webnovel

Capítulo 20 – Remordimientos

Estaba encima de Ramia, como siempre desperté antes. 

Sobre mí descansaba Nugi que, al levantarme, saltó al sofá con majestuosidad.

No quería ni mencionarlo: me sentía violado, estaba estupefacto. Ramia se levantó con una de las manos llevadas a la cabeza.

—¿Qué ha sido eso? No me digas que… ¿¡me has drogado!? ¿¡Has hecho algo raro!? —conjeturó protegiendo su cuerpo aun con toda esa ropa que vestía.

—¿Por qué lo haría? Para empezar, no tengo interés en ti.

—¡Oh, ya veo!… —contestó ofendida.

—Es culpa de la diosa, no hay manera de que me haga caso. No ocurrirá más.

En el segundo piso alguien golpeaba el suelo con rabia. La miré confuso; estaba nerviosa como si yo no hubiera tenido que oír eso.

—No es nada, no le hagas caso.

—Bueno, quiero acabar con esto. —La abracé un par de minutos.

—¿Notas algo?

—Hum… ¿Quién sabe? —La solté y me dirigí a la salida—. Es suficiente, me voy.

—Pero entonces…, ¿¡qué sentiste!?

—¿Qué harás sabiéndolo? No estás interesada en tener pareja, ¿no?

—Te he ayudado, tengo derecho a saberlo, ¿¡no!? ¿¡¡No!!? —insistió para conocer los resultados del experimento.

—No querrías gastar mi favor en una respuesta que no te interesa. —Me despedí con el brazo sin darme la vuelta y marché.

Ya era de noche, las enredaderas cambiaron a un color ámbar que iluminaba el exterior dando un toque bonito al lugar.

Las hojas del bosque también tenían un brillo propio blanquecino.

Con prisa, yendo detrás de mí, Ramia dejó la puerta medio abierta.

—¡Espera!

—¿De verdad te interesa tanto? Eres insistente —pregunté inesperado.

Parecía querer transmitir algo importante, por lo que me detuve. Cansado, ni siquiera me volteé.

—¡Entiendo lo que sientes! Nosotros… ¡somos dioses débiles! ¡Cada uno sigue teniendo sus problemas! ¡Ni siquiera nosotros tenemos el privilegio de morir!… ¡El pasado no cambiará, pero nos esforzamos para hacer feliz a los que amamos! Por eso…, ¡renuncia a la idea de morir!

Estaba inquieta, su tono era más bien el de alguien preocupándose por su amigo.

Aun viendo mi pasado, me extrañaba que me dedicara esas palabras. Yo no amaba a nadie, y no me esforzaría por esas personas que consideraba escoria.

—¿Qué os pasa?… —murmuré y luego le respondí—: Aunque quiera, no puedo, ¿cierto? Esa preocupación es innecesaria. —Quedó en un silencio incómodo, por alguna razón me sentí mal y giré la cabeza para verla—. Con certeza me hubiera gustado tenerte como diosa.

Ramia no sabía cómo interpretar eso y quedó más bien pensativa.

Al fin marché, sin importar la respuesta, podía ser falsas esperanzas o un insulto para ella.

—¿Qué tal te ha ido? ¿Has podido hacer nuevos amigos? Muajaja. —La miré mosqueado en silencio—. ¡Qué miedo, qué miedo! No hace falta que te enfades tanto.

—Quítamelo de verdad. Quiero irme y descansar.

Haberme engañado incrementó mi rechazo hacia ella, estaba cansado de sus jugarretas.

—¿Tanto quieres volver a ver a Mugon? Muajaja. —Consciente de que era la única riendo, paró y se encogió de hombros—. Vale, venga…

Sin dirigir una palabra más, volví a casa. Juré que evitaría abrazar a alguien de los que nunca hice contacto.

Estaba oscuro, pero aún era pronto. Toqué el timbre y esperé unos minutos. Tira la abrió sin preguntar siquiera quién era, y sacó la cabeza por ella.

—Vaya… ¿Sólo eras tú, Koly? —preguntó decepcionada esperando alguien mejor.

—Lo siento por no venir encima de un corcel blanco, supongo. —Tapó su boca con una sonrisa presumida y me dejó pasar. Al hacerlo miré los alrededores—. ¿Dónde están las que sí son amables?

—Ahora mismo estoy sola, ellas han salido. Yo estaba reorganizando mis cosas.

—Oh… Entonces es una buena oportunidad para hablar contigo.

