Clémentine al pie de la montaña en donde estaba el templo de los monjes, leyó los últimos mensajes.
Ella les había mencionado a todos sus conocidos que iba a estar ocupada por un tiempo y si bien contó un poco sobre que era ser un viajero, no reveló cuál iba a ser su siguiente misión.
Si Clémentine era sincera, la sola idea de que ella iba a viajar a otro mundo era, de por sí, extraordinariamente irreal.
Si uno de sus compañeros le decía que iba a viajar a otro mundo, ella no le creería, así que prefirió no contar demasiado.
También estaba la idea de que esta era una misión personal del Fénix y Clémentine no quería hablar demás.
En su tiempo en Zerzura aprendió a que había que tener cuidado con la información clasificada, incluso cuando se trataba de sus compañeros.
Más importante que todo, no quería asustar a sus compañeros por esta misión y prefirió mencionar que se iba a quedar a entrenar sin salir del templo y sin tener contacto.
Clémentine había leído varios libros en el templo y las advertencias tanto de su padre como de otros monjes siempre fueron claras… El Plano Astral era peligroso.
Hacer que sus compañeros se preocupen no era lo ideal y más cuando esto era algo que ella quería hacer.
Leyendo los últimos mensajes de despedida de todos sus compañeros y luego de su padre y hermano, Clémentine cerró su reloj holográfico y sus alrededores se distorsionaron al instante.
Entrando a un mundo de color púrpura ilimitado, viajó por los alrededores con su verdadero cuerpo y luego se adentró a una torre, dirigiéndose a una habitación privada.
En el interior estaba la pluma de fuego y ella se acercó a un espejo.
Este mundo era creado a partir de poder mental, pero la habitación no era ilusoria o algo de ese estilo, la cama era de algodón siendo bastante cómoda y agradable mientras que la decoración era exquisita.
Dentro de la torre, ella podía oler el perfume de limpieza de la habitación y podía escuchar ruido de afuera mientras que podía acostarse y dormir en el interior.
Todo fue creado por el poder del Fénix que daba forma a una nueva realidad en este mundo y ella ahora se miró en el espejo.
Llevaba un traje ajustado de una sola pieza con líneas púrpuras que le permitían activar barreras de emergencia en caso de que algo sucediera.
Era un traje puramente psiónico, ya que lo mágico no funcionaba bien en este mundo y era un traje hecho en la Empresa Agmar de su padre que se dedicaba lo psiónico.
Ella también llevaba aretes, brazaletes y su reloj holográfico similar a los nuevos que se usaban para los portales abismales.
Clémentine estaba lo más equipado posible para esta misión y para lo que fuera a venir, hasta había llevado comida y suministros.
Al viajar con su propio cuerpo significaba que tenía necesidades y si bien había formas de evitar alimentarse o ir al baño, gracias comidas o pergaminos que nutrían el cuerpo, ella llevaba comida normal y mágica por si acaso.
"¿Lista?" Preguntó el Fénix que la estaba esperando.
"Sí." Respondió Clémentine en un tono serio.
Sus alrededores fueron quemados totalmente por llamas púrpuras y entonces una figura de fuego gigantesca apareció delante de ella.
Clémentine la observó.
El ave era gigantesca, con cerca de cincuenta metros de envergadura, con sus alas abiertas y cerca de veinte metros de longitud, desde su gigantesco pico hasta su cola.
Las plumas eran creadas por llamas púrpuras que parecían fusionarse con este mundo y Clémentine sintió la presión mental y física, que la agobiaba.
La cabeza de la criatura descendió y la observó con el gigantesco ojo detenidamente, entonces bajó la cabeza.
"Sube." Ordenó el Fénix.
Su voz femenina era dominante y clara.
La estaba invitando a subir a la cabeza y Clémentine observó esas plumas púrpuras que parecían arder y luego de tragar con dificultad flotó a la cabeza.
Al pisar la cabeza sintió la suavidad de las plumas y una fuerza externa a ella, la mantuvo afirmada en la cabeza.
Las llamas púrpuras no la quemaron, sino que parecían protegerla, purificando tanto su alrededor como eliminando cualquier influencia.
Entonces la gigantesca ave, abrió sus alas aleteando en este Plano Astral causando olas en la energía púrpura y dio vuelo.
Clémentine volaba por este mundo púrpura, pero ella no se podía comparar con Fenghuang, quien parecía volar por el cielo abierto.
