Inigualable

El estudio estaba en completo silencio.

Si Yehan estaba sentado en la silla antigua, ancha y sencilla y observaba al adolescente parado recto en medio del salón.

La cara de Liu Ying estaba llena de terquedad e insatisfacción como la de un lobezno salvaje e indomable. Solo había una manera de domar a una persona así, y eso era siendo más fuerte que él.

De lo contrario, nunca se sometería hasta su muerte.

Después de algún tiempo, Si Yehan finalmente habló:

—¿Tienes algo que decir sobre mi gusto en mujeres?

Los ojos de Liu Ying se abrieron de par en par en el momento en que escuchó esa pregunta, ¡¡¡por supuesto que sí!!!

—No me atrevería —murmuró él.

—¿No te atreverías? —La voz baja de Si Yehan traía una gran sensación de opresión.

El adolescente apretó los dientes. Después de aguantar durante tanto tiempo, no podía soportarlo más:

—¡De hecho, sí tengo una opinión! Maestro, no entiendo por qué elegirías a una mujer como Ye Wanwan.