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02 | Dark Bladers

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LONDRES

En la estación principal de la ciudad, una enigmática joven de lentes oscuros y boina negra se encontraba hablando por teléfono, tenía unos minutos antes de abordar el tren que la llevaría a Francia.

—  Aún no tengo a Serenity, Johnny — dijo refiriéndose a su bestia bit

«Creí que la tendrías hoy»

— Veré a Oliver primero.

«No pasas demasiado tiempo con Oliver últimamente? — dijo fastidiado»

— Celos, McGregor?

«Para nada! — exclamó»

— Sabes que eres mi favorito.

La joven podía imaginar al escocés sonrojarse del otro lado de la linea, en verdad le gustaba molestarlo. Tras unos cuantos minutos de temas banales, la joven procede a preguntarle si ha tenido algún encuentro con los Dark Bladers, en especial con Lupinex, aquello ocasionó extrañeza en el escocés, no era usual que la joven preguntara por aquellos perdedores. Sin embargo, se limitó a responder su pregunta aduciendo que tras su último encuentro no había vuelto a saber nada de Lupinex.

«Tú lo has visto? — preguntó serio»

— No — mintió — sólo me dio curiosidad.

Se formó un silencio incómodo, no quería preocupar a nadie hasta asegurarse de saber qué buscaban los Dark Bladers.

«Actúas extraño, Aria»

— Estoy por subir al tren, Johnny. — desvió la conversación

«Bien, buen viaje»

— Salúdame a Robert.

Al colgar, la joven choca contra la fuerte espalda de una persona provocando que tambalee.

— Lo lamento — hizo una pequeña inclinación a modo de disculpas ante aquel chico

— Tú — espetó el bicolor observándola fijamente.

Al elevar su vista, la joven se percata que se trataba del equipo japonés, quienes al parecer irían en el mismo tren.

— Hola - saludó con sorpresa, ciertamente no esperaba volverlos a ver — nos vemos nuevamente.

— Esta vez nos dirás tu nombre? — espetó Tyson alzando una ceja en evidente reproche — nos lo debes.

La joven suspiró resignada, en verdad aquel chico de gorra tenía razón. Tras lo ocurrido lo mínimo que podía hacer era presentarse apropiadamente.

— Mi nombre es Aria Tornatore — dijo quitándose con elegancia la boina y los lentes negros que portaba, dejando al descubierto unos profundos orbes cielo, seguido por una larga y rubia cabellera — Es un gusto poder conocerlos.

Ante la elegancia y formalidad de aquella joven, el de gorra no pudo evitar sentirse nervioso, no estaba acostumbrado a las etiquetas, pero debía admitir que la ojiazul lucía mejor sin aquellos accesorios. Por otra parte, ante la leve inclinación de la joven, rápidamente el jefe procede a presentar a cada uno de los chicos como integrantes del equipo Bladebreakers.

— Somos los campeones asiáticos y estadounidense — alardeó Tyson

La ojiazul había escuchado del torneo pero nunca tuvo un particular interés en participar y aunque lo quisiera no tenía equipo, tanto Robert como los demás preferían luchar en solitario, para ellos un equipo era sinónimo de debilidad, ellos no necesitaban a nadie para ganar sus batallas, menos esconder sus debilidades, sin duda tenían un errado concepto de lo que significaba trabajar en equipo, pero aún así cada uno representaba a los campeones regionales de Europa.

[•••]

Una vez dentro del tren, el equipo japonés se percata que el interior del vagón se encontraba vacío, al parecer tendrían todo el tren para ellos, lo cual extrañó a la europea, había escuchado que habría más pasajeros.

— Quizás fue un error — se dijo sentándose en unos asientos alejados, quería evitar alguna conversación sobre los Dark Bladers. Sin embargo, lo que ninguno sabía era que el tren no estaba programado para salir a esa hora.

