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Capítulo 45

GABRIELA

Marcos decidió que debía conducir él porque a su parecer estaba demasiado nerviosa como para hacerlo y puede ser, pero es que estaba preocupada por mi abuela, más que nada por si le avanzara la enfermedad.

Mi abuela tenía parkinson, pero para la suerte de todos se lo encontraron pronto y ahora está tomando unas pastillas para que no avance rápidamente y parece ser que hacen efecto. Lleva ocho años que no le avanza mucho, se le notan los temblores y eso, pero ya nos dejaron claro desde un principio que esas pastillas no la curarían, sino que retrasaría la enfermedad cosa que agradecemos mucho todos.

Tenía miedo de que pudiese avanzar un poco más, sé que si avanzó un poco más no es que fuese a dejar de hacer muchas cosas así de repente, pero sé que a mi abuela eso la entristecería. Ella era una mujer que le gustaba moverse, salir a pasear y cuidar de su jardín, si la enfermedad avanzaba rápidamente, eso se terminaría y llegaría un momento en el que no pudiese ni andar.

No tardamos demasiado en llegar a mi casa. Mis hermanos no dejaron de preguntarnos en todo momento que es lo que me pasaba. Ellos sabían de sobra que Marcos lo sabría, pero también tenían claro que no lo contaría si yo no quisiese, aunque para ellos ese no era motivo para dejar de preguntar constantemente. Ellos se bajaron del coche y se fueron a casa con mi llave y yo me quedé sentada en el coche mirando para la nada.

"Gabriela, te voy a acompañar a casa de tu abuela." dijo Marcos "¿Por qué? No me hace falta niñera si es lo que piensas, estaré bien." protesté, porque sería cierto, estaría bien "No es por eso de ser tu niñera Gabriela, es que estás lo suficientemente alterada como para no conducir, no voy a permitir que conduzcas así."

"Marcos, de verdad que estoy bien, no me va a pasar nada." aseguré "Sé que no te pasará nada, pero no me voy a arriesgar que te pase algo, asique no hay más que discutir, te voy a acompañar." dijo, cerrando el tema "Y después dices que soy yo la terca."

"Es que lo eres, pero en estos casos también lo soy yo, no es para menos." dijo con orgullo y a lo que solté una pequeña risa "¿Y qué vas a hacer? ¿No vas a ir a tu casa? Se preocuparán por ti Marcos y no quiero eso."

"No te preocupes que llamaré." aseguró y rodé los ojos "Pues lo haces ahora mismo, delante de mí." dije y no tardó nada en llevarse la mano al pecho con gesto dramático "¿No te fías de que lo vaya a hacer o qué?"

Me reí, porque Marcos era de las pocas personas en las que confiaba plenamente, pero es que estoy segura de que si lo necesitaban en casa para hacer algún recado diría que lo haría más tarde o que lo hiciese Carlos, y si lo veía me podía asegurar de que no me mintiese, que también lo pillaría, pero así estaba a tiempo de poder convencerlo de irse a su casa.

"Si que me fio Marcos, de lo que no me fio es de si me dirás la verdad o no y de que no te olvides" admití "Siempre te digo la verdad." protestó y negué, porque tenía más que claro, que había algunas situaciones en la que no me lo decía "Sabes a lo que me refiero Marcos, asique no te hagas el tonto." respondí "Lo sé, lo sé, pero esta vez no me convencerás." aseguró "Eso ya lo veremos."

Cogió el móvil y marcó a su madre la cual no tardó nada en contestar. Estuvo hablando un par de minutos y no hizo falta que convenciese a su madre para que lo dejara estar conmigo, cosa que era lo normal, pero la cuestión es que al parecer no tenía nada que hacer y que cambió su cara en ningún momento, y como le era imposible no cambiar de cara cuando le decían que tenía que hacer algo, sobre todo que no le gustase, en esta ocasión podía afirmar que no me estaba mintiendo.

"Bueno, que, ¿pasé el examen?" preguntó y rodé los ojos "Lo pasaste, pero sigo pensando que deberías irte a tu casa, tal vez te necesiten más tarde, o tendrás que cuidar de tu hermana." dije intentando convencerlo de que no lo necesitaba conmigo "No te preocupes por mi hermana, para eso tengo a mi hermano, para que la cuide que para eso es el mayor."

"Yo soy la mayor en mi casa y no por eso tengo que cuidar de mis hermanos." bufé "¿Pero aun así lo hacer verdad?" preguntó irónicamente "No todos somos iguales, a mí me sale natural." respondí y él asintió "Por eso me gustaría tener un hermano mayor como lo eres tú."

"Tu hermano también es bueno, Marcos." dije, porque esa niña adoraba a su hermano, y nadie podría quitarle eso "Tiene sus momentos." respondió "Pero lo es, hace todo lo que está en su mano para que tú y tu hermana estéis bien."

"Eso sí que lo sé, además hay que tener claro que no todos pueden llegar a ser como tú, asique me conformo con mi hermano." contestó, encogiéndose de hombros "A veces eres malo Marcos, ser hermano mayor no es una tarea fácil."

"Pues a ti para no ser fácil se te da de maravilla." dijo riéndose y rodé los ojos. Salimos del coche para hacer algo de comer, a pesar de que yo no tenía hambre, pero estaba Marcos y mis hermanos que luego se lo dirían a mi madre, por lo que comí algo, no mucho la verdad, pero eso los dejo convencidos.

Cuando terminamos de comer les dije a mis hermanos que la abuela había tenido un accidente, pero al parecer se lo tomaron mejor de lo que yo me lo tomé, pero bueno, debe ser porque yo lo que era por la familia y amigos me afectaba más, otra cosa es que lo dejara salir al exterior.

