Hace casi dos semanas que estoy en la etapa ocho, y el resto de las chicas han subido a siete. También Rui. Copiar los cuadernos resulta ya rutinario. Me gustaría poder hacerlo con más avanzados. Resulta aburrido limitarme a la etapa uno. Pero no puedo exponer mi cultivación real.
Hoy tocaba ir a visitar a Bei Liu y Bi Lang. Pero han decidido "salir de excursión". Hemos acabado en el pequeño lago en el que nos encontramos por primera vez. Han obtenido una especie de artefacto de vigilancia. Es menos efectivo que mi detección de qi.
Bei Liu está en la orilla. Apoyada. Con medio cuerpo en el agua. Desnudo. Recuperando el aliento. Hemos estado follando en el agua. Yo de pie. Ella agarrada a mí. Con el agua a la altura de sus pechos. Verlos chapotear en el agua mientras la penetraba ha sido excitante.
Bi Lang está haciéndome una felación. Aguantando la respiración. De repente emerge. Aspira con fuerza y vuelve a sumergirse. No tarda mucho en volver a emerger. Vuelve a aspirar. La agarro de la cintura. Bueno, más bien de sus nalgas. No la dejo continuar. La alzo, poniendo un pezón en mi boca. Lo succiono. Añado qi. Estrujo su culo. Ella gime.
Llevo una mano a su partes más íntimas. Acaricio la pequeña perla que se esconde en ellas. Lang se estremece. Un dedo la penetra. Mis dientes muerden su pecho con dulzura. Ella me golpea en el hombro, no muy fuerte. Luego lo agarra. Lo aprieta. Mientras gime.
Está mojada, así que la dejo caer. Hasta la altura adecuada. Para penetrarla. Ella me mira. Con deseo. Respirando pesadamente. Sus piernas rodean mi cintura. Bajo mis manos y sus nalgas con ellas. Me introduzco en ella. Gime. Me besa. Sus brazos me rodean y acarician mi espalda. El agua facilita nuestro equilibrio. El que la suba y la baje continuamente. El que la haga correrse. No me detengo, a pesar de que aprieta los dientes en mi lengua.
Separo los labios. Me gusta oírla gemir. Oírle decir mi nombre. Pedir piedad. Que pare. Sin querer que lo haga. Sin ofrecer resistencia. Nuestra conexión no es tan fuerte como con Liang, pero podría también llevarme a las dos a la Residencia. Pero mejor no buscarme problemas. Aunque estaría bien. Cuando nos corremos, se queda abrazada a mí.
–No te voy a dejar ir– me amenaza traviesa.
–Tengo que cortar leña– le recuerdo.
–¡NO!– hace pucheros.
Yo me río. Bei Liu se burla desde la orilla. Al cabo de un rato decido tomar medidas extremas. Me sumerjo en el agua. Ella no se lo espera. Así que me suelta de la sorpresa. Huyo de ella, riendo. Ella me persigue. Por desgracia, no está sola. Bei Liu me intercepta en la orilla. No tengo más remedio que follármela otra vez. Por mucho que suplique no paro de embestirla. De hacerla gemir. De estrujar sus pechos. De mordisquear sus lóbulos. Una vez está sin fuerzas, me giró hacia Bi Lang.
–Así que no querías dejarme ir…– la amenazo.
Ella da un paso atrás, como asustada. Aunque en realidad estamos jugando. No le doy mucha opción. Aunque es cierto que en su etapa tienen mucha más fuerza que yo. A no ser que exponga mi verdadero nivel.
La pongo boca abajo. Su cuerpo en la orilla. Sus pies en el agua. Sus brazos bajo su cabeza. Mis manos en su cintura. Su elástico trasero oscila una y otra vez. Cada vez que se la meto hasta el fondo. Su mojado pelo verdoso sobre su cuello y espalda. Insinuante. Fracasa en el intento de ahogar su voz. De negar que está disfrutando. Su amiga la mira mientras descansa. Se ríe de ella de vez en cuando.
Finalmente me corro. Dando embestidas más fuertes y espaciadas. Eyaculando dentro en cada una de ellas. Ella rígida y temblando al final de cada embestida. Casi sin aire. Me dejo caer sobre ella. Me quedo así un par de minutos, hasta que me levanto.
–En serio, tengo que empezar o no llegaré a tiempo– le digo mientras le beso la mejilla.
–Ves, ves– murmura ella, sin moverse.
¿Quizás me he excedido un poco? Bueno, no parece que les moleste. Al cabo de un rato se sumergen en el agua. Ríen mientras yo trabajo. No parece que hoy quieran ayudarme. Tampoco me extraña. La última vez les pedí que no lo hicieran.
Cuando voy a entregar la madera, se vienen conmigo. Charlando por el camino. Como si no fuera un esclavo. Solo nos separamos antes de entrar. Luego vuelvo solo. Aún tengo trabajo que hacer. Entre otro, follar con cuatro y violar a dos. Aunque esas dos están más que dispuestas. Aunque lo haga analmente. Aunque las azote.
