Una mocosa cuyo cabello es rojo como la sangre abre sus ojos dorados, encontrándose recostada en la tierra. Sentándose sobre esta para así ver a un hombre de aspecto joven al lado suyo, sus prendas consisten en una mascara que solo deja a vista sus ojos, una camisa cual solo cubre sus hombros y pantalón de colores oscuros.
Sus botas poseen algunos detalles dorados además del color negro como la noche, aunque posee algo de lodo en estas en señal de no importarle demasiado su aspecto. Su cabello azabache cual es corto agitado ligeramente por el viento nocturno, sus ojos enfocados en la menor cual se arrastra hacia atrás en muestra de su miedo.
—¿Tienes miedo? Haces bien en tenerlo, más por ahora estas a salvo aquí conmigo. Mi nombre es Katasuke Himori, un ninja errante, sin gloria ni lealtad camino a través de las tierras de la isla watatsumi, ¿y tu? —Los ojos negros de Katasuke parecen juzgar cada palabra que salga de sus labios, como si fuese una amenaza para él quien es fuerte para ella.
—Hm, s-soy... eh, n-no... no lo se, disculpe señor Katasuke, pero no se quien soy. Se lo ruego, n-no me mate —Su cola oscura de demonio comenzó a moverse en señal de suplica y miedo, el hombre mira fijamente a la chica con cierta curiosidad —Entonces eres una demonio, puedo deducir que estas alrededor de los 8 a 10 años de edad. En este mundo no sobrevivirás sin ser fuerte, te entrenaré porque me resultas interesante.
—C-claro, maestro Katasuke... ¿Co-cómo desea comenzar? —Este simplemente agita su cabeza de izquierda a derecha en negativa, en su lugar camina lejos de la fogata hacia una tienda de campaña ya armada. La joven le sigue curiosa, y al entrar ve como ambos pueden caber. Katasuke duerme de lado derecho siendo observado por esta —A partir de hoy dormiremos así, espero te acostumbres y toma el lado izquierdo.
Sin dudar la muchacha se acuesta con ambos de espaldas al otro —"Hm, nunca esperé tener a alguien más en mi vida, espero ser capaz de entrenarla bien y no perezca en esta nación azotada por las Kaniza." —Sus ojos comienzan a cerrarse, para así dormir en aquella noche cual conoció a su acompañante.
Los días pasarían rápidos como si de un parpadeo el tiempo se acelerase, él puede ver como esta aumentaba su tamaño al punto de llegar a su pecho. Su cuerpo es más fuerte debido a los entrenamientos dados por este, su ropa como actitud cambiarían siendo ahora una bestia cual viste prendas del mismo color de su maestro.
—Aun no entiendo algo, ¿Porqué optaste por no usar armas? —La voz de Katasuke capta la atención de la fémina, cual ahora parece estar en la adolescencia, y se encuentra golpeando árboles con las manos desnudas —No son mi estilo, y prefiero sentir mis nudillos golpeando los rostros de esas mujeres lobo. Por cierto maestro, ¿Cuál es la razón para dormir en tiendas separadas?
—Necesitas tu espacio, y ya te dije que las llames Kanizas es el termino para referirse a la raza de la reina oro. Como sea, todavía me parece raro que hayas elegido el nombre Kanya, ¿tiene algún significado además de ser raro? —El adulto mira a esta sentado sobre una roca, mientras esta continua su entrenamiento realizando flexiones de pecho. El sudor se desprende de su cuerpo cual a ojos de este supera al suyo que es más delgado debido a su genética.
—Solo me gusta, y maestro ¿Cuándo estaré lista para enfrentarle? —Se detiene para así levantarse rápidamente, con sus manos que descansan sobre sus caderas. Aquella mirada seria le hace temblar ligeramente pero lo oculta —Ya me has superado, creo que la única forma de retarte a ti misma es derrotando al lawarchurl electro que ronda por estos lares, pero si deseas enfrentarme de verdad no hay problema.
