—Impresionante…
El salón en el que entraron era inmensamente enorme—al menos el doble de espacioso que el de la Planta Baja.
Rey se sentía como una minúscula partícula de polvo en la abrumadoramente amplia extensión. Casi le recordaba a cuando él y sus compañeros de clase llegaron por primera vez al Dominio de Dios y fueron recibidos por Serafín.
Aquel lugar era mucho mayor—y no por un pequeño margen—que la sala en la que se encontraba actualmente, pero el mero hecho de que le recordara al Dominio de Dios con solo entrar demostraba cuán increíble era la escala del lugar.
No era solo grande, también. La habitación entera tenía un sentido de prístina a pesar de parecer antigua.
A diferencia de las otras Zonas que parecían descuidadas y abandonadas, este lugar se veía ordenado y bien mantenido… considerando todo.
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