Una semana y media había pasado desde ese 'día' y Aurora como tantas veces en la mañana no quería salir de su habitación.
Estaba en el palacio que una vez el Guardián de Beldaría se había quedado, no en la habitación principal que le parecía demasiado grande, sino que una habitación más pequeña de invitados.
Por la ventana ella podía ver como el sol lentamente se estaba elevando por el horizonte bañando con su luz estas tierras.
"Su Majestad el consejo la espera."
Aurora escuchó una voz desde el otro lado de la puerta. La voz era suave, agradable y angelical, pero el tono lleno de respeto y la forma que la trataba era lo que hizo que ella se sintiera incómoda.
Ella sabía que su plan iba a causar muchos cambios no solamente a este mundo si no que relacionado a ella.
Aurora se levantó y acomodó su ropa, que si bien era formal era simple para la etiqueta de este mundo. Una ventaja de obtener el más alto estatus del reino era que ella no necesitaba restringirse con la etiqueta.
"Si cambio el mundo puedo cambiar esto…" Murmuró Aurora y luego dirigiéndose a la puerta, la abrió.
Dos guardias estaban a cada lado de la puerta, mujeres altas con un par de alas blancas y armaduras blancas de cuerpo completo con lanzas.
Sin embargo, la persona que le llamó la atención fue su nueva secretaria y ella la miró.
Una mujer de un metro y medio, de ojos rojos y cabello rubio. Su piel era blanca mármol con tintes rosas lleno de vitalidad. En su cabeza se podía ver una aureola dorada que flotaba.
Ella estaba arrodillada mientras su par de alas rojas eran visibles a su espalda y si bien parecía pequeña y su presencia permanecía como una persona normal, Aurora sabia lo poderosa que era la mujer.
"Es una pérdida de tiempo que te arrodilles cada vez que me vienes a buscar Salysia." Dijo Aurora dándole una señal para que se levantara. "No necesitas ajustarte a mis estándares ni a las de mi mundo."
Salysia llevaba un traje femenino ajustado que la hizo ver como una secretaria moderna o más específico como la Diosa de las Secretarias… Si es que tal autoridad existiera.
"Aunque con un par de lentes quedarían bien en ti." Dijo Aurora y viendo que la mujer anotaba, añadió. "Es una broma. No necesitas tomarlo tan en serio."
"Si hago algo me gustaría hacerlo bien Su Majestad." Respondió Salysia y viendo que ella sacudía la cabeza, preguntó. "¿Desea que le dé el informe matutino?"
Aurora asintió y empezó a escuchar el informe matutito.
Salysia era la mujer que lideraba la Centésima Primera Legión bajo el Dios de la Ira y la Locura, el Gobernante del Séptimo Infierno y tal legión no era simple.
Una legión de Celestiales que se encargaban de conquistar mundos para un Dios del Infierno, no por medio de la guerra, sino que la infiltración, adoración y pacificación… Ellos gobernaban mundos por medio de la 'paz' llevando a que los habitantes eventualmente se rindieran bajo el excelente gobierno de aquellos que adoraban.
Salysia era la persona que controlaba tal legión, también era una de las nietas más jóvenes de Salveroth y así como la Diosa de la Regencia Eterna, cuyos mundos nunca escapaban de sus manos.
Ahora esa misma persona le contaba cómo progresaba la toma de control de este reino que Aurora había empezado con su hermano.
Desde pueblo donde su hermano había llegado para controlar a los influyentes que cometían actos intolerables hasta nobles.
"Gracias a los juicios sobre aquellos que han cometido delitos o han abusado su poder las personas comunes empiezan a entender que clase de persona es usted, Su Majestad. También las noticias diarias que son proyectadas en cada pueblo ha sido excelente para extender las noticias de su benevolencia."
Aurora en cierta forma estaba realizando una revolución como tal llevar juicios sobre la clase gobernante anterior era una excelente forma de dar a entender su posición y los cambios que ella deseaba traer.
"Todavía existen algunos que no desean un cambio y otros que le temen, estos últimos lentamente están disminuyendo gracias a las obras que usted ha iniciado. Sus subordinados están ayudando en las plantaciones para evitar la hambruna mientras se abren comedores en todo el reino. Sus soldados arrestan a los malhechores y eliminan a las criaturas peligrosas mientras que empezamos la construcción de casas, orfanatos y…"
Salysia siguió con todo un plan de infraestructura. Desde carreteras que conectarían cada pueblo y ciudad, edificios administrativos, de salud como hospitales o clínicas, de educación o militares para protección.
La lista era interminable y ellos si bien se encargaban de los edificios más importantes, también contrataban y compraban recursos locales a su vez contratando a los habitantes de este reino para de ese modo mejorar la situación económica.
Por supuesto, los recursos necesarios eran tan altos que ellos lo traían de otro mundo junto a la mano de obra necesaria.
Se estaba hablando de miles de personas, administradores, profesores, médicos y toda clase de profesionales.