A lo largo del trayecto, los Bladebreakers se limitaron a ver algunas películas de horror para amenizar el camino. Sin embargo, esto no pareció agradar a todos, pues podía apreciarse el semblante aterrado del técnico del equipo ante las escenas sangrientas, lo cual provocó que tanto Max como Tyson se burlaran.

— Esto no puede ser peor — murmuró con fastidio el bicolor quien se encontraba al otro extremo de los asientos viéndolos con su usual porte serio.

Por otro lado, la ojiazul se encontraba pensativa en su asiento, quería llegar rápido a París y descansar un poco. Últimamente en sus pensamientos aparecía un chico pelirrojo, de tez blanquecina como la nieve y orbes tan gélidos como el mismo ártico. Cada vez que trataba de recordar, lo único que venía a su mente era la nieve, mucha nieve, y unas gélidas orbes.

— Esos ojos árticos...— se dijo tocando con fuerza su cabeza, con la intención de forzar un recuerdo. Sin embargo, era poco lo que llegaba a su mente.

«— Cuál es tu nombre? — preguntó

una pequeña niña de

corto cabello rubio

— Yuriy Iv...»

La sonora risa del chico de gorra la sacó de sus pensamientos, ignoraba que había sido aquello. Acaso un recuerdo reprimido? Desconocía la respuesta pero tras su encuentro con los Bladebreakers, en especial con el bicolor, no podía evitar recordar a aquel pelirrojo, algo en su mirada le hizo recuperar aquel recuerdo que creía perdido.

— Algo esta mal — advirtió Rei aduciendo que el tren se encontraba completamente vacío, salvo por ellos y el conductor.

— Eso es imposible — intervino la ojiazul poniéndose de pie, alegando que debe haber personal encargado de la atención pero a juzgar por las palabras del azabache, no había encontrado señales de nadie fuera de los presentes.

— Dónde demonios están todos los pasajeros? — preguntó Max

— Eso me propongo descubrir. — dijo Rei dispuesto a marcharse. Sin embargo, antes que pudiera dar un paso, el tren frena en seco ocasionado que todos caigan bruscamente sobre sus asientos.

— Nos detuvimos — advirtió Aria

— Iré a ver al conductor — rápidamente el bicolor se dirigió al área de operación, seguido por el azabache quien partió en busca del copiloto

No había duda, estaba pasando algo extraño, la europea no pudo evitar tensarse, el tren estaba detenido bajo tierra y no tenía su blade con ella. Tenía un mal presentimiento, el cual empeoró cuando las luces se apagaron.

«Esto no es bueno» pensó

Una vez que llegaron el bicolor y el azabache, advirtiendo que no había conductor y copiloto, la joven ató cabos, aquello sin duda debía ser obra de los Dark Bladers.

— Qué ocurre aquí? — preguntó alarmado Tyson

— Pronto lo sabremos — sentenció la europea apretando su puño en aparente frustración, estaban varados varios metros lejos de la civilización, por lo que nadie los socorría.

Al descender del tren, el equipo japonés se dispuso a caminar por un oscuro sendero seguidos por la europea quien observaba con recelo a su alrededor, en la espera de los Dark Bladers, quienes parecían no tener intención de dejarla en paz, por dentro esperaba que únicamente se tratara de Cenothap.

— Es una trampa — murmuró el bicolor llamando su atención

— Es lo que me temo... — secundó retirándose aquellos oscuros lentes para poder adecuarse a la penumbra que la rodeaba

Caminaron hasta llegar a la cabeza del tren, topándose con tres sujetos que la europea reconocía muy bien.

— Bienvenidos a nuestro lugar favorito — esbozó una tétrica figura de piel pálida y colmillos tan puntiagudos como los de un vampiro, su rostro mostraba una sonrisa maliciosa — La oscuridad.

— No otra vez! — exclamó con frustración el de gorra

— Y ahora son más — señaló Max

— Espera! Falta uno — advirtió la ojiazul buscando a Cenotaph por los alrededores pero todo estaba demasiado oscuro.

