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En el momento siguiente, una luz blanca destelló. Las figuras desaparecieron, y el paso se selló de modo que el aire volviera a su estado normal.
Lonemoon finalmente comenzó a respirar normalmente. Miró a Shen Ying y dijo:
—¿Según lo que él dijo… ¿Por qué siento que Jing Qi y este Dios estúpido llegaron acá por casualidad? No pareciera que tuvieran la intención de llegar aquí.
—Mm, en efecto no la tenían —confirmó Shen Ying y se sentó. Recogió una fruta y la mascó.
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