—Qué extraño, te noté enseguida incluso entre todas estas jóvenes desfilando frente a mí en sus bikinis comprometedores, Sra. Ashford.
Einar se detuvo frente a ella y le ofreció uno de los vasos que Amelie aceptó con entusiasmo. Luego le lanzó una mirada ofendida y pucheros.
—Si ese fue su intento de hacerme un cumplido, me temo que no lo logró entregarlo, Sr. Ingvarsson.
Einar se rió.
—Francamente, cuando supe que vendrías, esperaba verte en bikini también. Vives para decepcionar, Sra. Ashford.
Amelie frunció el ceño.
—Ahora solo estás siendo grosero.
El hombre escondió su sonrisa satisfecha detrás del vaso y con otro trago, finalmente preguntó.
—Entonces, ¿qué te trae a la piscina? Yo saltaría si tú lo hicieras.
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