Y Entonces la luz cayó, pero no fue cualquier caída, El Eclipse Oscuro apareció para arrancar las tenues luces de esperanza que avivaban las llamas de los corazones de todos los seres, bajo un despiadado y solemne lema los alaridos de dolor de los condenados se unificaron en perfecta armonía para formar la cacofonía final. Esta historia se ha repetido muchas veces, el valor, el honor y el orgullo del que tanto se jactan los héroes de leyenda no valen nada en contra de este tipo de situación, la fe depositada en cualquier ente es desperdiciada puesto que solo los actos de uno mismo son capaces de salvarlo o por lo menos conducirlo hacia una muerte digna. Llámese El Dios Soberano, llámese El Rey de la Desesperación, llámense los jinetes del apocalipsis o los ángeles redentores, el juicio final del Emperador Sagrado aguarda y tanto Dioses como Demonios y humanos deberán de aliarse para confrontar a aquel que una vez fue reverenciado por toda la existencia, luces incandescentes arden en llamas de esperanza, vientos aciagos portan con ellos el cambio y las nubes que lentamente se disipan revelarán la verdad sobre el mundo ¿Será bañado en luz? ¿O teñido en las penumbras de la tiranía y la miseria?