Ambos el Señor Quintus y el Señor Rayven llegaron al jardín como si hubieran estado justo detrás de los setos observando al rey. Ayudaron a llevarlo de vuelta a la habitación donde lo acostaron en su cama.
La noticia ya había llegado al rey Isaac, quien se acercó a ellos inmediatamente. Todavía no había descubierto su disfraz y ni siquiera la miró. Fue directamente al rey y se inclinó sobre él.
—¿Qué pasó? —preguntó.
El Señor Quintus asintió hacia Roxana y el rey Isaac se volvió hacia ella. Esto era malo. ¿Sería ella ahora sospechosa?
—No lo sé, Su Majestad. Simplemente se desplomó —dijo ella.
El rey Isaac volvió a mirar a los Señores. —Soy médico. ¿Puedo examinarlo?
—Por supuesto.
Le quitaron la ropa mojada y el rey Isaac realizó algunos exámenes. Ella recordaba que él era hábil en lo que hacía y no solo le enseñó medicina sino también física.
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