— Esta vez no venimos por usted, señorita Aria — sentenció con aparente cortesía, aquel cuya figura asemejaba a la de un Vampiro — pero tenga la seguridad que la tenemos presente — esbozó arrogante para posteriormente centrar su atención en el de gorra — Qué tal un desafío, niño?

— Tu nombre primero — respondió poniéndose en guardia.

— Claro, dónde están mis modales? Soy Sanguinex — se presentó para luego dar paso a sus compañeros.

— Mi nombre es Lupinex — espetó un hombre de largo y rebelde cabello grisáceo, si no mal recordaba había sido vencido de forma humillante por el escocés, hasta el día de hoy su odio a los europeos era palpable.

— Mi nombre entre los humanos responde a Zomb

Con cada palabra de aquel tétrico grupo, el semblante de la ojiazul palidecía, dudaba que aquellos chicos pudieran enfrentar a los Dark Bladers, si uno les había dado pelea a tres de ellos, no quería imaginar lo que harían tres.

— Intentan decir que son monstruos o algo así? — preguntó con desconcierto Rei.

— Exactamente — afirmó Sanguinex pasando su maliciosa mirada hacia la ojiazul — acaso ella no se los dijo? Somos los Dark Bladers.

— No los metan en esto! — advirtió la europea poniéndose al frente, sin querer había terminado por involucrar al equipo japonés con esos dementes

— Esta vez nuestro objetivo no es usted, señorita Aria — observa con una tétrica sonrisa a los Bladebreakers quienes no querían luchar contra esos lunáticos pero al parecer no tendrían otra opción, Cenotaph tenía a Kenny entre sus manos. — Claro, que si nos dice el paradero de lo que buscamos, podríamos considerar dejarlos en libertad.

— Maldición... — murmuró con enfado, entregar la ubicación de su espíritu sangrado no era una opción.

— Una batalla, si ustedes ganan su amigo será libre, sinó dependerá de nosotros. — espetó Sanguinex, clavando sus orbes carmesí en la europea, quien parecía disputarse una lucha interna — Aceptan nuestra propuesta?

— Bien... — respondió Tyson dispuesto a luchar pero para su sorpresa los Dark Bladers habían escogido al bicolor como rival.

— Me niego. — espetó Kai, cruzándose de brazos en aparente desinterés

— No seas insolente! — exclamó un embravecido Cenotaph zarandeando al castaño. Sin embargo, el bicolor no pareció inmutarse ante aquel violento acto. No obstante, esta acción provocó que sus compañeros dieran un paso al frente dispuestos a recuperar a su amigo.

La europea no pudo evitar apretar los puños con frustración, odiaba no tener a su bestia bit con ella, por esa razón había huido la primera vez de aquellos tétricos sujetos, su beyblade aún estaba en Francia siendo reparado, sin él no podía luchar. Su bit de poder tampoco se encontraba con ella, desde que comenzó a ser perseguida por los Dark Bladers, decidió dejarlo al cuidado de unos de los técnicos de Oliver.

— Si ganamos, sus bestias bit serán nuestras — Sentenció Sanguinex

Para sorpresa de la europea, el objetivo de aquellos lunáticos eran las bestias bit del equipo japonés, planeaban apoderarse de espíritus sagrados poderosos para convertirlos en espíritus malignos, entre ellos estaba como objetivo su Sirena.

— No te lo permitiré! — espetó Tyson quien poco a poco comenzó a recuperarse arrinconando a Sanguínex. Sin embargo, cuando todo parecía ir a su favor, fue detenido abruptamente por Lupinex quien intercede en la batalla.

El japonés ya tenía suficientes problemas con uno de ellos como para lidear contra dos. Por lo que el rubio decide ayudarlo, invocando ambos a sus bestias bit, aquello provocó que la mirada de Sanguinex se iluminara.

