—Su alteza —justo cuando estaba a punto de salir, escuché a alguien llamándome y me volteé.
—Monique Elena —ahí va mi buen humor por la ventana, esta señora no me dejaría ir sin chismear o burlarse de mi matrimonio.
—Oh, qué gran sorpresa verte aquí —ella fingía felicidad acercándose a mí y yo también sonreí.
—De hecho, fue una gran sorpresa verte aquí, Monique Elena —de hecho, shock es lo que es.
—Oh, ¿así es? Me pregunto por qué. Como sabes, a menudo voy de compras, ya sabes que a mi esposo le encanta gastar dinero en mí. Así que puedes verme aquí la mayoría de las veces —respondió riendo.
—Ves que lo había dicho, ya empezó con las burlas.
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