Mi madre llamó sobre las cuatro de la tarde para decirnos que ya habían llegado a casa, por lo que salimos nosotros para la casa de mi abuela. Para mí el camino se me hizo demasiado largo a pesar de que como máximo llevaba media hora en llegar a casa de mis abuelos.

Cuando llegamos me bajé rápidamente del coche y me fui a dentro a la casa. Pude ver como mi abuela estaba ya haciendo cosas, por lo que puede ser que mi mente exageró todo lo que le pasó, cosa que es posible la verdad, tendía a exagerar un poco las cosas cuando era que le pasaba a mi familia o amigos, eso lo sabía yo y lo sabían tanto Marcos como Carlota, el resto no tengo ni idea la verdad.

La cuestión es que me acerqué a ella y la abracé, cosa que no dudo en hacer ella también. Estuvimos así por unos segundos hasta que me apartó un poco. "Gabriela, de verdad que estoy bien. ¿Si no lo estuviese piensas que tu madre o tu abuelo me hubiesen dejado hacer algo?" pregunté "Lo sé, pero es que me metiste el susto de mi vida abuela."

"El susto te lo metió tu madre que ya no sé ni para que te llamó la verdad." protestó y me reí "Porque tenía que saberlo." dijo mi madre llegando junto a nosotras "Puede, pero era mejor decírselo cuando estuviese en casa y no en la universidad."

"Puede ser, pero ¿qué le diría para explicarle que no estaba en casa?" preguntó mi madre "Estoy segura de que ni te preguntaría." aseguró mi abuela y rodé los ojos "No le preguntaría, pero se le notaba en la voz que estaba preocupada por algo, por lo que sí que le acabaría por preguntar."

"Vale, puede ser que si acabases por preguntarle donde estaba, pero seamos realistas Gabriela, no hacía falta que te lo contase." contestó mi abuela y negué "Si que hacía, pero te dejaré creer que no era necesario que me lo contase." respondí "Como quieras, yo quedaría más tranquila si no te lo hubiese contado."

El resto de la tarde estuvimos hablando y pasando tiempo con mi abuela, más que nada yo, porque era algo que me encantaba, sobre todo cuando nos contaba algo de lo que hacían mi madre y mis tíos cuando eran pequeños o cosas que hacía ella cuando era joven, me encantaba oír las historias, se aprendía muchas cosas y me ayudaban a conocer un poco más a mi abuela. Después de cenar yo y mi abuela nos fuimos a dar una vuelta, siempre lo hacía cuando cenaba, y por lo general, yo siempre la acompañaba.

"De verdad que no hace falta que te preocupes más por el accidente Gabriela, estoy bien." aseguró mi abuela "Lo sé, pero como te dije, me metiste el susto de mi vida." rebatí "Eso no pasará de nuevo, no te preocupes."

"Eso espero sinceramente, pero ¿te dijeron algo de la enfermedad?" pregunté centrando mi atención completamente en ella "No me dijeron nada." Eso último lo dijo sin mirarme, por lo que sé que me estaba mintiendo, siempre lo hacía cuando no quería que supiese algo, pero esto sí que lo quería saber, no iba a haber nada en el mundo que me impidiese descubrir que es lo que le pasaba a mi abuela.

"Sé que me mientes, me puedes contar la verdad. No me pienso ir de aquí sin que me cuentes antes que es lo que te dijeron." afirmé, y me importaba poco que mañana tuviese universidad "Mañana tienes universidad, no te vas a quedar aquí. Además, Marcos tiene que irse para su casa."

"Lo puede llevar mamá y papá cuando se vayan ellos para casa, pero yo me quedaré." afirmé y ella rodó los ojos "Vale, te cuento." dijo "Pues cuando quieras, empieza." Estuvimos calladas por un momento hasta que tomó una bocanada de aire y empezó a caminar de nuevo "Me dijeron que avanzó un poco más, pero no mucho que sepas."

"Lo sé, se puede notar que no te avanzó mucho, pero te preocupa." dije "Claro que me preocupa Gabriela, yo quiero seguir haciendo cosas, no me puedo parar así de repente." respondió y asentí, porque sabía eso "Lo sé, pero puedes estar segura de que eso no te va a pasar, te lo aseguro."

"No me puedes asegurar nada Gabriela." respondió cansada "Te lo puedo asegurar abuela, confía en mí, algo me dice que las pastillas harán el efecto que quieres y la retrasarán por mucho tiempo." intenté asegurarle "Gracias por los ánimos mi niña, pero dejemos de hablar de este tema."

"Entonces ¿de qué quieres hablar?" pregunté dejándole que cambiase de tema "¿Qué tal te fue con Alex? ¿Qué tal os va?" preguntó y una sonrisa invade mi rostro rápidamente "Nos llevamos bien, él me ama y soy feliz." admití, porque era cierto "¿Dejaste de tener miedo de que te vuelva a hacer daño?"

"Más o menos, eso va a llevar algo de tiempo." respondí sinceramente "Estoy segura de que no lo perderás, te ama de verdad." aseguró la abuela "Siento que hay algo que me estás ocultado abuela, no sé el que, pero hay algo que no me estás contando." dije pensando en que podía ser lo que la estaba molestando "Pues no hay nada, te lo digo de verdad."

Por su cara su que sabía que había algo que me estaba ocultando, pero también sé que no me lo iba a contar, lo intuía, pero lo descubriría, costara lo que me costara. "Sabes que lo descubriré ¿verdad?" pregunté "Eso ya lo veremos mi niña."

Nos echamos a reír y dimos la vuelta para volver a casa, porque era tarde como para andar por fuera y mañana tenía que ir a la universidad, tenía que madrugar para mi mala suerte, cosa que odio más que nada en el mundo.