«Eso era lo que querían» pensó la ojiazul

Sin dudar ambos Dark Bladers invocan a sus bestias bit tomando así el control total de la batalla. Sin embargo, al ver la similitud de aquellas tétricas criaturas con los espectros de las películas que presenciaron en el vagón, el de lentes decide ayudar a sus compañeros, advirtiéndoles que deben tener las mismas debilidades.

— Sólo que no hay luz solar. — acotó la europea refiriéndose a Sanguínex, quien era el más poderoso de los Dark Bladers.

Ante lo dicho, tanto Tyson como Max procedieron a formar una cruz de luz con sus blades para poder derrotar a aquel Vampiro, dejando así a un sólo enemigo en pie. Al recabar en esto, el azabache decide unirse a sus compañeros, colocando un dólar de plata en la ranura de su blade, por lo que al invocar a su espíritu sagrado logra derrotar sin dificultad a un embravecido Lupinex.

— Ganamos! — celebró un muy agotado Tyson

Al ver que el equipo japonés está sin energía, Cenotaph y Zomb comparten una sonrisa malévola y proceden a atacar, aduciendo que debían aprovechar su momento de debilidad. Sin embargo, antes que pudieran lanzar sus blades hacia el desfallecido equipo, son detenidos por el sonido de una ambulancia.

— Debemos irnos! — exclamó un alarmado Zomb

— Volveremos a vernos, señorita Aria — sentenció con desagrado Sanguinex desapareciendo entre las sombras con su equipo. — No olvidaremos esto.

— Espero que no — susurró la ojiazul centrando su vista en la ambulancia que venía hacia ellos

Nuevamente habían tenido suerte. Sin embargo, ahora conocía lo que pretendían los Dark Bladers. Sí no quería que aquellos lunáticos volvieran a atacar al equipo japonés, debía tomar cartas en el asunto.

— Están bien, chicos? — preguntó el hombre que bajaba de la ambulancia, provocando que la europea procediera a colocarse con velocidad aquellos oscuros lentes, seguido por una oscura boina, la cual recogía gran parte de su cabello, este acto no pasó desapercibido por el bicolor, quien no pudo evitar fruncir el entrecejo, qué ocultaba aquella joven?. — Quien conduce el tren?

Tras una breve explicación por parte del castaño, los hombres ayudaron a los chicos a subir a la parte trasera de la ambulancia, aduciendo que los llevarían de regreso a la estación. Sin embargo, durante todo el trayecto, la europea se mantuvo en completo silencio, aduciendo que necesitaban descansar, las preguntas por parte del equipo japonés podían esperar, al menos por ahora. Esto fue aceptado de mala manera por el de gorra, quien accede a esperar a que puedan retornar a la estación, después de todo, debían reponer energía.

Una vez llegado a su destino, los paramédicos proceden a escoltarlos a la estación principal, aduciendo que ahí podrían esperar por el siguiente tren. Sin embargo, en lugar de permanecer en la zona de espera, la europea decide marcharse por su cuenta, siendo detenida por un iracundo Tyson.

— Espera! Nos debes respuestas. — exclamó sosteniéndola del hombro

— Laisse moi partir! (Déjame partir!) — exclamó con enfado, liberándose de aquel agarre, dejando muy confundido al de gorra.

— Qué?

— Comme tu es grossier (que grosero eres) — espetó fingiendo indignación frente a los hombres de la ambulancia, quienes observaban con desconcierto aquella escena. — Je ne te connais pas, tu m'embrouilles (no te conozco, me confundes)

Al percatarse del semblante confuso del japonés, los paramédicos proceden a traducir lo dicho.

— La señorita dice que no los conoce, la están confundiendo con alguien más.

— Veuillez me guider jusqu'à la gare B2 (Por favor guienme a la estación B2) — solicitó de manera educada a aquellos hombres — il faut que je me rende en France (Tengo que ir a Francia)

Ante lo dicho, uno de ellos procede a indicarle el siguiente tren, el cual tenía un trayecto más largo. Sin embargo, le permitirá partir en ese momento.

