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El heredero perdido desde hace mucho tiempo del Alfa

``` —¡¿Por qué tenías que casarte conmigo si sabías que me ibas a desechar?! —gritó ella. Él exhaló suavemente y se enfrentó a ella, con el rostro inexpresivo, sus ojos sorprendentemente fríos. —Es porque tenía que salvar mi corona y mi trono. Ahora, déjame vivir mi vida. —¿Por qué tenía que ser yo? —se llevó las manos a la cara. —Sabes que ella es mi compañera predestinada y no hay nada que pueda hacer al respecto. Con lágrimas en los ojos, se levantó lentamente y asintió. —Firmaré los papeles de divorcio. • • • Nyx está desgarrada por el dolor, cuando Alfa Oberón, su esposo, decide divorciarse de ella después de afirmar haber encontrado a su compañera predestinada. Ella abandona la manada por miedo a volver con sus padres abusivos y crueles y cría a su hijo completamente sola. Los años pasan volando, con la nueva Luna incapaz de producir un heredero para el reino. Un vidente le dice al rey que tiene un heredero con la sangre del rey corriendo por sus venas. ¿Qué sucede cuando se da cuenta de que el niño es de la misma mujer a la que una vez ofendió? ¿Qué hará para convencerla de que vuelva con el fin de salvar su trono y el reino? ```

Tessy_Writes · 奇幻言情
分數不夠
193 Chs

Rogarás por más

Habían pasado meses desde que Nyx vivía con la familia real. Se estaba acostumbrando a vivir la vida real.

Elena era muy amable con ella, sus sirvientas personales Gladys y Yvonne se habían convertido en sus mejores amigas.

Vivir con Oberón no era para nada fácil, a veces era todo amabilidad y dulzura, y al momento siguiente era frío y distante.

No obstante, seguía siendo un personaje encantador.

Ella estaba sentada en la biblioteca, revisando algunos libros, estaba muy aburrida ese día y no tenía nada que hacer. Gladys y Yvonne estaban ambas de permiso así que no tenía a nadie alrededor.

Había estado leyendo durante mucho tiempo, le dolía la cabeza y le picaban los ojos. Cerró el libro y lo empujó lejos de ella.

Suspiró y se levantó —Hoy ha sido un día muy aburrido. —Rodó los ojos.

Dejó la biblioteca y caminó hacia su habitación. Llegó ahí y miró alrededor.

—No hay nada que hacer. —Se tomó la cabeza confundida.

Caminó hacia su cama —¿Cómo voy a sentarme aquí el resto del día sin hacer nada?

Exhaló y se acostó en la cama —Parece que solo tengo que sobrellevar este día, como siempre. —Dijo en voz baja.

Miraba el techo, pensamientos de Oberón cruzaban su mente, pensar en él hacía que su corazón se acelerara con este tipo de emoción.

Se sonrojó recordando el día, había hecho que él corriese por todo el palacio solo porque quería recoger un pequeño libro de ella.

—Lo extraño. —Dijo suavemente.

Suspiró y se sentó —Mmm, ¿debería ir a verlo? —Torció los labios.

Cruzó los brazos, sintiéndose un poco indecisa.

—Quizá debería solo ir a verlo en su estudio, solo para ver su rostro. —Se levantó pero se sentó de nuevo —¿Y si lo interrumpo?

—Realmente quiero verlo. —Se mordió las uñas.

—Debo ir, le diré que quería saludar. —Sonrió y se levantó, dirigiéndose a la puerta.

Justo entonces, Oberón entró en la habitación, se veía muy estresado. Gruñó y caminó hacia su tocador.

—Buenas tardes, Oberón —lo saludó tímidamente Nyx carraspeando.

Él la miró y gruñó una respuesta, ella hizo un puchero, todavía no se rendía.

—Eh... Veo que estás cansado, podría darte un masaje —ofreció.

Él inclinó la cabeza a un lado, la miró de nuevo.

—Tal vez, un pequeño masaje no estaría mal —se frotó las sienes y caminó hacia ella.

Su corazón saltó cuando él se acercó. Se sentó en la cama frotándose ligeramente las sienes.

—¿Te duele mucho la cabeza? —preguntó mientras subía a la cama.

