Un segundo pasó...
Cinco segundos pasaron...
Diez segundos pasaron...
Justo cuando Fleck estaba a punto de forzar su entrada con el enorme ramo de rosas.
—Bam...
La puerta se cerró despiadadamente sobre él.
Fleck soltó un grito de dolor.
¡Su nariz había sido golpeada por la puerta!
Al escuchar los miserables lamentos de Fleck fuera de la puerta, Yan Ling no sintió ninguna simpatía.
Tuvo la audacia de asustarla con un ramo de rosas en medio de la noche.
¡Fue una misericordia de su parte no haberlo matado!
—¿Quién está ahí?
Justo cuando Yan Ling se dio vuelta, una voz ronca de hombre sonó en su oído.
Yan Ling: ...
Ese maldito Fleck, no sabía con qué estaba fumando.
Llamar a su puerta en medio de la noche era una cosa, pero además trajo un gran ramo de rosas.
¿Qué podía decir?
Si decía que había un hombre persiguiéndola locamente afuera, parecería que tenía lazos profundos con él.
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