— Pero sí entendía hace unos minutos!! — se quejó el de gorra, siendo sujetado por dos de sus compañeros, quienes trataban a toda costa de contener a su iracundo amigo, el cual se encontraba discutiendo con los paramédicos.

— ¿Estás pensando en escaparte? — cuestionó el bicolor interceptando el camino de la ojiazul

— Je ne parle pas sa langue (No hablo su idioma) — dicho esto procedió a seguir su camino pero fue detenida por la arrogante voz del bicolor.

— Vous pensez fuir? (¿Estás pensando en escaparte?) — cuestionó, llamando la atención de la europea, quien no esperaba que pudiera entenderla.

— Tu parles français? (Hablas francés?) — preguntó recibiendo un asentimiento

— Que caches-tu ? (Qué estás escondiendo?)

— Moins ils en savent, mieux c'est (Cuanto menos sepan, mejor) — sentenció dispuesta a subir al vagón, pero es interceptada por el brazo del mayor, quien procede a acorralarla contra el vagón.

— Je doute que vous voulez être découvert. (Dudo que quieras ser descubierta) — espetó refiriéndose a aquellos lentes oscuros que cubrían gran parte de su rostro. Aduciendo que quitarle aquellos accesorios no sería una tarea difícil. Ignoraba quien era o por qué no quería ser descubierta, pero estaba dispuesto a descubrirlo si con ello obtenía respuestas acerca de los Dark Bladers

— Arrêter maintenant (detente ya) — espetó, sintiéndose incómoda por la cercanía del bicolor, quien la tenía arrinconada contra el vagón. En otras circunstancias, la europea no habría dudado en increpar su actuar. Sin embargo, la estación comenzaba a llenarse y lo que menos le convenía era llamar la atención, por lo que tras un cansado suspiró, acepta darle respuesta a sus interrogantes — C'est bien, mais pas ici. (Está bien, pero no aquí.). Si vous voulez des réponses, je vous les donnerai à la Tour Eiffel (Si quieres respuestas, te las daré en la Torre Eiffel)

El bicolor la observó con detenimiento, intentando analizar lo que pasaba por la cabeza de la europea, quien al sentir aquellos intensos orbes carmesí sobre su persona, no pudo evitar que un fuerte rubor se apoderará de sus pómulos.

— Dans une semaine devant la société Lab Beyblade, à 15h. (En una semana frente a la empresa Lab Beyblade, a las 3 p.m.) — continuó manteniendo aquel idioma, el cual si bien no era su lengua materna, podía hablarlo con fluidez

— Comment puis-je te faire confiance? (¿Cómo puedo confiar en ti?) — cuestionó con severidad

— Vous avez ma parole (Tienes mi palabra) — sentenció con firmeza, reconociendo que quizás mantener a aquellos chicos en el desconocimiento, no era la solución. Sin embargo, aquella decidida expresión pareció convencer al bicolor, quien procedió a apartarse dejando el camino libre para que pudiera partir a su destino.

— Qué hablaste con ella Kai? — preguntó un curioso Tyson, una vez que su compañero se hubo acercado lo suficiente

— No tiene importancia. — espetó con su característico porte frío, procediendo a sentarse en el área de espera, ignorando aquella actitud infantil de su compañero, quien pareció indignarse por sus palabras

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UNA SEMANA DESPUÉS

FRANCIA

En las afueras de la corporación Lab Beyblade, una joven de finas facciones se encontraba observando los alrededores en busca de aquel estoico chico de ruda apariencia y mirada fiera. Como habían acordado, debía revelarle aquello que los involucraba con los Dark Bladers. Dada las circunstancias era lo mínimo que podía hacer por el equipo japonés, quienes habían terminado por convertirse en el objetivo de aquellos tétricos sujetos.

