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Capítulo 25. Investiga a este hombre por mí.

Translator: Nyoi-Bo Studio Editor: Nyoi-Bo Studio

—Huo Yunting, te estoy advirtiendo... —su boca quedó cubierta al sentir un par de labios fríos que la invadían, tratando de abrirla a la fuerza. La fortaleza era débil mientras los monstruos se abrían paso, probando un poco del elixir de la vida en su interior.

La respiración de la mujer y el gemido del hombre estaban manchando el silencio con sus gestos amorosos, mientras que los golpes de empalamiento llenaban el vacío poco después.

Lu se levantó de la cama rápidamente a la mañana siguiente, después de haber tenido apenas dos horas de sueño luego del evento. Murmurando un poco, miró a Huo quien estaba dormido profundamente después de su victoria.

Fue al armario, escogió una camisa limpia para cubrir al hombre que dormía y salió de puntillas. A diferencia del alfa de la oficina, ella tenía muchas reformas que hacer para mantener su amorío en la oscuridad. Necesitaba una ducha, un vestido, y probablemente también maquillaje.

Era casi la hora de empezar el día, ya que sus colegas habían llegado a la Corporación.

Su ausencia no llamó la atención al principio, hasta que su asiento seguía vacío a las diez.

Los instintos de Yu Man'Er se estaban estremeciendo. Conociendo la relación de Lu con el presidente, sintió que algo había sucedido. Saó su teléfono debajo del escritorio y rápidamente le escribió un informe de la situación a Mo Shan. Antes de que se las arreglara para finalizarlo, el teléfono sonó delante de ella.

Levantó la cabeza y cogió la llamada inmediatamente. Aparentemente venía de la oficina del presidente.

—¿Sí, señor?

—¿Dónde está Lu Zhaoyang?

Huo Yunting estaba frotando su cabeza en su trono, todavía un poco molesto por la desaparición de Lu al despertar. Su llamada tampoco había sido atendida.

«¿Está la Srta. Princesa Lu haciendo una rabieta otra vez? ¿Fue por eso que se arriesgó a perder su trabajo al faltar?»

—Sí, señor, umm... —Yu Man'Er echó un vistazo al asiento de Lu, desocupado—, la secretaria Lu no está aquí.

—Oh, bueno, tú serás suficiente. Tráeme una taza de café—luego colgó el teléfono.

El informe de situación se mantuvo como un borrador no enviado, y Yu Man'Er irrumpió en la despensa por café.

Ella entró a la oficina sosteniendo el café cuidadosamente con ambas manos, luego de que Huo respondiera a su llamado a la puerta. El presidente aparentemente estaba en la parte baja de su trono, tomando una siesta.

Yu Man'er colocó cortésmente la taza sobre la mesa y sus miradas se encontraron en el momento en que ella se puso de pie de nuevo.

—¡Sí, señor! El café está aquí.

Huo la miró brevemente y se detuvo. Luego resopló: —Últimamente te ves bien.

Esa pequeña broma hizo que su corazón se acelerara.

—Gracias.

—Bueno, eso es todo.

Yu Man'Er rebosaba de alegría por dentro. Ella se dio la vuelta para irse.

Debe ser su día de suerte.

¡El presidente acaba de elogiar su sentido de la moda!

Giró el picaporte. —Oh, por cierto —una tranquila voz sonó detrás de ella.

—Cuando Lu Zhaoyang llegue, envíala aquí.

—De acuerdo.

La puerta se cerró.

—Hmph —Huo miró a la chica que se iba, y resopló con desprecio.

Él conocía al culpable de ese contrato. Él lo sabía bien.

Esta Yu era claramente un peón bajo la reina. Y todos sabemos quién era esa reina.

«Mo Shan había estado visitando la Corporación como si fuera una biblioteca y Yu Man'er, esta pequeña secretaria molesta, ¿era lo suficientemente audaz como para hacer estos pequeños trucos al contrato? Hubiera sido un tonto de no haber adivinado quien era la mente maestra detrás de esto. Pero bueno, no tengo ningún interés en la Barbie y el Ken de Mo Shan. Por favor, es una pérdida de tiempo».

Tomó un sorbo de café.

En realidad, se merecía solo un sorbo.

Frunció el ceño mientras apoyaba la taza.

Parecía que solo Lu sabía cómo hacer bien el café después de todo.

Por cierto, otra vez, ¿quién demonios es Chen?

Levantó el teléfono y marcó: —Huo Li, investiga a este hombre llamado Chen para mí.

—¿Chen? ¿C-h-e-n Chen? Sabes que tenemos muchos caracteres chinos que suenan como Chen, ¿verdad? En serio, busca Chen en tu teléfono y te saldrán al menos cien personas.

—¿Cómo diablos puedo siquiera saber qué Chen es? ¡Búscalo tú mismo! —dijo Huo Li.

Como si no estuviera ya lo suficientemente enojado. Si tan solo este hombre molesto pudiera hacer bien su trabajo.

—Ahh... hermano Huo, el más guapo y amable, cómo has podido... Esto es despiadado... pero...

Huo Li no pudo evitar colgar amargamente. Parecía que tenía muchas páginas del diccionario para investigar…

Huo se recostó inclinado sobre su trono. La computadora estaba apagada. Los documentos habían sido enviados. Parecía como si ninguna de las cosas de este mundo pudiera ya conformarlo.

Cerró los ojos, parecía fatigado.

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