—Nah, yo ganaría, no has quitado tus ojos de mi escote desde la última vez que nos enfrentamos. Maestro pervertido —La seriedad se desvanece con un sonrisa de esta, el peli azabache se enoja un poco pero trata de mantenerse impasible —Tsk, solo soy un hombre joven de 24 años, y tu una súcubo por eso dormimos en tiendas separadas.
—Va, va iré a enfrentarlo, aunque si quiero enfrentarle a usted. Es la persona más fuerte que conozco después de la shogun claro, jaja —Con sus manos detrás de su cabeza esta camina con calma, en busca de aquel monstruo para combatir. Su maestro le sigue ocultándose en las sombras.
—"Me cuesta creer que ella es la hija biológica de Raiden Makoto, y del general de guerra Samoko Kinoe quien falleció hace muchos años en guerra. Y más que haya empatizado con ella, aunque no es sorprendente yo también perdí mi hogar..."
Un niño peli negro yace en el bosque corre perseguido por una mujer con orejas de lobo, y garras del mismo animal, sus ojos dorados brillantes reflejados por la luz de la luna cuyos brazos y piernas poseen un pelaje café oscuro. Este esperanzado llega a su aldea, pero solo encuentra llamas, ceniza y humo en esta.
—Jaja, no hay a donde ir mocoso, nadie te va a salvar. ¡Acepta tu destino! —Esta embiste hacia él cual tembloroso traga saliva, agarra una katana de la tierra húmeda cuya hoja esta ensangrentada para así bloquear el ataque de las garras, retrocede por cada bloqueo hecho con sus manos que sudan pero siguen agarradas a la empuñadura —G-gh, e-eres bueno, pero esto termina aquí.
Con un salto alto esta yace sobre los aires, su cola comienza a brillar en un dorado intenso mientras choca sus palmas —¡Técnica kani: Reflejo animal! —4 colas doradas de tamaño considerable aparecen detrás de ella, y se dirigen al muchacho a gran velocidad. Más estas son cortadas a la mitad antes de siquiera tocar al chico.
La atención de ambos se dirige hacia un caballero cual usa unos pantalones violeta, con un cinturón carmesí cuyas botas consisten en un purpura oscuro. Su abdomen como pecho tonificados en señal de estar en buena condición física, su melena rojiza ondea ligeramente gracias al viento nocturno, cuyos ojos dorados emiten un aura amenazante y seria sin parecerle importar el frío en si con su lanza carmesí a su lado. Detrás suyo un grupo de caballeros como otros pertenecientes a la aldea que todavía pueden luchar le siguen.
—¡Niño, vete a la capital, este no es sitio para débiles! —Sus palabras son como una sentencia, tanto así que parecen hacer temblar a la mujer lobo. Más esta sonríe —Jeje, e-enserio crees que estoy sola, ¡pues te equivocas!
Detrás suyo aparecen muchas de su estirpe, cuales poseen armas y parecen estar confiadas o totalmente locas como para siquiera pensar o hablar. El hombre peli rojo cual tiene su pecho desnudo da un paso adelante.
—Bestias que desafían la autoridad de nuestra señora, durante mucho tiempo estas tierras fueron suyas. Sin embargo, con la caída del rayo y mi lanza, ¡Yo, Samoko Kinoe general del shogunato de Inazuma os exterminaré! —Sus soldados siguen su paso agarrando con fuerza sus lanzas, y espadas embistiendo a la batalla con su general delante con gritos de guerra para aumentar su valentía. Las flechas llueven desde los cielos gracias a arqueros que apoyan al shogunato escondidos sobre las ramas de los árboles.
El infierno se desato aquella noche donde un niño corre dejando lo que alguna vez fue su hogar, recuerdo de por vida debido a la persona quien le permitió continuar caminando sobre las tierras del rayo. Un demonio que siguió la voluntad del rayo hasta el final, Samoko Kinoe.