No había direcciones en este mundo, excepto el velo que cubría el Plano Astral de la tierra y el Fénix voló directamente y a pesar de que no había distancia, el velo se acercó y luego de un momento lo cruzaron.
Sin romperlo o destrozarlo, dando la impresión de que tenía la llave para salir y entonces en el otro lado abrió las alas.
Cruzaron el velo… Tal idea sorprendió a Clémentine y ella sintió la pureza de la energía psiónica que componía este mundo.
Un púrpura ilimitado la cubría y el sentimiento era más fuerte que antes, generando una presión, similar a los que los magos sentirían al estar en un área con alta densidad de energía mágica.
Y Clémentine observó el exterior del Plano Astral de la tierra, viendo un ilimitado color púrpura sin fin, y en su visión, notó ruinas de palacios y estructuras tan misteriosas como extravagantes.
Un edificio hecho de lo que parecía carne, una estructura de miles, escaleras y puertas que no tenían sentido alguno o agujeros negros que parecían absorber a todo lo que tocaban.
Fenghuang voló en medio de todo esto, sin temor.
Pareciendo que había nacido para esto.
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Leslie en la ciudad Atlántida se acercó a un restaurante y se adentró al área, notando en una esquina a la persona con la cual se vino a reunir
"Lo siento por la tardanza." Dijo Leslie y al sentarse, sonrió. "Tenía algo de tiempo libre y el trabajo se ha detenido mientras siguen con la investigación, espero que no importe que te haya invitado hoy."
El joven la observó y desvió la mirada al mozo para que se acercara.
Andrés estaba bien vestido, pareciendo ligeramente formal, con el cabello negro corto, bien peinado.
"No te preocupes. Yo también tenía tiempo libre, así que es bueno relajarse." Respondió Andrés y…
"¿De verdad?" Preguntó Leslie con una sonrisa.
Era fácil darse cuenta de que Andrés mentía, ya que desviaba la mirada y no la miraba a los ojos y cuando ella hizo su pregunta, él suspiró.
"Me atrapaste. En realidad, estoy trabajando, pero quería darme un descanso." Respondió Andrés.
Esta vez fue un poco más sincero que antes y Leslie lo dejó pasar al ver que venía el mozo para tomar sus órdenes.
Ella pidió la comida y una bebida para luego observar al joven.
"¿Es duro trabajar con Cesar?" Preguntó Andrés con calma.
Hizo la pregunta antes de que ella pudiera preguntar y Leslie reflexionó sobre su trabajo.
Estaba en la Academia Cernunnos con su grupo, actuando como cazadores de bestias mágicas peligrosas y mayormente grupos de rescate para bestias mágicas.
El entrenamiento era intenso y los enfrentamientos de vez en cuando eran peligrosos, permitiéndole a ella probar sus habilidades.
Cesar era el capitán que dirigía las misiones y técnicamente era su jefe.
Leslie lo había mencionado antes en la reunión y Cesar había hablado del tema, pero ahora Andrés estaba preguntando sinceramente.
"Aunque no lo creas, Cesar es más cauteloso de lo que puede parecer. No le gusta tomar riesgos." Respondió Leslie.
Cesar era alguien feroz y un gorila atronador conocido por gustarle las batallas, pero era cauteloso y le gustaba investigar mucho antes de empezar sus misiones.
En este momento estaba investigando sobre los cazadores de bestias que llevaban las bestias a Egipto y quería tener toda la información antes de empezar la siguiente misión.
Tal característica era rara cuando uno pensaba lo feroz que era en las batallas y lo directo que llegaba ser.
"Bueno. Estuvo con Aurora, así que posiblemente aprendió a ser cauteloso de ella y lo feroz debe ser de Alice." Supuso Andrés y entonces ambos se miraron.
Tanto Cesar como Rupert estuvieron con Aurora y Alice y era normal que aprendieran de ellas, aunque en este punto habían tomado sus propios caminos, empezaron ahí.
Era similar con todos los del grupo que iniciaron en sus prácticas a mitad de año y que ahora cada uno recorría sus propios caminos.
Sin embargo, había un punto que los seguía sorprendiendo…
"Alice es un rango SS."
Ambos murmuraron al mismo tiempo y luego dieron sonrisas.
"¿Has visto el grupo de la academia de nuestro año? Están hablando de ella. Dicen que los novatos que entran también están hablando de ella. Tenemos un rango SS." Dijo Andrés en calma.
"¿La han tratado como una heroína? Solamente fue un año." Murmuró Leslie y agitando la cabeza, señaló. "Y he visto el grupo. Nadie puede creerlo."
