—¿Quieres otro? Me encantaría que Zayne probara uno, pero no es amante de los dulces. Puedo comprárselo y comer lo que deje. ¿Puedo tener dos más? —preguntó Rosa al comerciante.
Estaban comenzando bien, menos por tener que hablar con Alejandro.
—Vas a necesitar agua, pero no sé dónde conseguirla —dijo Krystle, sintiéndose fuera de su elemento. En casa, ella sabía dónde conseguir todo lo que Rosa necesitaba rápidamente, pero tenía que aprender sobre su entorno.
—No necesito agua para beber, pero quizás la necesite para lavarme las manos. Está pegajoso —dijo Rosa, lamentando haber sostenido el dulce con ambas manos.
Krystle tomó el dulce del comerciante para que Rosa no tuviera que hacer su mano más pegajosa. —La dama necesita agua para sus manos —informó a los guardias.
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