Aún, asombrado

Pei Zheng sintió una oleada de calor en su cuerpo nuevamente.

Él se alejó de ella pero caminó de regreso al baño para darle una toalla.

La toalla blanca y ligeramente áspera aterrizó sobre ella, sorprendiéndola. Ella miró hacia arriba, solo para ver su espalda mientras caminaba y desaparecía en la oscuridad de la suite.

Se quedó atónita durante dos segundos completos antes de envolverse rápidamente en la toalla y salir de puntillas de la habitación como una fugitiva.

Era tarde en la noche y el pasillo estaba vacío y silencioso.

Solo entonces Xia Ling se dio cuenta de que fue ella quien entró en la habitación equivocada. Su habitación era la contigua, pero había tomado la tarjeta de la habitación de Pei Ziheng después de haber bebido demasiado. Sus mejillas se sonrojaron de vergüenza cuando se adelantó para abrir la puerta de su habitación, solo para recordar que la tarjeta de su habitación se la dejó Pei Ziheng.

¿Ahora que?