Alice era fuerte y siempre lo fue.
Sin embargo, el rango SS era considerado un rango en el cual muy pocos podían llegar y con solamente comparar el número de rango S con los rangos SS era fácil darse cuenta de la diferencia.
Y Alice había alcanzado ese rango.
En el grupo en donde estaban los compañeros que fueron en su año estaban sorprendidos y deslumbrados, al igual que las redes de la academia.
Lamentablemente, Alice no era de darle importancia y no era de hablar demasiado por esos grupos.
Si bien había dejado la academia, Alice no era de seguir en contacto.
"Aurora seguramente le seguirá." Murmuró Leslie en voz baja.
"¿Tú también lo crees?" Preguntó Andrés y al verla asentir, señaló. "Ellas llevan años en el rango S."
Literalmente años en el mismo rango y si bien para muchos significaba estar estancado, ellos sabían que antes Aurora no era de usar su espada.
Al menos, no como ahora y si bien no la habían visto luchar con todo, las grabaciones cuando luchó en contra de Cithrel seguían estando.
Era más, Leslie tenía el video de la batalla guardado.
¿Cuánto faltaba para que Aurora ascendiera? Siendo un rango S era capaz de luchar en contra de un rango SS y todos se preguntaban qué haría cuando alcanzara ese rango.
"Todos están avanzando." Murmuró Leslie otra vez y ambos se miraron en silencio.
El mozo les trajo la comida y la bebida mientras el silencio seguía, entonces cuando se fue ambos comieron.
"Somos los únicos rangos A." Dijo Andrés y Leslie asintió con una media sonrisa.
Ellos dos eran los últimos rangos A del grupo que fue a África en las prácticas hace mucho tiempo.
Leslie dio una sonrisa al ver que Andrés le servía la bebida y luego de tomar la copa, brindó con él.
"Para nada decepcionado, supongo." Dijo Leslie.
"Por supuesto. Soy bueno en lo que hago." Respondió Andrés y viendo que ella sonreía, señaló. "Y quiero ser mejor."
Andrés no era simplemente bueno en lo que hacía, era excelente en su trabajo.
Sin embargo, nunca fue alguien que mostrara arrogancia abiertamente o que fuera tan directo con sus capacidades y en cierta forma era humilde.
Sus últimas palabras fueron lo que le llamaron la atención a Leslie.
"¿Así que tienes algo preparado?" Preguntó Leslie con curiosidad.
Era una pregunta que no necesitaba una respuesta detallada y Andrés respondió con una sonrisa.
No era que ellos fueran mediocres comparados a sus demás compañeros, simplemente que sus profesiones eran más difíciles de avanzar.
Leslie conocía algunos maestros de armas de rango S, pero el número de rango S con talentos relacionados con la tecnología era aún más bajo.
Existían, no obstante, no era fácil avanzar… Al menos no tan fácil como las demás profesiones y ahora Andrés dejó ver que quería avanzar.
"¿El motivo?" Preguntó Leslie sonriendo al ver al joven.
Andrés estaba mirando la copa mientras jugaba agitándola y estaba perdido en sus pensamientos, pero Leslie podía sentir la seriedad que emanaba.
El modo en el que quería mejorar no era una broma y era algo serio… Quizás Andrés no luchaba y ponía su vida en riesgo, pero sus trabajos no eran simples.
Así que Leslie quería saber la razón por la cual deseaba mejorar.
"Quiero poner a prueba mis habilidades." Respondió Andrés y mirándola directamente, murmuró. "¿Qué tan fuerte soy? ¿Hasta dónde he llegado? Quiero ponerme a prueba y conocer mis límites."
Quería ver cuáles eran sus capacidades que logró obtener hasta ahora y que tan lejos había llegado.
Leslie no pudo evitar perderse por unos segundos en los tan serios ojos de sus compañeros y sonrió sin poder controlarlo.
"Cuando lo descubras me encantaría saberlo." Respondió Leslie levantando la copa para brindar.
Andrés no era de mostrar arrogancia y a veces se podía tomar como falta de confianza, pero él era bueno… Solamente tenía que ver lo increíble que era por sí mismo.
¿Y en cuanto a Leslie? Ella, al ver que el joven chocaba la copa con ella con una sonrisa, no pudo evitar tener ciertos pensamientos.
Ella se estaba quedando detrás de todos sus compañeros, quienes eran cada vez más fuertes y Leslie no quería quedarse atrás.
Al menos, no cuando Andrés quería avanzar.