_Subaru: Asombroso...
Fue lo que dijo, y nadie podía negarlo.
Los guardias en la puerta interior sonreían de satisfacción ante el asombro del grupo. Seguramente, todos los que pasaban por esas puertas reaccionaban exactamente de la misma manera.
Esa reacción llenaba de satisfacción a los guardias que cumplían con su trabajo y era la mayor de las recompensas para ellos. Definitivamente lo era. Justo lo que esperaban.
_Garfiel: Sí, esto es asombroso. Así que Otto no 'staba diciendo pura mierda.
Garfiel fue el primero en recuperarse de la conmoción y se frotó la punta de la nariz. Pero su excitación aún no se había desvanecido, pues sus mejillas seguían estando ligeramente rojas.
Su pasión masculina por lo dramático debía haber sido instigada por este increíble lugar (que caía bajo el título de «cosas que son gigantescas»).
_Otto: Siempre he deseado visitar este lugar, teniendo en cuenta la conexión que tiene con el «Dios de los Comerciantes», Hoshin, pero esto es increíble. Ha valido la pena visitarlo, independiente de su relación con Hoshin.
Otto gesticulaba con sus manos, con un aspecto increíblemente emotivo.
La mención de Hoshin le recordó a Subaru el tal «Hoshin de los Páramos».
_Subaru: Hoshin fue ese tipo. Ese comerciante de hace mucho tiempo que hizo una increíble fortuna con unos páramos quemados.
_Otto: Estás un poco equivocado, pero en general es correcto. Hace cuatrocientos años, Hoshin viajó sin ayuda por las aún indómitas tierras de Kararagi, las transformó en una infraestructura económica utilizando únicamente su propio ingenio, e hizo una fortuna. Ese hombre es un fuera de serie.
Sólo porque se trataba de un comerciante, los ojos de Otto ardían de pasión al contar la historia de Hoshin. Aunque, si de verdad construyó los cimientos de uno de los cuatro grandes países, la Ciudad Estado Kararagi, entonces Subaru podía estar de acuerdo con la leyenda que se estaba transmitiendo.
_Subaru: Anastasia se hace llamar Hoshin por él también.
_Otto: Es muy atrevido de su parte. Dudo que haya manera de expresar más claramente su entusiasmo y sus objetivos, pero cualquier persona viva se mostraría escéptica ante ello. Aunque en este momento creo que ha logrado lo suficiente como para justificar el nombre.
_Subaru: Si realmente está tratando de hacer algo para justificar el nombre, entonces… bueno, apropiarse del trono de Lugnica funcionaría. Sólo avanza en dirección a su meta.
Sinceramente impresionado, Subaru se las arregló para desembelesarse del hermoso paisaje.
Acarició la cabeza de Beatrice y tiró de la manga de Emilia para apartarla de la fascinante ciudad.
_Subaru: Anastasia nos espera en el «Pabellón Fluvial del Plumaje». No sé dónde se encontrará, pero considerando de quién se trata, dudo que sea un lugar barato.
_Emilia: Sí, cierto. Por lo que decían los inspectores en la puerta, parece ser un buen lugar. Creo que Otto-kun investigó más sobre eso… !
Otto asintió con la cabeza y saltó a la plataforma del cochero. Sacudió la barbilla, señalando al carruaje.
_Otto: Ya tengo una idea de la ruta, así que permítanme que les guíe. No podremos apresurarnos ya que los botes tienen más prioridad que los carruajes en esta ciudad. Lo cual enfatizo porque sospecho que Natsuki-san sigue teniendo problemas para hacer que el carruaje avance a paso lento.
_Subaru: ¿Ah, sí? Pues tratándose de Patrasche, no hay necesidad de que yo le diga nada. Tan sólo bastaría con que yo la mirase mientras tiemblo acobardado, para que ella leyera mis intenciones e hiciera que el carruaje actuara como yo quisiera. ¿Verdad?
Subaru miró audazmente a Patrasche y guiñó el ojo. Patrasche miró hacia otro lado. De alguna manera, parecía que ella le hubiera suspirado.
La reacción inesperada desanimó a Subaru. Emilia le dio una palmadita de consolación en la espalda, mientras que Beatrice tomó su mano y le hizo entrar al carruaje.
