En cuanto Luo Yan se graduó, inmediatamente recibió una oferta de una prestigiosa compañía de videojuegos. Pensó que todo su arduo trabajo finalmente tuvo su recompensa. Y finalmente alcanzaría la cima de la vida. Pero entonces, en su primer día de trabajo, una maceta cayó sobre su cabeza y murió. Sorprendentemente, cuando pensó que cruzaría el Río Amarillo, de repente despertó y se encontró en el cuerpo de un chico de 17 años. Este cuerpo tenía el mismo nombre que él pero un trasfondo completamente diferente. Porque el original era el segundo joven maestro de la familia Luo —una de las familias más poderosas en Ciudad S. Luo Yan casi llora. Dios probablemente se apiadó de él y decidió darle una familia amorosa con un trasfondo acaudalado. Ya no tenía que trabajar duro, estudiar como si su vida dependiera de ello y fingir ser un santo padre solo para complacer a la gente. Así que Luo Yan decidió ser un pez salado y simplemente vender meng sin vergüenza alguna. Un cierto dios masculino que siempre compraba el meng de Luo Yan: —¡Yan Yan es tan lindo! ¿Por qué Yan Yan es tan lindo?? Cara fría por fuera, rollo de canela por dentro Gong X Super hermoso, Shou de vientre negro.
—¿Qué clase de misterio resolvió el Hermano Ze? —preguntó Luo Yan, llamando la atención de Bai Ze justo para que dejara de discutir con Su Yuqi.
Fue exitoso porque consiguió su atención. Bai Ze caminó de regreso a la mesa larga y volvió a sentarse en el asiento donde estaba antes. —Es un misterio de asesinatos en serie.
Luo Yan se interesó de inmediato. —¿En serio? ¿Qué tipo de asesinatos en serie?
Luo Jin y Su Yuqi parecían también interesados porque los dos se acercaron a la mesa larga y también se sentaron. Como si estuvieran listos para escuchar la historia de Bai Ze.
—Es un asesinato en serie que ocurrió en un instituto. El misterio era cómo ocurrieron todos esos asesinatos en serie —empezó Bai Ze—. De hecho, la tarea fue bastante di—quiero decir, perturbadora —se corrigió, recordando que sus dos primos aún eran menores de edad. Como su primo mayor, no sería bueno para ellos que dijera palabrotas.
—¿Qué tan perturbador? —preguntó Luo Yan.
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