"Para la llegada de la mano de obra trata de priorizar a los humanos que desean cambiar este mundo y tener una vida en estas tierras. Ellos ayudaran a acelerar la integración en las ciudades y en los pueblos más alejados." Dijo Aurora y Salysia la observó, sus ojos rojos brillando. "No podemos hacer nada con aquellos que no confían en el nuevo gobierno. Sin embargo, aquellos que buscan su caída o causar problemas de cualquier medio necesitan ser tratados."
Desde que Salveroth le ofreció la Centésima Primera Legión miles de luces bajaron del cielo. La mayor parte Celestiales como Salysia y ellos tenían naturalmente una presencia sagrada que llevaba a que personas normales disminuyeran su animosidad naturalmente e incluso que los adoraran.
No era lavado de mente, al menos no extrema, simplemente una influencia que incrementaba las emociones positivas hacia ellos. Tal capacidad no servía con aquellos que tenían animosidad o dudas, por lo cual hizo que su trabajo con aquellos antagonistas fuera difícil.
Para Aurora las personas que debían venir a este mundo debían ser aquellos que desearan una vida en este mundo y crear un cambio, convirtiéndose en nativos.
"Aunque ya lo sabias." Dijo Aurora al ver la sonrisa de Salysia.
"Aquellos que vienen son humanos de un mundo humanista que recientemente ha visto un cambio en su mundo y que están dispuestos a extender ese cambio aquí. He evitado religiosos y…"
"Tráelos." Dijo Aurora y viendo que Salysia la miraba sorprendida, añadió. "Ofreceremos la fe de los habitantes de este mundo a aquellos que quieran ayudar y cuyos principios apoyen este mundo. Tu como la primera te daré una ventaja."
Salysia abrió los ojos y luego se quiso arrodillar para agradecerle, pero vio su mirada y se levantó sonriendo suavemente.
Aurora podía leer las emociones que la mujer expresaba en su rostro, pero nada más. Incluso si intentaba sentir las emociones, ella no podía hacerlo. Así que no podía asegurar si lo que Salysia mostraba era real.
Sin embargo, no importaba.
"Una vez que vuelva a hablar con mi cuñada le hablaré bien de tu abuelo."
"Gracias, ¡Su Majestad!"
Aurora escuchó la voz a su espalda y continuo. Ella no esperaba todo lo que había sucedido.
Que el Dios del Séptimo Infierno le regalara una Legión no era ninguna broma, ni tampoco algo ligero. Se hablaba de un ejército de ciento de miles liderado por una Diosa y que tenía numerosos Semidioses, rangos SSS e incluso Dioses con diferentes mundos.
Salveroth estaba regalando millones de vidas y seres poderosos como si fueran objetos. Como si fuera un pequeño regalo y todo para que ella hablara bien con la Emperatriz del Infierno.
Tal idea no tenía sentido y era una locura, digna del mismísimo Dios de la Locura.
Y Aurora tenía que lidiar con todo.
Ella siguió caminando, entendiendo que ya no era momento para arrepentirse, sino que para avanzar. Únicamente con la ayuda de una Dios del Infierno, ella podía cambiar este mundo o al menos asentar una base de cambio antes de que se fuera.
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Luego de dejar la reunión del consejo, donde se encontraban algunos trabajadores más especializados de Salysia, Aurora entró a su propia oficina y…
"Debería descansar más, Su Majestad."
Ella escuchó la voz llena de respeto de su hermano a su espalda. Él estuvo en el consejo, siempre ayudándola en todo lo que ella necesitaba y coordinaba múltiples temas desde la educación como las leyes al igual que la red de información que él había armado.
Entre las personas de ese consejo, él y Elderia eran los únicos que Aurora conocía. Elderia estaba allí presente como una de las primeras personas de este mundo como su consejo, pero no sería la última.
Lamentablemente para ella, Elderia todavía no se adaptaba al ritmo de lo que estaba sucediendo y su hermano…
"Te estas divirtiendo bastante." Murmuró Aurora al ver la sonrisa de su hermano.
Ella ni siquiera tenía que intentar sentir las emociones de su hermano, él prácticamente estaba sonriendo al ver la situación que ella se había metido.
No se trataba de gobernar el reino, se trataba de que simplemente ahora era tomada como la gobernante de una legión y todo lo que significara obtener un regalo de ese tipo.
"Obviamente." Respondió su hermano y tomando asiento luego de que ella se sentara, añadió. "Pero para ti lo ha valido la pena, ¿no? ¿Es increíble lo que unas buenas palabras pueden hacer?"
Lo único que ella tuvo que hacer era hablar bien de Salveroth y ella había obtenido todo lo que necesitaba para poner este mundo en marcha.
Se trataba de profesionales y expertos de toda clase que le brindarían todo lo necesario para que este mundo progresara.
Si ella estuviera sola con su hermano o incluso si pidiera ayuda a Cithrel, ella probablemente tendría que supervisar toda clase de asuntos.
