—¿Por qué quieres comprarle un auto repentinamente?
—¿Acaso no le gustan los autos?
—¿Y qué? Aun es un niño en la escuela, no puede ir posando por ahí—replicó Huo Mian, rehusándose.
—Podríamos comprarle un auto humilde.
—Aun así…
Mian no sabía que Qin Chu escuchó su conversación del otro día con Zhu Lingling. Qin Chu sabía que Huo Mian amaba a su hermano menor y quería hacer algo por él. Sin embargo, Qin Chu no dijo nada más al ver lo insistente que era Huo Mian.
Luego de una ducha, ambos se fueron a la cama. Desde el día que Qin Chu no pudo salirse con la suya y terminó enfadado, dormía en la cama se Huo Mian. Ya habían pasado varios días. A veces se tocaban. Algunos dirían que todo el rechazo en realidad fue bueno.
—Qin Chu ¿podrías controlar tus manos? —dijo Huo Mian, impaciente.
Las manos de Qin Chu se encontraban en su cintura originalmente, pero a veces se movían más arriba. Esto la asustaba tanto que no podía moverse.
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