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Cuando vuelvo al dormitorio-almacén, veo de lejos a un par de estudiantes un poco pálidos. Parece que al final se han recuperado. Fue poco el veneno que consumieron. Parece que lo consideran algún tipo de intoxicación accidental. Mejor. Así no he tenido problemas ni interrogatorios. Y aún tengo comida envenenada guardada.
No puedo ir a la habitación. Nos han reunido a todos fuera. Van a elegir a algunos para una expedición. Espero que no me toque. Ya fui una vez. Es cansado, aunque no excesivamente duro. Pero el riesgo de morir es real. De que te usen como escudo humano deshechable para despistar a las bestias. Y no sabes con qué estudiantes y maestros te puede tocar.
Liang está un poco más allá. Nos miramos un momento. Está con Ai y Shu. Supongo que han llegado juntas. Piden voluntarios, pero nadie se ofrece. Era de esperar. Ni siquiera sé para qué lo piden. Algún tipo de tradición, supongo.
Van eligiendo aquí y allá. De la etapa uno. De la dos. Sin ninguna. Creo que solo se preocupan de que estén sanos. Eligen al que está dos a mi derecha. Y pasan de mí. Suspiro aliviado. Hasta que eligen a Liang.
Maldigo. No quiero dejarla sola. No en lugar donde pueden dejar que se la coman las bestias para ganar tiempo. Así que me ofrezco. Se sorprenden un poco, pero no dicen nada. Liang me mira con una expresión que no sé descifrar. Mañana por la mañana saldremos
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–¡No tenías que hacerlo!– protesta cuando estamos en la habitación.
–No quería dejarte sola
–Pero…
No le dejo hablar. La beso. Es inútil discutir. Ya está hecho. Y no le puedo decir toda la verdad. Que de verdad puedo protegerla. Aunque sea a costa de exponer la realidad.
–No es justo…–se queja cuando dejo ir sus labios.
Hay lágrimas en sus ojos. Creo que se siente culpable. Pero también hay una sonrisa. No entiendo muy bien que significa. Y no sé si Shi o Song querrán explicármelo. Suelen reírse de mí en estos casos. Y las gemelas tampoco son de ayuda. Rui y Ning ni siquiera saben de qué hablo.
Tenemos sexo casi con desesperación. Es la última vez en muchos días. No podremos cuando estemos en la expedición. Estoy pensando en si puedo aprovechar para hacerla desaparecer sin sospechas durante el viaje. Llevarla con las otras. Tendré que discutirlo con ellas. No sé si se enfadarán conmigo por ser tan imprudente.
Me quedo mirándola un rato mientras duerme. Me siento enfadado y frustrado por la situación. Sé que nos hemos puestos en peligro. Me desahogo con Ning y Rui. Es curioso, a pesar de azotarla o de penetrarla con fuerza, Ning no llora tanto como cuando se lo cuento. Que puede que no tengamos sexo en un tiempo.
Rui tampoco está alegre. Pero lo acepta. La dejo a cargo de Ning. Es decir, que haga lo que quiera con ella. Puede violarla y azotarla cuanto quiera. Pero no puede hacerle daño permanente.
Luego llamo a las chicas. Para mi sorpresa, no están enfadadas. Y tampoco me aclaran nada sobre la actitud de Liang. Ni de lo que piensan de lo que he hecho. Hasta que Yu habla.
–Has sido muy valiente. Un poco imprudente, pero muy valiente– me asegura, acercándose a mí.
–Gracias.
De repente me besa. Creo que nos ha sorprendido a todos. Tardo unos segundos en reaccionar. En sujetarla de la cintura. De la espalda.
–Esta vez se ha adelantado– se queja Song
–La muy… – se oye a Yi, antes de escucharse el golpear de su mano contra el culo de su hermana.
–¡Yi!– se queja esta.
Pero Yi ya se ha alejado lo suficiente. Y Yu no está por perseguirla. Está ocupada besándome. Sentada sobre mí.
–Luego se lo hacemos pagar– le susurro.
Ella asiente con una enorme y traviesa sonrisa. Me quedo pasmado mirándola.
–¿Qué… qué pasa?– me pregunta en voz muy baja.
–Eh… Nada. Es solo que… Estabas preciosa.
Ella se pone roja. Oculta su rostro besándome. No sé si el resto nos han oído. Pero no dicen nada. Están discutiendo algo. Yu mete mi pene en su agujero. Se mueve, restregando su cuerpo en mí. Resulta excitante su calidez. El aroma de su cuerpo. El movimiento de sus caderas. El de su lengua. El de su vagina. En especial cuando me aprieta. Tras un orgasmo. Temblando.