—"Hm, le debo la vida a ese idiota por tanto, debo cuidar de su hija jaja... eh, espera, ¿a donde se fue?" —Con la mirada y el olfato este busca a la fémina, que tras unos minutos encuentra de pie a solo unos metros de aquella bestia de gran tamaño con mascara. Su aspecto tosco y monstruoso llena de miedo a cualquiera que se lo encuentra más Kanya se mantiene de pie con una sonrisa —¡Ayo, Lawarchurl estúpido, te voy a hacer puré!
Tan rápido como dijo esto le apuntan varios hilichurl con sus arcos, realizan varios disparos a esta cual se mueve veloz sin siquiera sudar una gota, magos del abismo arrojan proyectiles electro contra ella que salta alto en el aire.
—¡Yujuu, se ve todo desde aquí... Maestro estas aquí! —Él peli negro suda levemente mientras un mitalchurl se dirige hacia él, flexiona sus piernas ligeramente con una mano sobre la empuñadura y otra en el saco que guarda a esta. A unos solo centímetros del hacha cortar su cuello, este desenvaina como corta el abdomen de la bestia provocando que la hoja caiga sobre su hombro derecho —Tsk, ¡Kanya no reveles mi posición! Y, no me hizo puto caso.
Kanya ahora se encuentra golpeando sin descanso un escudo de los magos, su sonrisa loca aterra al mago que al perder su protección recibe un derechazo a su mascara dejándole en la tierra ya muerto bajo suyo un charco de sangre. Varias flechas son lanzadas hacia esta en un instante, perforando sus brazos y piernas más se mantiene de pie.
—Nada mal, pero se necesitará más que eso para matarme —Comienza a correr hacia el Lawarchurl mientras tira de las flechas en su cuerpo, para así arrojarlas contra los hilichurl cercanos cuales caen como moscas al ser impactados por estas. Al estar en su radio el monstruo golpea sus dos puños contra el suelo desatando un temblor a la vez que rompe la tierra, forzando a esta a saltar siendo flanco de varias flechas y un choque eléctrico arrojado por otro mago todavía de pie.
—¡Ah! T-tsk, e-eso n-no... mierda —La mano de la bestia la atrapa, y tira contra un árbol grande cerca de la zona. La espalda de la fémina golpea el troncó como cae con sus manos apoyadas sobre el césped, que se tiñe de rojo debido a la sangre que brota del cuerpo de esta cual se levanta poco a poco.
Katasuke entro al campo de batalla, pero al ver aquellos ojos dorados con un ceño fruncido sobre ellos comprendió que no debe intervenir. Con una fuerza de voluntad impresionante Kanya se pone de pie, sangre todavía brota de sus labios partidos más esto no le importa.
—Nunca me considere una prodigio, ni tampoco una bendecida debido a mi estirpe que nació de los restos de los caídos. Sin embargo, eh aquí yo me opongo al destino de perecer como una criatura despreciable —En eso ve como todos los monstruos bajan sus armas, el lawarchurl se hace a un lado para sorpresa de la súcubo cual solo mira con una ira y determinación latente en su corazón.
—Hm, una demonio eh, veamos de que estas hecha compañera del inframundo —Una mujer cual tiene las mismas características físicas que los hilichurls promedio se muestra ante la peli roja. A diferencia de los suyos, esta no tiene una mascara mostrando así su sonrisa, con sus ojos azabache fijos en la otra fémina, su cabello negro llega a su cintura, cuya piel es negra como los demás pero se notan algunos sellos sobre sus brazos y piernas. Solo su pecho y entrepierna cubierto por prendas marrón claro.
—E-entonces, t-tu eres la más fuerte entre ellos... vaya —Una sonrisa sincera ahora tiene Kanya que a pesar del dolor intenso, alza sus puños con ciertas heridas en su cuerpo regenerándose más se muestra algo cansada —La batalla puede esperar, deja que Katasuke se encargue de ti. Yo, trataré de arreglar el desastre que cometiste, y mi nombre es... Mei...