_Garfiel: ¡Y partimos!
Anunció Garfiel desde su nuevo sitio personal en el tejado del carruaje. Otto sonrió irónicamente mientras azotaba las riendas, y el carruaje comenzó a rodar en movimiento.
Su ritmo era verdaderamente lento, tan lento que ni siquiera la altura de la pendiente podía explicarlo.
_Subaru: Pero, por lo que veo por las ventanas, realmente hay pocos carruajes.
_Emilia: Es verdad. Y mira, las calles que son lo suficientemente anchas para que pasen los carruajes ni siquiera son rectas, están llenas de curvas porque los canales tienen mayor prioridad que las calles.
_Subaru: Ah, tienes razón.
Emilia tenía razón. Los senderos y los caminos de carruaje tenían sinuosos desvíos alrededor de los canales que atravesaban la ciudad. Era inconveniente, pero Subaru dejó de sentirse así al observar los canales junto al carruaje y las góndolas que pasaban.
_Subaru: Los carruajes tienen la «Protección Divina de la Evasión del Viento», pero ¿los barcos tienen algo? Como una protección de «no volcarse», una protección de la «brisa marina», ¿o algo por el estilo?
_Emilia: En realidad no lo sé, pero no creo que los barcos tengan «protecciones divinas». Pero tal vez los barqueros tengan una «Protección Divina de los Lagos» o una «Protección Divina del Transporte Marítimo».
_Beatrice: Aunque este conocimiento no está particularmente extendido, los dragones de agua también tienen protecciones divinas, de hecho. Una que los protege de los efectos del agua, similar a la que tienen los dragones de tierra,
_Subaru: Dragones de agua. No me importaría ver uno. Pero sólo uno.
_Beatrice: Estoy segura de que habrá algunos en esta ciudad, de hecho.
Aunque respondió a la pregunta de Subaru, la respuesta de Beatrice carecía de entusiasmo debido a su aversión a los animales. Su extraña aversión no se limitaba a Patrasche, sino que aparentemente se extendía también a los dragones de agua.
_Subaru: No creo que abrazar, digamos, un raigar, sea tan desagradable.
_Beatrice: No me voy a morir por no tocar a los animales, supongo. De todas formas, Betty es más adorable que ellos, de hecho.
_Subaru: Dudo que pelearse con un animal, sobre quién es más adorable, llegue a alguna parte... en realidad, ¿hasta podrías perder algunos puntos si te compararas a ellos en igualdad de condiciones?
A los ojos de Subaru, incluso Patrasche irradiaba una combinación de genialidad y lindura. Aunque un tipo diferente de lindura a la de Emilia, Rem y Beatrice, por supuesto.
Beatrice le miraba con recelo, mientras que Emilia se sobresaltó entusiasmada al escuchar la palabra raigar y miró a Subaru.
_Emilia: ¡Yo también! ¿Crees que me dejarían tocarlos si se los pidiera?
『 Subaru: Podrías haber preguntado cuando Mimi estaba en la mansión. Eres extrañamente considerada con este tipo de cosas.
_Emilia: Son sus perros de montar, por lo que no puedo hacer lo que quiera con ellos. Pero he estado echando de menos la sensación del pelaje desde que Puck no está con nosotros.
Parece que incluso Emilia, que ama a Puck como a su familia, había quedado encantada con su piel. Subaru estuvo de acuerdo con ella en preguntar y Emilia empezó a tararear alegremente. Aunque horriblemente desentonada.
Escuchando su tarareo de mala calidad, Subaru se puso la mano en la mejilla y se apoyó con el codo mientras miraba el paisaje de la ciudad, descansando sobre el marco de la ventana. Beatrice miraba por el cristal de la ventana, arrodillada en su asiento. Subaru deliberaba si decirle o no que era de mala educación hacer eso, pero entonces,
_Beatrice: Oh, Subaru. Esta es tu oportunidad, de hecho.
_Subaru: ¿Hm? Qu—¡wow!
Subaru se dio la vuelta para ver un gigantesco rastro de agua en el canal producido por un pez que pasaba—o no, no era un pez. Esa criatura tenía un cuerpo largo y serpenteante, junto a unas extremidades regordetas pero presentes. Era un dragón de agua. Su piel azul y resbaladiza evocaba imágenes de serpientes, pero su cabeza era claramente la de un dragón.
