero estás se quedaron atrapadas en su garganta. Al final, Tsubaki llego delante de él y extendió sus brazos. Viggo sintió el suave tacto en sus mejillas y al mirarla a los ojos, se sintió perdido en esos ojos oscuros como la noche. Tsubaki se agacho y llevo sus tiernos labios color cereza para besar a Viggo. Él sintió el tacto suave y placentero como nada que allá probado alguna vez en la vida. Después Tsubaki apartó sus labios de los de Viggo, ella dio un paso atrás y dejo caer su kimono al suelo. Entonces toda la hermosa figura de una diosa quedo a la vista. Ella extendió su mano en un gesto elegante y Viggo solo pudo responder poniendo su mano sobre la de ella, como si estuviera hipnotizado y no fuera dueño de su cuerpo.
Tsubaki levantó su mano sosteniendo la de Viggo sin nunca apartar la mirada. Él se puso de pie y ella lo atrajo a sí. Entonces ella lo abrazo y puso el rostro de Viggo entre sus senos. Al mismo tiempo, Viggo sintió en suave tacto de la piel. Muchas otras veces Tsubaki lo había consolado de la misma manera, pero hoy se sentía totalmente diferente.
Viggo levantó su rostro de los senos de Tsubaki y ella agacho su rostro para besarlo. Diferente del primer beso que fue tierno e inocente, este beso fue cargado de lujuria. Viggo pudo sentir como Tsubaki llevaba su tierna lengua y probaba cada parte de su boca. Viggo quiso corresponder sus besos con torpes movimientos. Él la abrazo con aspereza, apretando las grandes nalgas y sintiendo la piel. No obstante, Tsubaki nunca se quejó de su inexperiencia. Ella era la misma, salvo que su madre se preocupó de enseñarla desde joven sobre las artes amatorias.
Una vez que Tsubaki sintió como se izaba el pene de Viggo por debajo de la ropa, ella se apartó y lo miró a los ojos. Vio a Viggo tan intoxicado por sus besos que se sintió en un error. Por un momento ella pensó que se estaba aprovechando de él, pero como lo pensó, él era el mejor. Viggo era alguien con un gran futuro y criado en un hogar diferente, él no la oprimiría. Él la dejaría recorrer el camino del guerrero y del herrero y la amaría al mismo tiempo. Al menos, esas eran los deseos de Tsubaki. Entonces ella continuo, le dio un tierno beso y le tomo una mano para guiarlo a su habitación.
Una vez que ambos estuvieron al lado de la cama, ella ayudo a Viggo a quitarse la ropa mientras él solo la veía despojarlo de una prenda a la vez. Una vez que Viggo estuvo desnudo, Tsubaki lo abrazo y por primera vez en la vida, él sintió el cuerpo de una mujer.
-Tsubaki, yo creo- dijo Viggo con cierto nerviosismo -yo creo que es un poco apresurado. Tú sabes, yo soy un tonto por naturaleza-
Sin embargo, Tsubaki en vez de responder a sus palabras, dijo -cuanto luchamos en el calabozo te dije que, si hubieras luchado con menor fuerza, hubieras lastimado mi orgullo de guerrero ¿Acaso quieres lastimar mi orgullo como mujer?-
Viggo negó y Tsubaki mostro una sonrisa suave y tierna -yo quiero- dijo con voz fuerte para después hablar con una voz llena de anhelo -yo quiero seguir el mismo camino que mi Oka-sama. Ella fue una gran madre, una excelente maestra y una gran guerrera. Yo quiero superarla, pero para lograr eso necesito a mi lado un buen hombre. Un gato tiene las mismas maneras que un tigre, pero nunca será un tigre- ella llevo su mano derecha a la mejilla de Viggo y la acarició con cariño -así que, si quiero un tigre, debo tratar de cazar al tigre-
-No lo entiendo, pero intuyo que soy bueno para ti-
Tsubaki hizo una divertida sonrisa -se podría decir- dijo
Viggo asintió un poco más seguro de lo que iban a hacer. Él puso sus manos sobre las caderas y por primera vez fue él quien hizo el primer movimiento. Por supuesto, aunque solo fuera un cachorro en estos momentos, Tsubaki no quería ofender a un tigre. Así que ella correspondió su beso, torpe e inocente.
Después de un tiempo, ellos se separaron mientras se miraban a los ojos.
-Ven, recuéstate en la cama- dijo Tsubaki -déjamelo a mi-
-Bueno, yo pensé- dijo Viggo con cierta vergüenza
-No lo malinterpretes Viggo, me gustas, pero no pienso dejar que mi primera vez sea algo tan espantoso como lo que me dijo mi oka-sama-
-No te entiendo-
-No lo necesitas entender, confía en mi-
Viggo frunció el ceño, pero de todos modos se acostó en la cama boca arriba. Después Tsubaki se subió a la cama y se sentó a horcajadas sobre la entrepierna de Viggo. Ambos genitales se tocaban y podían sentir el calor del otro. Viggo se puso impaciente y estiro sus manos para tomar a Tsubaki de las caderas, pero ella le tomo las manos. Ella entrelazo sus dedos y negó con una sonrisa en los labios.
-Tranquilo, te daré lo mío- dijo Tsubaki -no tienes que precipitarse. Solo tienes que saber que en ese momento dejaremos de ser hermanos-
Viggo asintió y Tsubaki solo pudo sonreír. Ella estaba segura de que, si en este momento ella le pedía la ciudad de Orario a Viggo, él se la prometería y haría lo que sea necesario para conseguirla. Sin embargo, ella se conformaba con ser amada y tener la posibilidad de seguir el camino que ella eligió.
Tsubaki levanto su trasero, soltó una mano de Viggo y guio el pene de Viggo a su vagina. Ella restregó el glande a través de su vagina y después lo condujo a su interior poco a poco. Ella sintió como el pene de Viggo rasgaba su interior abriéndose paso hasta la parte más profunda de su ser. Entonces cuando él choco con el útero, ella soltó un grito ahogado.
-Perdón ¿te dolió?- pregunto Viggo
-No me dolió tanto como esperaba, pero igual duele- respondió Tsubaki con una sonrisa forzada mientras le caía una gota de sudor por la frente -recuerda esta vez, te la haré pagar en el futuro-
Viggo soltó la otra mano de Tsubaki y se sentó en la cama. Él se acomodó y después acomodo a Tsubaki. Ella quedo sentada sobre su pene y él la abrazo.
-Lo recordaré- dijo Viggo mientras sentía el calor interior de Tsubaki -te prometo que cumpliré tus deseos-
Tsubaki sonrió y le dijo -tú no tienes que cumplir nada, solo tienes que ayudarme-
Viggo sonrió y le respondió -entonces te ayudare- él acercó sus labios y la beso mientras sentía como ella lo apretaba con las paredes de su vagina. Al mismo tiempo, Tsubaki supo que había logrado su cometido y había dado el primer paso al futuro que ella quería.
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