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La mente de Ming Yue estaba ahogada sólo en venganza, dado que ella había perdido la voluntad de vivir, ¡podría morir con sus deseos hechos realidad!
Media hora después, después de esperar durante tanto tiempo que las clases terminaran, los padres ingresaron a la escuela.
Ella no había visto a Lu Zhaoyang o a Huo Yunting pero, en su reemplazo, divisó a la secretaria de la Corporación Rayo, Lin Yazhi.
Era realmente la Divina ProvIdencia el hecho de que ninguno de los dos estuviera ahí, así sería para ella mucho más fácil lograrlo.
Lin Yazhi trajo pronto de adentro al pequeño Huo, y le estaba diciendo algo.
—Xuxu, sé un buen niño y siéntate en el auto, la tía irá a traer helado para ti, ¿está bien?
—¡La tía es la mejor! No te preocupes, ¡Xuxu será un buen niño! —El pequeño balanceó su cabeza y aplaudió alegremente cuando escuchó que iba a haber golosinas para él.
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