—¡En que cueva vives, Me gustas Mei! —El maestro de la súcubo rápidamente comienza a saltar en emoción, mientras en una libreta y con un bolígrafo en mano esta listo para escribir. Un suspiro es expulsado por la demonio cual en su deseo de una batalla saltaría cargando un puñetazo en dirección hacia la hilichurl. Cual en solo un instante se hace a un lado, el poder detrás de ese puñetazo fue tal que crea una onda de viento hacia el frente destruyendo algunos árboles, los ojos de la mujer se enfocan en los de la joven mientras agarra su brazo extendido impidiéndole moverse —Vivo cerca del lago, no necesitan saber más. Y tu mocosa, debes aprender cuando rendirte.
—¡A-ah! —Mei alza su rodilla golpeando el brazo de la muchacha con tal fuerza que rompe el hueso, esta es arrojada hacia su joven maestro cual le agarra rápidamente devuelve la mirada con el ceño fruncido. En respuesta la hilichurl le da la espalda —Llévala a un médico, hay una cerca que vive en una cabaña, se hace llamar Mery no es originaria de Teivat. Pero se que podrá ayudar, lo siento por tu aprendiz, y adiós Katasuke.
Mery una humana proveniente del extranjero, afirmo tener una amistad fuerte con Mei cuando les recibió a estos en su cabaña. Katasuke no tuvo contemplaciones al preguntar muchas cosas sobre "afuera" más esta fue amable con él, los días se hacían meses para la fémina cual solo mira desde la ventana la naturaleza.
—Maestro, ¿Cuánto tiempo más voy a tener que esperar? —Los ojos de esta se enfocaron en los suyos, entonces con la mano en el pecho este sonríe. Sentándose en el filo de la cama —Solo espera, eres una demonio tienes mucho tiempo de vida. Toma, encontré este libro, trata sobre tu padre... "La leyenda carmesí" Fue mi héroe, una de las razones que tengo para cuidarte. Y un adelanto, tanto Samoko, Makoto, y Ei son hermanos biológicos... Jeje.
—... Mierda, entonces soy producto de incesto. Bueno, que más da, solo debo aceptarlo y vivir con ello, veamos que tan bueno es —Ella agarra el libro, comenzando a hojearlo. Su expresión de desinterés cambia al esta mirar fijamente cada párrafo.
(La leyenda carmesí, dudo si ambientarla en otro libro o solo hacerla un volumen. ¿Qué dicen?)
—Hm, no se tomo tan mal la noticia eh. Por cierto, ¿Qué mueve a tu discípula, Katasuke? —La dama rubia, que ajusta sus lentes mientras le mira curiosa con sus ojos verdosos recibe una sonrisa de oreja a oreja de este. Quien parece haber dejado de verle los pechos, para mirar hacia la habitación donde reside Kanya —Hay varias, desea parar la guerra civil entre sangonimiya y la shogun, quiere derrotar a los más fuertes en busca de probarse a si misma, también el enfrentar a su tía... la más fuerte de estas tierras después de la caída de la leyenda carmesí, "La todopoderosa Shogun" Tiene muchas ambiciones, como su padre... una lastima que pereció para no ver a su hija crecer, pero...
—Pero gracias a él, la guerra contra las kaniza termino como su reina. El fue un héroe... espero sus descendientes no se pierdan —La fémina con la bata de laboratorio, sonríe ligeramente sin parecer molesta por la actitud algo pervertida del afeminado que tiene enfrente.
Con ello, una llama de fuego dormita en espera de alzarse con fuerza, una que o bien causará un incendio o se convertirá en la guía de muchos en medio de la oscuridad hacia el futuro incierto.
—Papa, ¿Porqué estas narrando sobre Kanya? Y-y la pelea... aunque no niego que es interesante —La muchacha ladea la cabeza hacia la izquierda, una ligera carcajada proviene del adulto cual solo le mira algo cansado —Ella es muy importante, de hecho... ella es tu abuela.
—¡¿Qué?! —Los ojos de Sara se abren como platos, mientras el albino se encoge de hombros —Obtendrás la respuesta más tarde, y luego de este libro te narraré sobre la leyenda carmesí.