«Ese chico el más fuerte de su equipo » meditó

Una vez que se encontró en su destino, un sonido llamó su atención, al parecer se trataba de un blade, por lo que sin dudar dirigió su celeste mirada hasta detenerse en cierto bicolor, quien se encontraba probando su blade contra un monumento histórico. De verlo, la europea estaba segura que el peliverde se indignaría.

— Nuevo anillo de ataque, eh? — preguntó llamando la atención del aludido, quien la observó expectante. No podía negar que el andar de aquella joven era elegante, aquellos rubios cabellos caían con gracia sobre sus pequeños hombros, dándole un toque delicado, uno que sus rivales lamentarían subestimar.

— No existe rival para mi Dranzer.

La europea detuvo su celeste mirada sobre aquel blade. No podía negar su fortaleza. Sin embargo, aún estaba lejos del campeón de Europa.

— Nada mal — esbozó sacando un pequeño blade turquesa, en el centro podía observarse la figura de una sirena, esto llamó la atención del bicolor, quien intentó decir algo pero fue interrumpido por la europea, quien señalaba alarmada el cielo sobre la Torre Eifeel, en ella podía visualizarse a las bestias bit de sus compañeros luchando fervientemente.

— Los Dark Blader han regresado — espetó el bicolor tomando con fuerza a su Dranzer

— Esto no puede ser bueno — secundó la ojiazul

Tras una mirada compartida, ambos corren rápidamente con dirección a la Torre Eifeel, el equipo japonés estaba en problemas. Una vez dentro de la Torre, la europea intentó buscar un elevador disponible para llegar a los últimos pisos donde yacía el equipo del bicolor. Sin embargo, todos yacían repletos.

— Rayos! — espetó el mayor, usar las escaleras no era opción.

— Por aquí! — exclamó la joven dentro de un ascensor semi vacío

Al divisar a la europea, el bicolor corrió rápidamente hacia su dirección, debía llegar antes que aquellas compuertas se cerraran, por lo que procede a tomar impulso y saltar bruscamente al interior del ascensor antes este se cerrara. Una vez dentro, apoyó sus manos contra la fría pared, había sido tanta la fuerza utilizada que terminó acorralando a la joven, quedando ambos demasiado cerca del otro, podían sentir su respiración chocar entre si. Al recabar en aquella penosa situación, el bicolor reacciona apartándose avergonzado.

— Lo siento — masculló de mala manera desviando sus orbes carmesí hacia otro extremo del lugar

— N...no importa — esbozó con un fuerte rubor sobre los pómulos

Una vez en el observatorio ambos bladers procedieron a recorrer el lugar en busca del equipo japonés, quienes se hallaban a unos metros más adelante luchando contra los Dark Bladers. Sin embargo, estos últimos parecían tener la victoria asegurada, pues el de gorra se encontraba hincado en el suelo, aparentemente aceptando la derrota, lo que provocó una retadora mirada del bicolor.

— Creí que habíamos jurado nunca rendirnos.

— Kai! — exclamaron los Bladebreakers

El equipo asiático lucia asombrado de ver aparecer a su capitán, el cual no venía solo, a su lado se encontraba la chica del tren, quien portaba un lanzador de muñeca lista para luchar.

— Puedo solo — espetó autosuficiente, aduciendo que no necesitaba ningún tipo de ayuda.

— No lo dudo — sonrió sin bajar su lanzador.

Al finalizar lo dicho, el bicolor se dispone a apuntar su nuevo blade hacia los Dark Bladers, si querían batalla, la tendrían.

— Reconstruiste tu Dranzer! — exclamó con entusiasmo el castaño al ver como aquel imponente fenix comenzaba a derrotar a cada una de las bestias bit malignas, logrando asi que sus demás compañeros pudieran liberar sus espíritus sagrados, los cuales yacían atrapados, sin duda la batalla había dado un giro de acontecimientos, pues a diferencia de otras ocasiones, uno de ellos había logrado derrotar a los Dark Bladers.

— Este no fue nuestro último encuentro! — amenazó un iracundo Cenotaph

— Temo que sí — advirtió la europea mostrándoles su nuevo blade, cuyo centro brillaba imponente — No pienso contenerme.