Cuando acabamos, estamos los dos sudados. Apretados el uno contra el otro. Nos miramos. Ella se vuelve a avergonzar antes de apartarse.
–Deberíamos estar hablando de que vamos a hacer a partir de mañana– nos regaña Shi, aunque no parece enfadada.
–Podemos hacerlo después– interviene Song, acercándose a mí.
Shi se encoge de hombros. Se acerca y pega a Song jugando.
–Haced lo que queráis. Parece que estáis en celo– protesta.
–Serías más creíble si no estuvieras mojada– ríe Song.
Shi no responde. Así que supongo que es verdad. Alargo una mano para comprobarlo. Ella gime sorprendida. Y algo avergonzada. Esta mojada. Le sonrío. Ella aparta la mirada indignada. Luego me vuelve a mirar y me saca la lengua. Riendo. Seductora. Yi está detrás de ella. Vigilando a Yu. Que por ahora solo la mira amenazante.
Mientras, Song me está "levantando el ánimo". Cuando saca la cabeza de mi entrepierna, sonríe satisfecha. Se tumba boca arriba. Extiende sus brazos hacia mí.
No puedo hacer otra cosa que acudir a su llamada. Penetrándola y acostándome sobre ella. Sus grandes y suaves pechos aplastados por mi cuerpo. Sus piernas abiertas para mí. Nuestros labios siendo uno. Intento darle todo el placer posible. No sé cuándo tendremos otra oportunidad. Será difícil durante la expedición.
No me deja ir incluso después de acabar en ella. Ninguna se queja. Creo que todos estamos igual. Tardamos unos minutos en separarnos.
–¿Ya podemos hablar?– dice Shi.
En lugar de contestar, me acerco a ella.
–¡¡HAAAaaaaahh!!
Sigue mojada. La beso. Nos besamos casi un minuto antes de separar nuestros labios.
–Parece que no. Tendremos que esperar un poco más– se resigna, con una voz muy seductora
Lo hacemos arrodillados. Ella dándome la espalda. Nuestros cuerpos erguidos. Su cabeza girada hacia mí. Besándonos. Mis manos en sus pechos. Las suyas en mi pelo. Las otras tres nos miran. Nuestros cuerpos golpean el uno contra el otro. Su aroma abruma mi olfato. Es delicioso. La fricción contra las paredes de su vagina me da un extremo placer. Creo que están aprendiendo a controlarlas. A contraatacar. E incluso puede que sea más estrecha que antes. Quizás al mejorar su cultivación. Quizás lo hacen conscientemente. Sé que si les pregunto no me responderán.
Cuando su cuerpo se desploma, el mío lo hace encima. Respiramos profundamente. La abrazo. Ella rodea mis brazos con los suyos. Y así nos quedamos un rato.
–Supongo que aún queda Yi– dice Shi resignada cuando nos separamos.
De hecho, Yi se ha acercado. Me mira intensamente. Demasiado intensamente. Ha perdido de vista a su hermana. Yu se ha puesto detrás. Con una pierna hace que la de su hermana resbale. Consigue hacerla caer. La inmoviliza. De cuatro patas.
–Es su posición preferida, aunque no lo quiera decirlo– la delata su hermana.
–¡¡YU!!
Pero es demasiado tarde. Yo estoy detrás de ella. Acariciándola.
–¡Espera! ¡Kong! ¡¡¡HHAAAAaaaaaAH!!!
La penetro. Ya estaba mojada. Despotrica y amenaza a su hermana. Y a mí. Pero pronto se pierde entre gemidos. Y se olvida de los azotes de Yu. Al menos por ahora. Sé que se vengará. Y quizás también de mí. Con su cara contra el suelo, la penetro por detrás. Sus modestos pechos moviéndose seductoramente. Me inclino sobre ella. Le beso el cuello. Incluso se lo muerdo. Mis manos agarran a veces sus pechos. A veces acarician su culo. Otras sus muslos. De vez en cuando pasan por su clítoris. Por su estómago. Por su cabello. Por sus labios.
Cuando acabamos, su rostro no parece enfadado sino satisfecho. También me la quedo abrazando un rato. Nos separamos tras un largo y profundo beso. Y un "Me vengaré", entre risas.
Luego estamos un bueno rato hablando. Abrazándonos. Planeando posibles escenarios. Cómo hacer "desaparecer" a Liang sin levantar sospechas. O cómo evitar posibles problemas. Aunque sabemos que es imposible preverlo todo.
Nos despedimos con más besos y abrazos. Con muchos "Ten cuidado". Sé que están preocupadas. Y que seguirán planeando. Si tienen algo que decirme lo escribirán. Y lo dejarán en el lugar que hace tiempo acordamos. Puedo leerlo sin ni siquiera cogerlo. Aunque requiere concentración.
No dejo de practicar. No sé cuando me hará falta. Solo espero que todo vaya bien, sin mayores problemas. Para todos.