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—¡Nooo! ¡Mierda!... ¿¡Qué demonios es esto!?
Luchando con todas sus fuerzas, tratando de liberarse de las cadenas, Romani estaba horrorizado al descubrir que no importaba cuánto se esforzara, ¡las cadenas de energía carmesí construidas se mantenían inamovibles! Sin poder hacer nada, Romani cayó miserablemente al suelo, como un perro, arrastrado de vuelta a la mansión por las cadenas.
Los seguidores que guardaban el perímetro, al ver esto, se apresuraron en un intento por ayudar a su arzobispo. Sin embargo,
En el instante en que cargaron, fueron destrozados en pedazos por las cadenas oscilantes...
Con la resistencia y el apoyo de sus seguidores demostrándose inútiles, a Romani no le quedó más remedio que ser arrastrado de vuelta, gritando en su miseria...
—¿Por qué estás corriendo? —Viendo a Romani ser arrastrado de vuelta como un perro muerto, la chica de cabellos negros inclinó su cabeza y dijo con una sonrisa juguetona,
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