— Nos vengaremos de todos ustedes — susurró con odio antes de desaparecer entre las sombras junto a su equipo — Es un juramento, señorita Tornatore.

Venganza

Rencor

Una maldición.

«Nosotros creamos a los Dark Bladers... » se lamentó

— Nos salvaste Kai — agradeció Kenny

— No fue nada — espetó desviando la mirada — necesitaba probar mi nuevo blade.

Lo dicho, atrajo la atención de la europea, quien voltea a verlo con una leve sonrisa.

— Por eso nos apresuramos, supongo — bromeó recibiendo un gesto arrogante por parte del mayor

— Vaya! Nunca habia visto una batalla como esta. — exclamó una desconocida voz atrayendo la atención de los presentes, al parecer se trataba de un joven de cortos cabellos verdes.

Al verlo, el bicolor no pudo evitar percatarse del blade que portaba, por lo que intentó decir algo pero fue interrumpido por la europea.

— Oliver! — saludó dirigiéndose al peliverde dándole un cálido abrazo — Me alegra verte.

— Lo mismo digo — sonrió con afecto — sólo esperaba que fuera en otras circunstancias.

— Estuviste observando todo el tiempo?

— Decidí quedarme a ver toda la batalla. — observó al equipo japonés — Estaba listo para liquidarlos si tenían problemas.

Aquel comentario provocó el enfado de los Bladebreakers, quizás ahora la europea comprendía a los Dark Bladers y su sed de venganza contra ellos.

— No me malinterpreten, chicos — excusó el peliverde levantando la mano con gesto autosuficiente — nunca pensé que perderían, pero hay que estar preparados para todo, si ellos comenzaban a ganar, necesitarían ayuda.

— Quién te crees que eres?!—  espetó indignado Tyson — Quizás eres parte de ellos.

— Te equivocas — defendió con recelo la ojiazul

— Me veo como si tuviera algo que ver con ellos? — se burló el francés — Tengo cuentas que arreglar con esos chicos.

— En serio? — preguntó con seriedad el bicolor, al parecer la europea no era la única con asuntos pendientes con los Dark Bladers.

— Tardaría demasiado tiempo para explicarlo — suspiró centrando su atención en la ojiazul — ahora entiendo porqué Johnny estaba intranquilo.

— Podemos omitir lo ocurrido? — negoció tratando que lo ocurrido no llegara a oídos de Johnny o Enrique.

— Depende de lo que tengas para decir, Aria.

En ese momento el francés se percata de las confusas miradas de los presentes sobre él.

— Supongo que debo presentarme, mi nombre es Oliver, soy amigo de Aria. — sonríe con gentileza — Crecí en Paris, asi que bienvenidos a mí tierra natal.

— Bien, gracias — dijo un incómodo Kenny, tanta etiqueta en el lenguaje corporal lo incomodaba.

— No, gracias a ustedes — sonrió — su batalla con los Dark Bladers me subió el espíritu por decirlo de algún modo, pero no son muy buenos — afirmó con seguridad

— Oliver — regañó la ojiazul

— No pretendo criticarlos, Aria — se defendió — pero con todo el poder que tienen sus blades creo que pueden aprender a controlar mejor sus bestias bit.

Dicho esto, el francés se volteó para marcharse junto a la ojiazul, quien suspiraba resignada, no es que Oliver tuviera malas intenciones pero al igual que su hermano podía ser despectivo en sus comentarios o al menos así podía interpretarse por aquel tono de superioridad.

— Hasta luego — se despidió la europea caminando a la par del peliverde, no sin antes detenerse, fijando sus profundos orbes azulados sobre el bicolor, quien la observaba expectante — Prometo explicarte todo — finalizó

— Espera! No pueden irse como si nada! — espetó un ofendido Tyson pero el peliverde únicamente se limitó a despedirse en su idioma natal.

Continuará...