Su boca albergaba colmillos afilados, y unos bigotes como los de un bagre se extendían desde su hocico. El dragón de tierra parecía un lagarto bípedo, mientras que el dragón de agua era más oriental. Subaru estaba muy cerca de querer llamarlo Shenlong.
_Subaru: Pero parece algo engreído, o poco amistoso.
_Beatrice: Así es como lo ven los humanos, supongo. Los dragones de agua son mucho más complicados de domesticar que los dragones de tierra, de hecho. Debes criarlos desde su nacimiento hasta su adultez antes de que te reconozcan como su amo, supongo.
_Subaru: Así que llevan su tiempo. Patrasche y yo nos unimos en el momento en que nuestros ojos se encontraron.
_Beatrice: Me desconcierta cómo está tan apegada a ti, de hecho.
También le desconcertaba a Subaru.
Aunque era originaria de la facción de Crusch, se encariñó mucho con Subaru desde el momento en que él la eligió para la ofensiva contra la Ballena Blanca. Subaru creía que su elección en aquel entonces, eligiendo a la altamente asertiva Patrasche, fue la correcta.
Hubo muchas veces en las que él habría fallado sin ella.
_Subaru: Jmpf. El semblante de nuestra Patrasche rezuma un refinamiento muy superior al de esa cosa.
_Emilia: Subaru. ¿Cómo es que de repente hablas como Anne?
Una extraña rebelión contra el dragón de agua, que danzaba a través del canal, llenó a Subaru. Y aunque el dragón no podría haber notado su mirada, se dio la vuelta para mirarlo. El dragón sacó la cabeza del agua y rugió.
Por alguna razón a Subaru le pareció que gritaba «Eh, deja de observarme, forastero», alto y claro.
_Subaru: Creo que este imbécil nos ha insultado. Lo que significa que es hora de…
_Dragón: —¡Grrrr!
Como venganza, Subaru decidió imitar los rugidos de la gigantesca mabestia negra que vio cuando la mansión se estaba quemando, pero, en ese momento, un rugido agudo y digno atravesó el agua. El rugido de Patrasche.
Ella había percibido la beligerancia de su amo hacia el dragón y se vengó de su parte. Subaru no sabía lo que quiso decir con ese bramido, pero su voz y su mirada aterrorizaron al dragón de agua, que gimió y se escabulló bajo el agua, para luego acelerar y alejarse con su barco rápidamente. El barquero entró en pánico ante el aumento repentino de velocidad mientras Subaru observaba, aturdido.
_Subaru: ¿Qu-Qué acaba de pasar?
_Otto: Natsuki-san, por favor, evita que Patrasche-chan haga algo demasiado extraño. Realmente preferiría que no hiciéramos una escena justo después de entrar en la ciudad.
Otto le reprendió desde el asiento del conductor. Subaru le hizo un gesto de desprecio y silbó entre sus dedos para que Patrasche pudiera oírle. No podían comunicarse exactamente silbando, pero aun así esperaba poder hacerle saber que estaba agradecido.
_Subaru: Los dragones de agua son bastante geniales, pero Patrasche es la más genial de todas.
_Beatrice: …La nuestra es mucho mejor que ese indecoroso dragón de agua, de hecho.
Beatrice estuvo de acuerdo a regañadientes con Subaru, probablemente debido a lo feliz que lo escuchó hablar.
Mientras cruzaban un canal por un puente, Subaru pensaba en la vista panorámica de la ciudad que vio desde la puerta principal.
_Subaru: Parece que estos canales dividen la ciudad en cuatro o algo así.
_Emilia: Lo hacen. Las gigantescas vías fluviales en el centro de Priestella lo dividen en distritos. Yendo en el sentido de las agujas del reloj desde la puerta principal, son el «Distrito Uno», el «Distrito Dos», el «Distrito Tres» y el «Distrito Cuatro».
_Subaru: Jmm, su esquema de nombres es bastante poco creativo. Podrían haberse decantado por alguna otra cosa, como «Azul Naciente». ¿No estás de acuerdo?