Desde lo legal, económico, militar o a niveles menores. Llevaría años cambiar este mundo, crear la infraestructura y cambiar la sociedad.
Sin embargo, Salysia y su gente se encargaban de todo y tenían experiencia.
Por supuesto, Aurora todavía supervisaba ya que ella necesitaba saber que todo iba según su voluntad, pero no se veía involucrada en detalles y más importante, tenía tiempo para enfocarse en otros asuntos.
"Ayúdame a preparar una reunión con la Diosa del Conocimiento y Cithrel. También con otros dioses de los cuales tu creas que sean confiables." Dijo Aurora y viendo que su hermano la miraba curioso, añadió. "Permitiré religiones y las construcciones de templos."
"Vender la fe es un buen negocio."
Si Aurora trataba de ser más general y no especifica, su hermano apunto al asunto real… Este mundo tenía una gran cantidad de habitantes y permitir que dioses extranjeros vinieran y extendieran la fe se podía llamar un negocio.
Aurora no podía saber cuántos mundos existían en este universo, no obstante, la realidad era que un planeta era valioso… Y uno que estuviera relacionada a ella aún más.
Ella ya no podía negar su influencia, incluso si provenía de su hermano y su cuñada.
"Necesito preparar un buen contrato. Uno que este enfocado en la protección de este mundo y que permita el surgir de un Dios local."
Ella no iba a tomar este mundo, al menos no directamente. Decidida como estaba para cambiar la sociedad y crear algo nuevo, que siguiera sus propios valores, también significaba patrocinar a cualquiera que fuera decente y que pudiera convertirse en un dios… Uno en el que ella confiara.
Dios extranjeros vendrían y extenderían su fe y sus dominios hasta que eventualmente surgiera un nuevo Dios que gobernaría este mundo y que sería favorecido por aquellos que tuvieran influencia en este mundo.
Un Dios o varios Dioses era necesarios y más cuando este mundo fue invadido por Dioses y aquellos que lo seguían.
Al pensar sobre ello, Aurora miró a su hermano y…
"No he visto a los invasores desde que llegue. Me cuesta imaginar que ellos no se hayan infiltrado en este reino. Así que supongo que tú te encargaste o… El escenario está más arreglado de lo que parece." Dijo Aurora y…
"He asesinado individuos de menor importancia. Sin embargo, estas tierras… Este reino es simplemente una parcela de tierra salvaje donde animales son dejados solos para que crezcan y se reproduzcan, tomando especímenes cuando son necesarios. Más allá de estas cordilleras es donde los humanos se encuentran bajo el yugo y la vigilancia de sus dueños."
La expresión de su hermano era tranquila, él no estaba mintiendo. Aurora había visto imágenes de lo que sucedía más allá de estas tierras y ella no pudo alcanzar esos lugares, no en este momento.
Podría iniciar una guerra enviando la Legión a luchar y conquistarlo. Ellos ganarían, Aurora lo sabía. Aun así, la preparación era importante al igual que la información.
"Mis clones han estado enfocándose en el exterior y…"
"Yo me encargare." Dijo Aurora, su voz seria y simple. La mirada de su hermano se fijó en ella entendiendo a lo que apuntaba. "A pesar de mi deseo de ayudar no puedo olvidar mis razones al venir aquí. Iré a esas tierras y me encargare de enfrentar a cualquiera que se oponga."
Aurora no sabía qué tipo de enemigo la esperaba y tal dificultad era lo que ella necesitaba. De por si, en la tierra se enfrentaba a enemigos que ella desconocía y ella necesitaba estar preparada o al menos, tener la experiencia suficiente para lidiar con todo lo inesperado.
Aun así…
"Necesitamos rescatar a todos los humanos. No quiero distracciones mientras me enfrento a lo que sea que haya invadido a este mundo."
Su voz fue casual. Hace años ella dudaría en pedir ayuda, ya fuera a Jezabel, Aión u a otros dioses, siempre dudando no queriendo relacionarse con ellos, incluso a costa de vidas inocentes.
Muchas vidas se habrían salvado si ella no fuera tan temerosa y no dudara tanto. Y ahora no iba a dudar.
Esta vez iba a pedir ayuda a un Dios… No, le iba a ordenar a uno.
"Dile Salysia que prepare un plan y si necesita más ayuda le pediré a Avaricia. Él me debe un favor o varios." Aurora dio su orden y su hermano sonrió al verla llena de confianza.
Gruvreas también conocido como Avaricia fue quien le reveló lo de su hermana y fue obvio que la razón fue para que el clon de Jezabel la trajera a este mundo… Y tal 'traición' era lo que Aurora se aprovecharía obligando a ese Dios de la Avaricia a aceptar sus demandas.
Ya estaban atrás los días que ella resolvía los problemas a medias siempre dudando. Desde este punto, ella necesitaba aprovechar todo lo que tenía y necesitaba acostumbrarse a hacerlo.
Después de todo, Aurora necesitaba volver a la tierra y cuando lo hiciera… Todo cambiaria.