—¿Vas a flirtear conmigo ahora que no hay nadie mirando? —Carcajeó cerrando la puerta.

—¿Alguna vez has matado a alguien?

Al escucharlo, quedó paralizada y en silencio con la mano en el pomo. Me quedé mirando su espalda y, pasado unos segundos, carcajeó.

—¿Qué clase de pregunta es esa? —Me limité a mirarla y continuó—: …¿Has visto el pasado de Demonio?

—Sí. —Encogió los hombros afectada por el tema—. ¿No sabe que eres una diosa?

—Es bastante torpe, evito encontrarme con él…

—¿Por qué?

—¿¡Por qué!? «Hola, cuánto tiempo Demonio. Fui yo quien te mató y aniquiló tu raza». ¿Quieres que le diga eso? Además… —Agachó la cabeza callada.

—¿Además?

—¡Como si te lo fuera a decir! ¡No es asunto tuyo! —Molesta, se ocultó en las sombras.

…¿Con qué boca lo dices? Fuiste tú quien empezó a meterse en el de los demás…

Pasado media hora, interrumpiendo el sonido ambiental, abrieron la puerta principal.

—¡Koly! ¿¡Por qué siempre estás en el suelo!? —expresó Nugu ajetreada; detrás estaba Mugon sujetando una bolsa de compra.

—Me siento cómodo, déjame ser…

Mugon ocultó una pequeña sonrisa con la mano libre.

—¿Sí? Pues, con tu permiso, pasaré —expresó burlona; caminó por encima de mí, empezando por la corva y finalizó pisando mi nuca.

Sus pies eran tan pequeños y su cuerpo tan ligero que no parecía haber recorrido sobre mí.

Mugon sacudió los sitios donde me pisoteó y le hizo una mirada asesina; a ella se le erizó la cola. 

—L-Lo siento, Koly…

—¿? No pasa nada. —Que tuviera el valor de hacer ese acto podía significar que teníamos confianza—. ¿Dónde debería dormir?

—¿Con Mugon? —respondió inocente y como si fuera evidente.

—Si no sucede lo de la última vez, entonces no me importa. Al menos hasta que seamos pareja.

Mugon afirmó varias veces con la cabeza abanicando sus manos en señal de que no volvería a pasar.

Tras la corta charla, se dirigieron a la cocina y yo la seguí.

—Tira… ¿Cómo es Tira desde que la conociste, Mugon? —interrogué sin saber cómo formularla. 

Una vez en la cocina, me respondió con el móvil, y continué hablando con ella de su misma forma.

«Siempre fue bromista y suele ser amable <( ̄︶ ̄) > ¿Por qué lo preguntas?»

«Por curiosidad. ¿Era diosa mucho antes que tú?»

«Cerca de unos 100 años de diferencia ┐( ̄ヮ ̄)┌»

«¿Te contó alguna vez algo personal de ella?»

«¿En qué sentido? (・・ ) ?»

«Cómo vivía o lo que hizo antes de ser una, por ejemplo»

«No, nunca quiere hablar de ello; pero sin importar qué hiciera, no cambia el hecho de que es una buena amiga („• ֊ •„)»

Después de ese mensaje, dudé de si realmente sabía algo, pero no parecía estar mintiendo.

Antes de que Nugu hiciera la cena, la rechacé y me fui a la habitación a tumbarme. Tira se encontraba con ellas evitando entablar conversación conmigo.

Mugon, al cenar, organizó su ropa de las cajas al armario de roble. Le ofrecí mi ayuda, pero se negó avergonzada de que tocara sus pertenencias.

La observé sin nada que hacer, estando ella de espalda. Sacó libretas, un estuche de cartas, ropa…; hasta que reveló una prenda naranja y negra erótica de tela fina que enseguida escondió en la caja.

…¿Por qué tendrá ropa interior tan provocativa?

Se giró para comprobar si la había descubierto y, al hacer contacto visual conmigo, volvió a darme la espalda alterada, moviendo sus manos con nerviosismo.

Sentado a su lado había un pingüino de peluche de su estatura con la panza naranja.

«Buenas noches». Me mostró en su libreta antes de dormir.

Le devolví la cortesía, ambos dormíamos en la misma cama dándonos la espalda; esta vez, ella abrazaba a ese peluche.

No podía conciliar el sueño. Mugon estaba agotada dando vueltas inconsciente y no tardó en abrazarme; al rato conseguí dormir.

Antes de llegar a la fase REM, una mancha rojiza-grisácea invadió mi letargo.