Al día siguiente, Madeline se quedó junto a la puerta principal donde observó a Víctor marcharse de nuevo en su carruaje.
Durante el ajetreado tiempo de Víctor preparándose por si los planes de Zayne salían mal, tuvo que hablar con los guardias del pueblo quienes debían saber de dónde venía Rosa. Después de escuchar la historia de Rosa sobre cómo los guardias del pueblo no habían sido de ayuda, Madeline no quería que los guardias vieran a Rosa para decepcionarla una vez más, así que envió a Víctor a contar la historia de Rosa.
—La mansión está de repente tan ocupada. Debemos hacer algo para ayudar a las chicas a no preocuparse. ¿Qué sugieres? —preguntó Madeline a Emmett.
—La dama está interesada en los campos detrás de la mansión. Los portones de madera están puestos y el señor ha colocado guardias allí. Tal vez es tiempo de que le permitas aventurarse. Nos espera un buen día para un picnic —sugirió Emmett.
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