_Garfiel: Así es, Capitán.
_Beatrice: A nadie le importan tus gustos, supongo.
Increpó fríamente Beatrice a la pareja feliz. Emilia sonrió mientras observaba y levantó el dedo, procediendo a hablar como si lo hubiera leído en un libro,
_Emilia: Todos los distritos numerados tienen diferentes tiendas y ocupaciones, y las zonas residenciales se concentran en los distritos «Dos» y «Tres», que son los más alejados de la puerta principal. El «Pabellón Fluvial del Plumaje» debe tener muchos visitantes, por lo que debería estar en el «Distrito Uno».
_Subaru: Lo que significa que deberíamos estar llegando pronto.... o ahora.
El lento carruaje se detuvo durante la conversación. Aparentemente habían llegado al hotel. Otto se dio la vuelta desde el asiento del conductor en dirección al vagón.
_Otto: Hemos llegado. Hablaré con los empleados para que trasladen a Furufu y Patrasche-chan a los establos, así que siéntanse libre de.... no, en realidad, por favor esperen en la entrada.
_Subaru: ¿Qué significa ese cambio de opinión? ¡¿Realmente es tan malo que nosotros entremos primero?!
_Otto: Lo es. No sería bueno que te encuentres con Anastasia, y que yo vuelva y descubra algo terrible.
Subaru frunció el ceño ante la falta de confianza de Otto, pero nadie puede refutarlo teniendo en cuenta sus antecedentes. Tomaron su equipaje de mano y abandonaron el carruaje mientras un empleado escoltaba a Otto detrás del establecimiento, fuera de su vista.
Subaru los observó alejarse, se estiró y, finalmente, dirigió su mirada hacia el «Pabellón Fluvial del Plumaje».
_Subaru: De acuerdo, me pregunto qué tipo de alojamiento tene... mos.
Subaru se quedó totalmente boquiabierto.
Emilia se puso el dedo en la mejilla, ladeando la cabeza.
_Emilia: El edificio se ve muuuy curioso. No creo que haya visto uno igual.
Garfiel y Beatrice compartían los sinceros pensamientos de Emilia. Pero Subaru tenía una impresión muy diferente del lugar.
Por supuesto que la tenía. Después de todo,
_Subaru: Más que un hotel, esto es... ¿¿un ryokan??
(NT: El ryokan es un tipo de alojamiento tradicional japonés que originalmente se creó para hospedar visitantes a corto plazo.)
Construido en madera lisa, con puertas correderas de cristal.
Y setos, y un camino de grava desde las puertas hasta la entrada, y un techo de tejas… Claramente no había ninguna duda.
Justo ahí, en medio de una ciudad tan occidental, había una pieza de arquitectura totalmente fuera de lugar. Éste fue el día en que Natsuki Subaru se encontró con la estructura de «estilo japonés» conocida como el «Pabellón Fluvial del Plumaje».
_¿¿??: Pero mira na' má' la sorpresa en tu rostro. Parece que fue una buena decisión elegíh ehpresamente este hotel.
En ese momento, una voz tranquila y alegre detuvo su estupefacción.
Aún aturdido, Subaru lentamente redirigió su mirada, más allá de los setos, hacia donde alguien miraba a su grupo.
Llevaba puesto un vestido blanco de piel y una llamativa bufanda de zorro. La temporada de frío ya había pasado, y el vestido tenía una tela lo suficientemente delgada como para llamarlo «de temporada», pero la bufanda probablemente era algo importante ya que era exactamente la misma de siempre.
De cuerpo pequeño y un pelo largo y ondulado de color violeta. Una agradable sonrisa en su encantador rostro, y un destello indescifrable en sus ojos de color turquesa.
No había duda de ello. Ella era la persona que les había invitado a venir. Una bienvenida directa y cara a cara de Anastasia Hoshin. Y,
_Anastasia: Hace tiempo que no los veía. Mushas gracias por venir hasta aquí. Me parece que er viaje los ha agota'o. ¿Qué les parece si pasamos argo de tiempo relajándonos dentro y sharlamos un poco?
Antes de que Otto pudiera regresar, ella fácilmente tomó la delantera.
—Todos los presentes podían verlo.