Él asintió.

—Sí. He estado trabajando mucho tiempo —dijo.

Ella asintió y comenzó a masajearle la cabeza lentamente, haciendo círculos en su cabeza.

—Eres muy buena con tus manos —cerró los ojos.

Ella sonrió.

—Jeje.

—¿Alguna vez trabajaste en un spa o algo así?

—No realmente, siempre les masajeaba la cabeza a mis padres en casa, así que lo perfeccioné entonces —dijo.

Él asintió.

—Mmh... Ya veo.

—¿Quieres que te masajee los hombros también? —preguntó.

—Sí, me encantaría.

Sus manos se deslizaron por su cuello hasta sus hombros, acariciándolos suavemente.

—Mmh, esto... es bueno... quiero decir, es encantador —dijo perdido en la suavidad de sus manos.

—Deberías hacer esto más a menudo, eh, ahora me siento mejor.

Ella detuvo el masaje —Vale, eso está bien.

Él se levantó y volvió a su tocador, se desvistió dejándose solamente en ropa interior.

Ella lo miraba, sus ojos simplemente no podían apartarse.

—Quiero bañarme.

Ella asintió —De acuerdo.

Caminó hacia el baño, pero una idea se coló en su cabeza. No haría daño si solo se divertía un poco, después de todo no podía castigarse a sí mismo mientras esperaba a su compañera.

Se dio la vuelta, una sonrisa traviesa en su cara —¿Qué tal si nos bañamos juntos? —sugirió.

Ella parpadeó —¿Qué? ¿Eh? —preguntó atónita.

—Podríamos bañarnos juntos, ¿no lo crees?

Su corazón se aceleró —No- no lo sé... Yo- nunca lo he hecho antes. —tartamudeó.

Él sonrió —Bueno, estás a punto de hacerlo ahora. Así que venga, desvístete —dijo con firmeza.

Ella dudó, no estaba segura de querer hacerlo.

—Yo...

Él caminó hacia ella —No debes tener miedo, no te pasará nada. Estarás bien, y por supuesto confía en mí cuando digo que te gustará —su sonrisa se amplió.

Se detuvo frente a ella —Concédeme tu permiso, mi Dama —tomó sus nudillos y los besó.

Ella tembló al sentir sus labios, la sensación nunca vieja, cada vez que sentía sus labios, su cuerpo burbujeaba de emoción.

Levantó la cabeza y la miró, sus ojos la hacían sentir perdida, en medio de algo, del que no estaba dispuesta a salir.

Asintió sin pensarlo dos veces.

Él sonrió complacido, se enderezó y dejó que su mano deslizara a su espalda. Deshizo su cierre, su vestido cayó de sus hombros, revelando unos jóvenes y femeninos hombros.

—Eres aún mejor de lo que pensaba —murmuró.

La ayudó a salir de su vestido, dejándola solo en ropa interior.

—El resto será en el baño ¿mmh? —la cargó al estilo nupcial hacia el baño.

Cuando llegaron allí, la colocó en la tina.

Todavía estaba temblando y no había podido parar.

Abrió el grifo —Vamos a darte un baño primero —sonrió.

Sus piernas se sentían calientes por dentro, ¿qué era esto?

Agarró el jabón, torció los labios y le dio una mirada traviesa.

No sabía por qué, pero se sonrojó.

Puso algo de jabón en su palma y las frotó juntas para hacer espuma.

La desvistió un poco revelando solo su cuerpo superior.

Sus ojos se agrandaron —Mmh, las Omegas no son tan malas después de todo —sonrió con picardía.

Comenzó a enjabonar su cuerpo, acariciando suavemente sus hombros hasta su pecho.

Nyx tragó saliva y tembló —Mmh, Oberón —susurró.

—¿Mmh?

—Eh.. Yo.. uh.. ¡ah! —gimió.

Sus manos se dirigieron a sus pechos, los enjabonó asegurándose de hacer círculos con la yema de sus dedos, acercándose a sus areolas.

Sus gemidos llenaron el baño.

Oberón sonrió —Quiero que grites mi nombre, hoy te voy a calentar, tanto que rogarás por más.